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Educar es Educar con Excelencia

Marzo 11, 2015

Confieso que me ha llamado la atención el anuncio del Presidente y la Ministra de Educación de establecer el  25 de marzo como el 'Día E', día de la excelencia educativa en el país, como un espacio para que las instituciones educativas puedan proyectar y trabajar en sus Proyectos Educativos Institucionales (PEI), definiendo, evaluando y consolidando acciones para alcanzar este cometido.

Uno de los componentes interesantes de estos espacios de socialización docente es la oportunidad de poder reflexionar sobre el ejercicio pedagógico, los proyectos de aula y la interdisciplinariedad de las diferentes áreas del saber desde las múltiples temáticas y actividades. Todo lo anterior, siendo bien aprovechado, se constituyen en acciones fundamentales para la excelencia educativa.

Es por esto importante que las instituciones educativas colombianas, desde su realidad y sus necesidades, tomen con seriedad este tipo de espacios, planificando una verdadera jornada pedagógica donde se orienten e incorporen apropiadamente los conceptos de calidad, de excelencia y de educación desde las diferentes asignaturas que hacen parte de su malla curricular, del quehacer diario de la escuela y de las verdaderas necesidades de sus comunidades educativas. Si todo lo mencionado se ejecuta según los objetivos del ‘Día E’,  es muy posible enriquecer e impactar positivamente en la visión y la misión institucional del colegio en cuestión, y por ende, en la excelencia académica.

Ahora bien, el Día de la Excelencia Educativa no pasa desapercibido y a más de uno le genera opiniones diversas.  Por ejemplo,inquietud un amigo dijo lo siguiente de las redes sociales cuando triné algo sobre el tema: “¿Acaso no debería ser todos los días? Esto es un eufemismo para luego mostrar ‘mejoras’.”

La respuesta me ha dado varias vueltas en la cabeza, porque la verdad es que los términos excelencia y calidad son palabras que adornan y que empalagan discursos académicos y que infortunadamente en nuestra actualidad, son simplemente eso: eufemismos. No podemos dejar de lado que nuestro sistema educativo está encerrado en un lugar estático, frío y sin posibilidades de creatividad, porque aunque nos ‘rasguemos las vestiduras’, nuestro sistema parece una condena que dura muchos años entre primarias, bachilleratos y universidades, perdiendo su atractivo y su poder provocador del aprender, así paguen por asistir, den refrigerio, hagan descuentos o den un día para revisar la excelencia (aunque en los cronogramas escolares estén agendados varios durante el año).

Así que esperamos que ese día de la excelencia se viva a diario y que la planeación institucional se transforme en una verdadera oportunidad para ‘encarrilar’ o reorientar los objetivos y metas de los equipos docentes con la idea de potencializar y motivar el uso de herramientas didácticas mucho más cercanas y atractivas para los estudiantes, lo que facilitaría la labor en el aula y la mejora en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

La excelencia comienza cuando la escuela logra concientizarse que su búsqueda no es una única opción y los que lo tienen como objeto de su misión deben salir de las estadísticas y las investigaciones en educación (casi todas dicen lo mismo)  y humanizar más el ejercicio, porque de otra manera va a ser muy difícil que en un futuro hablemos de un país competitivo y con ciudadanos capaces de asumir los retos que nos ofrece el día a día.

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