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Compasión

Los colegios deben ser plataformas que eduquen no solo académicamente sino que velen por la construcción de un ser humano integro.

Mayo 27, 2016

Hay temas que necesitan ser recordados para efectuarlos, la compasión es el tema de hoy. No es suficiente con escribirlo o comentarlo, es necesario, ahora más que nunca la acción.

En palabras de Sogyal Rimpoche la compasión es “la determinación sostenida y practica de hacer todo lo posible y necesario para contribuir a aliviar el sufrimiento”[1].  Este sentimiento es esencial en nuestra cotidianidad; identificarnos con el dolor ajeno nos permite conectarnos con algo más que nuestro ego, nos vincula con una responsabilidad conjunta, posibilita encontrarnos reflejados en el otro y entender que todos tenemos derecho a ser felices.

Independiente de nuestro bagaje cultural, creencias o educación, los seres humanos buscamos encontrar la felicidad en este plano terrenal. En una columna de Santiago Londoño Uribe, este mencionaba los resultados del “estudio sobre el desarrollo humano”, dicho análisis lleva desarrollándose más de 70 años y en conclusión ha registrado que aspectos le permite a un ser humano llevar una vida agradable, para mi grata sorpresa la conclusión en palabras de Londoño es que “Ni el nivel de ingresos ni la genética ni la formación educativa. El factor determinante en la construcción de una buena vida, es la capacidad de conectarnos con otras vidas que nos importan”[2].

 Me gustaría pensar que somos muchos los que sentimos la necesidad de ser compasivos y tal vez un gran grupo de humanos quiere hacer de este mundo un lugar mayor, pero son pocos los que llevan la palabra al hecho. No nos quedemos con lo dicho o escrito, ayudemos al otro, empecemos por contagiarnos y contagiar de amor y esperanza este planeta. Es solo cuestión de proponerse dar ese primer salto. De comprometerse, no dejar los anhelos en oraciones o meditaciones. Se trata de ayudar hoy.

La empatía nos conecta y descentraliza el pensamiento individual, fomenta el bien común y nos aligera el espíritu. Encontrarnos en los ojos del necesitado es una tarea a cultivar diariamente, en el ajetreo citadino es común que nuestros pensamientos vacilen en las listas pendientes del trabajo, del hogar o académicas, es por ellos que debemos concientizarnos y recordarnos el acto de la compasión cada día en cualquier instante.

Me gustaría pensar que somos muchos los que sentimos la necesidad de ser compasivos y tal vez un gran grupo de humanos quiere hacer de este mundo un lugar mayor, pero son pocos los que llevan la palabra al hecho.

No nos quedemos con lo dicho o escrito, ayudemos al otro, empecemos por contagiarnos y contagiar de amor y esperanza este planeta. Es solo cuestión de proponerse dar ese primer salto. De comprometerse, no dejar los anhelos en oraciones o meditaciones. Se trata de ayudar hoy.

[1] Sogyal Rimpoche. El libro tibetano de la vida y la muerte. Pg

[2] http://www.las2orillas.co/el-infierno-son-los-otros/

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