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La tecnología para la educación se gradúa del salón de clase y llega a la sala de juntas

A juzgar por el número de aplicaciones de aprendizaje disponibles para las aulas en todo Estados Unidos, el mercado de la tecnología para la educación en escuelas de primaria y bachillerato está floreciendo.

Enero 30, 2016

Hay más de 3.900 aplicaciones de matemáticas y lectura, sistemas de gestión de aulas y otros servicios de software para las escuelas de Estados Unidos, según LearnTrials, un startup [emprendimiento] que ayuda a los distritos escolares a evaluar y gestionar estas herramientas.

Sin embargo, el dinero que está entrando a raudales a la tecnología para la educación cuenta una historia diferente. A pesar del alto volumen de novedosos productos dirigidos a las escuelas, las mayores inversiones se están destinando más que todo a los startup enfocados en la educación superior o el desarrollo de habilidades para el trabajo — negocios que atienden un mercado de universidades, compañías y consumidores dispuestos a gastar para promover el desarrollo profesional.

Según un nuevo informe de la firma de investigación CB Insights, la financiación con capital de riesgo y capital propio para los startup de tecnología para la educación se disparó de unos 1.870 millones en 2014 a 2.980 millones de dólares el año pasado. Los analistas de la industria atribuyen el grueso del aumento a 7 rondas de inversión de 100 millones de dólares o más, ninguna de las cuales estuvo dirigida a negocios enfocados en las escuelas públicas de los Estados Unidos.

Esta tendencia de financiación resalta las dificultades que afrontan las numerosas compañías nuevas que desarrollan aplicaciones para ser usadas en las escuelas. Muchos de estos startup tecnológicos han podido obtener financiación temprana, a menudo en cantidades relativamente pequeñas; un subconjunto de ellos, replicando técnicas establecidas por aplicaciones populares para el consumidor, ha crecido rápidamente regalando sus productos.

Pero los analistas de la industria dicen que este año es probable que los startup para escuelas que todavía no han encontrado la forma de hacer dinero tengan dificultades para recaudar financiación de fase media — lo cual podría llevar a una especie de depuración de la industria.

"Aún no hemos visto en el sector un modelo de negocios revelador”, dice Matthew Wong, analista de investigación de CB Insights. "Actualmente las compañías tienen presión por demostrar que pueden desarrollar modelos de ingresos expansibles”.

En comparación, las compañías enfocadas en la capacitación empresarial o las habilidades profesionales, por ejemplo, las que enseñan lenguajes de programación de computadores a adultos, afirman que les resulta más fácil generar ingresos haciendo mercadeo directo a empresas o consumidores. Por ejemplo, Lynda.com mercadea video tutorials tanto a empresas como a desarrolladores de software y otros profesionales. Recaudó 186 millones de dólares el año pasado y posteriormente fue adquirido por LinkedIn por 1.500 millones de dólares.

Muchas compañías grandes también pagan por servicios empresariales de educación que administran y monitorean programas internos tales como capacitación sobre el acoso sexual. Esto ha llevada a algunos startup a revaluar quiénes son sus audiencias.

"Una explicación muy sencilla es que en el sector empresarial hay dinero”, dice Josh Coates, ejecutivo principal de Instructure, una compañía de tecnología para la educación que ha ampliado su estrategia.

En 2011, Instructure empezó a mercadear a universidades y distritos escolares un sistema de gestión de aprendizaje llamado Canvas. El año pasado, la compañía amplió sus negocios hacia plataformas empresariales para capacitación de empleados. Coates espera que con el tiempo Instructure derivará muchos de sus ingresos de las empresas, que pagan tarifas más altas que las escuelas.

"Si pueden lograr una mejora del 2% en un empleado pagando 50 dólares por capacitación empresarial, lo harán en un santiamén. Una escuela no puede hacer ese tipo de cálculo. El retorno a la inversión no es evidente”.

Instructure salió a bolsa en noviembre y al cierre del mercado el viernes 15 de enero, tenía una capitalización de mercado de unos 490 millones de dólares.

