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Corporeidad, arte y escuela

La relación entre corporeidad, arte y escuela no es un tema central en el contexto de la educación. Al menos no en el sentido de haberse constituido como un área de saber disciplinar asumido con legitimidad y oficialidad por las instituciones escolares.

Marzo 6, 2017

El cuerpo, ‘se sabe’, es portador de saberes, huella y biografía, individualidad y sociabilidad.  Es el territorio donde se articulan estéticas, sentidos y significados de los otros y lo otro, y es por tanto expresión y comunicación de la subjetividad humana. Se lo juega  en lo público y lo privado, está en constante construcción-deconstrucción, aprendizaje, devenir y cambio. Es representación social y cultural, pues es moldeado y constituido social y culturalmente, lo que le otorga una dimensión simbólica, o mejor, metáfora de la experiencia individual de ser cuerpo.

La relación entre corporeidad, arte y escuela no es todavía un tema central en el contexto de la educación colombiana; al menos no en el sentido de haberse constituido como un área de saber disciplinar asumido con legitimidad y oficialidad por las instituciones escolares. Esto, por supuesto, no significa que un movimiento silencioso de iniciativas y actores educativos no estén desde hace ya un buen tiempo abriendo el camino de exploración e investigación de las posibles relaciones que pueden establecerse entre el cuerpo, los saberes disciplinares y el arte en contexto de escuela. Esto no es sorprendente, menos si se tiene en cuenta la importancia que actualmente tiene el tema de lo corporal en la escuela para la educación.

Esto es lo que parece estar sucediendo en nuestro contexto escolar, después de revisar y analizar un significativo número de proyectos de colegios del Distrito Capital, que respondieron a la convocatoria sobre Corporeidad y Arte en la Escuela, hecha por el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico, IDEP en septiembre de 2013. 25 iniciativas escolares inscritas dieron cuenta de lo que diversos actores educativos entienden por corporeidad, y su relación dinámica con el arte, es decir, con aquellas circunstancias, trayectorias, imaginarios y contextos pedagógicos.

Las experiencias presentadas abarcaron un rango de existencia estimado entre los seis meses y los cuatro años, además, recorrían una amplia gama de intereses, inquietudes, cuestionamientos y preguntas sobre el cuerpo. Dichas inquietudes investigativas se relacionaban con implicaciones de salud y rendimiento físico, dimensiones psicológicas en cuanto a desarrollo cognitivo o procesos de constitución de sujeto y componentes de orden social, político, cultural, comunicativo y de lenguaje en la construcción de corporeidades en la escuela.

Algunas prácticas de resistencia a la dicotomía mente-cuerpo y a la separación de las disciplinas que, en general, caracterizan las dinámicas de enseñanza-aprendizaje en la escuela, fueron los ejes de trabajo de un número significativo de experiencias postuladas. Los proyectos también cuestionan el énfasis intelectual que se ha privilegiado desde la educación para los procesos de enseñanza y aprendizaje de las áreas artísticas y la educación física; dejando de lado la gran influencia que tienen en éstas aspectos como el vivencial. De hecho, la mayoría de las experiencias apostaban a que es el cuerpo el que sabe, el que aprende, el que integra y el que produce y aplica el conocimiento.

Los intereses y preguntas presentados exploran el papel de los saberes en las disciplinas, el rol del conocimiento en el currículo y el sentido de las prácticas pedagógicas en relación con el cuerpo individual y social, dentro y fuera del ambiente educativo. Un cuerpo para nada abstracto, teorizado o supuesto, sino un cuerpo material y simbólico. Cuerpo que es objeto de acciones pedagógicas institucionales, y que inquieta sobremanera las subjetividades de los actores educativos que de múltiples formas participan en la configuración de la corporeidad de los estudiantes y en ese corpus social, cultural y político que llamamos escuela.

La escuela es el lugar donde se disciplina el cuerpo y se construye corporeidad, en tanto que ésta teje y articula una trama compleja en relación con el cuerpo. La noción de cuerpo circula en prácticamente todos los ámbitos de la vida escolar. Se la percibe tomando forma en las experiencias de vida del devenir cotidiano, y también en forma alegórica en el plano simbólico del lenguaje. Se habla de un cuerpo de disciplinas, un cuerpo de saberes, un cuerpo de prácticas que más allá de una noción de agrupamiento, devela también aquello que les otorga organicidad y funcionalidad: su determinación histórica, ideológica y política. El imaginario corporal institucional (deber ser) y la imagen corporal personal (de deseo) de los individuos. El cuerpo que se valora (social) y el que se anhela (particular), ideal del yo.

La escuela desde luego marca la vida, los cuerpos y las historias de los sujetos. Inscribe gestos, disciplinas, conductas e improntas en quienes la viven y transitan por ella. Está profundamente vinculada a discursos, ordenamientos, prácticas, transacciones y rituales que constituyen y moldean las identidades y los imaginarios corporales de sus habitantes. Se involucra cotidianamente en las dimensiones biológica, cultural, social, política, estética y psicológica que se juega en los procesos de constitución de sujeto. Entra en diálogo, contradicción y tensión con las prácticas significantes, simbólicas e identitarias de los y las que la habitan. En suma, está estrechamente ligada a la vivencia y a la construcción de la corporeidad humana.

Resulta entonces interesante mirar al cuerpo social escolar que se configura como consecuencia de los cuerpos y las corporeidades que la habitan.

¿Cuáles son los saberes sobre cuerpo que circulan en el contexto  escolar? ¿Cómo los saberes del currículum y las prácticas pedagógicas asumen la corporeidad? ¿En qué medida lo estético y las disciplinas artísticas asumen el cuerpo en la escuela? ¿Cómo está la escuela, si lo está, explorando e investigando estos temas y tensiones?

Los nuevos contextos sociales, culturales y económicos en los que se mueve la escuela hoy, hace que escuela. Sobre todo en la perspectiva investigativa de mirar las maneras en que, en la actualidad, la escuela y sus agentes se articulan, se posicionan y se relacionan con dichos saberes.

Este estudio también indagó el cómo y en función de qué se conectan en la cotidianidad escolar el saber disciplinar, el saber de sus prácticas pedagógicas y el saber de sus actores, alrededor de aquello que nos da existencia material y social; ser cuerpo.

En este sentido hablan las experiencias en éste número de Aula Urbana, evidenciando las complejas y ricas relaciones que entre arte y cuerpo pueden establecerse. Lo novedoso en los escritos, entre otras cosas, es el horizonte referencial desde el cual se mira o se comenta dicha relación; ejemplo de ello se da cuando no simplemente se habla de arte y cuerpo, sino de corporalidad y corporeidad. Así entonces, en un contexto más amplio y complejo, los artículos exploran el vínculo entre lo artístico y ésta dimensión que ya no es sólo cuerpo, sino además subjetividad, relacionalidad, identidad y corporeidad.

Texto original, tomado de: Aula Urbana

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Alianza Idep - Compartir
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Jesús Samuel Orozco Tróchez
Gran Maestro Premio Compartir 2005
Senté las bases firmes para construir una nueva escuela rural donde antes solo había tierra árida y conocimientos perdidos.