Mientras que los inversionistas actualmente parecen reacios a invertir grandes sumas de dinero en empresas startup enfocadas en escuelas públicas, el uso de servicios de tecnología para la educación ha aumentado constantemente en los últimos años. Uno de los catalizadores ha sido el incremento de subsidios gubernamentales para que los distritos escolares instalen conexiones de Internet más rápidas. Algunos distritos también han aumentado sus gastos en tabletas, portátiles y computadores de escritorio para los estudiantes, fortaleciendo así la presencia de gigantes tecnológicos como Apple, Google y Microsoft en la educación.

A su vez, el incremento en la disponibilidad de dispositivos conectados ha allanado el camino para una nueva generación de aplicaciones, sitios web y servicios de software para el aprendizaje. Algunos han atraído grandes bases de usuarios ofreciendo un producto básico gratuito a los maestros y cobrando a las escuelas una licencia de sitio por el uso de un producto más avanzado.

"Estamos viendo compañías que en poco tiempo logran una escala muy significativa; es decir, la capacidad de tener cientos de miles o más de un millón de usuarios con muy poco capital y un gasto muy bajo en mercadeo”, dice Tory Patterson, cofundador de Owl Ventures, un fondo de capital de riesgo que invierte en empresas startup de tecnología para la educación.

Sin embargo, los startup de software que intentan vender sus productos a las escuelas afrontan desafíos particulares. El mercado [estadounidense] está dividido en unos 13.500 distritos escolares, cada uno con sus propios procesos de revisión de currículos y procesos de compra que pueden durar meses. Aunque las herramientas digitales tienen un gran potencial de hacer que la educación sea más asequible y eficiente, no es claro si la más reciente ola tecnológica mejorará significativamente y a largo plazo los resultados académicos y de aprendizaje de la mayoría de los estudiantes.

"Al hablar con inversionistas, dicen que les encantaría invertir únicamente en compañías que están marcando una diferencia mejorando la educación con resultados cuantificables”, dice Bart Epstein, ejecutivo principal de Jefferson Education Accelerator, una organización que le ayuda a los startup de tecnología para la educación a analizar la efectividad de sus productos. "Pero la investigación es complicada, costosa y arriesgada, y hoy en día no pesa mucho en las decisiones de compra de la mayoría de las escuelas”.

Algunos startup de tecnología para la educación están minimizando los riesgos incursionando más allá de las escuelas a las empresas, los profesionales e incluso los padres de familia.

"Si su foco es únicamente el mercado institucional de primaria y bachillerato, es limitado”, dice Jennifer Carolan, cofundadora de Reach Capital, un fondo de tecnología para la educación. "Los inversionistas están viendo en cuáles de los mercados adyacentes (educación internacional, corporativa o del consumidor) las compañías podrían entrar y crecer”.

Mencionó como ejemplo Kaymbu, un pequeño startup con una aplicación de mensajería para escuelas que a finales de 2014 recaudó 75.000 dólares de NewSchools Seed Fund, donde antes trabajaba Carolan. Aunque el envío de mensajes es gratis, Kaymbu cobra a los padres de familia por otros productos, tales como las colecciones de fotos de clase que el maestro de sus hijos envía durante el año escolar.

El startup que creó Pencil, otra aplicación de comunicaciones que alguna vez fue usada por varias docenas de escuelas, cerró sus operaciones el año pasado.

Otras han tenido más éxito, entre ellas Schoology, una plataforma de gestión del aprendizaje para escuelas que recaudó 32 millones de dólares en noviembre de 2015, y Knewton, una compañía de analítica que personaliza materiales educativos para estudiantes y recaudó unos 147 millones de dólares.

Debido a que muchos de los startup para escuelas son tan nuevos, Mitch Kapor, socio de Kapor Capital, un fondo de capital de riesgo que ha invertido en más de 30 startup de educación, pronostica que tomará de 7 a 10 años para que se aclare el mercado de tecnología para la educación en las escuelas.

"Creo que veremos algunos casos de éxito”, dice Kapor, creador del programa de software Lotus 1-2-3. "Pero también veremos muchas compañías que arrancan bien, tambalean, terminan siendo adquiridas o fracasan”.

Texto original publicado en The New York Times.

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Reportera de The New York Times
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Jesús Samuel Orozco Tróchez
Gran Maestro Premio Compartir 2005
Senté las bases firmes para construir una nueva escuela rural donde antes solo había tierra árida y conocimientos perdidos.