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El pecado de un youtuber: Chupa el perro

Los fans de  un youtuber llevaron a colapsar la Feria del Libro de Bogotá 2016. He aquí las reflexiones de un docente.

Abril 29, 2016

Ya se han mencionado muchas cosas sobre la Feria del Libro de Bogotá  y los eventos del 23 de abril de 2016: niñas, niños, jovencitas y jovencitos que en largas filas obstaculizaban el paso de quienes deseábamos enterarnos de las costosas novedades editoriales.

Estos pueriles fans llegaron muy temprano y según me contó uno de los vendedores de libros manga, habían entrado corriendo y gritando frenéticamente a las 9:00 a.m. al abrir las puertas de la Feria para conseguir los primeros puestos de la fila y así lograr la firma del libro chupa el perro, primer escrito del youtuber Germán Garmendia.

“¡Otra vez un youtuber en la Feria del Libro!”, me dijo un colega quien, además, me aseguró, en tono indignado, que era el colmo que ante ese fenómeno mediático la Nobel de literatura había cancelado la firma de libros.

En lo personal, no creo que la presencia del youtuber hubiese sido la razón, pero lo cierto es que Svetlana Alexiévich, por motivos personales, canceló. Días después, en chismes de pasillo, algunos profesores amigos ya aseguraban que efectivamente el novel escritor proveniente de la cultura del espectáculo había desplazado a la nobel literaria; esto ya es un mito urbano del que no sabremos nunca la verdad o falsedad.

No han sido pocas las voces que han aparecido frente a lo sucedido, hay quienes ven en esto una usurpación de la cultura; otros aseguran que es una señal evidente del impacto de los medios y otros tantos testifican que es el cumplimiento de las profecías sobre la transformación comunicativa de la sociedad, su vacuidad crítica y el fracaso del sistema educativo mundial.

Su gran pecado fue escribir un libro y usurpar el campo colonizado por la imprenta, de forma tal que sus seguidores ya no eran virtuales sino que se materializaron y se podían ver por doquier leyendo un libro, en la fila de una feria del libro..…si, estaban leyendo un libro que tenía por título chupa el perro.

Por mi parte, no he podido conseguir el libro pues está agotado (asunto que debo hacer para poder juzgar mejor), pero sí he visto en compañía de mi hija de 10 años (mi alfabetizadora digital) desde hace un buen tiempo los videos de este personaje (quien tiene algo más de 27 millones de seguidores) y, la verdad, me parecen muy graciosos, especialmente porque se acercan a temas cotidianos con la velocidad, tono, estética, ritmo e irreverencia de los youtubers. Desde luego que algunos de esos videos no me parecen aptos para niños, pero eso es lo que circula en la red.

Ahora bien, lo que he relatado me pone a pensar como docente, al menos, en las siguientes preguntas: ¿Qué tipo de conocimiento circula en la red? ¿Por qué ese conocimiento enfurece tanto a algunos? ¿Cuál es la razón por la que el saber, que se dice, culto, erudito, especializado, no impacta de la misma manera? ¿En qué medida la producción mediática llega a tantas personas, especialmente a niños y jóvenes? ¿Estudiamos el fenómeno rigurosamente sin fanatismos y abiertos a otras formas comunicativas? ¿Qué significa el fenómeno youtuber para la educación y la pedagogía? ¿Se puede hacer (de más que ya existen experiencias) de las prácticas de los youtubers una oportunidad de enseñanza y aprendizaje, para resignificar las prácticas de los profesores? ¿Qué significa leer hoy? ¿Cómo se subjetiva un nuevo tipo de ser humano a través de estos fenómenos y cuál es la respuesta de los pedagogos? ¿Cuál es el alcance de estos fenómenos en la formación ética de nuestros niños? ¿Cómo leer críticamente estos fenómenos? A estos interrogantes no tengo respuestas, pero sí me permiten abrir un horizonte de indagación para pensar mis prácticas como profesor y me vinculan con el reto intelectual de investigar críticamente sobre las temáticas.

Volviendo nuevamente a lo acontecido, revisé un poco en la red y encontré que Garmendia, de quien algunos dirían que es parte de los millennials, en entrevista con el periódico El Colombiano aseguró que: “Este libro tiene varias cosillas que me habría gustado escuchar cuando tenía 15 o 16 años. Decirles que hagan lo que más les guste, pero que también entiendan que eso significa trabajar duro, levantarse temprano y luchar un montón”, y, además, abiertamente afirmó: “Fue una experiencia nueva escribir, porque yo me emociono con todo pero pronto cambio de tema, me distraigo, me voy a hacer otras cosas. Mi mayor reto fue estar tanto tiempo sentado y concentrado. Algunos capítulos me salían rapidísimo y otros me tomaban eternidades”.

Estas afirmaciones, especialmente la última, me llevan a ratificar algo que he pensado desde que vi la fila interminable para conseguir un autógrafo de Germán Garmendia el 23 de abril, día del idioma, en la Feria del Libro de Bogotá 2016: su gran pecado fue escribir un libro y usurpar el campo colonizado por la imprenta, de forma tal que sus seguidores ya no eran virtuales sino que se materializaron y se podían ver por doquier leyendo un libro, en la fila de una feria del libro..…sí, estaban leyendo un libro que tenía por título chupa el perro.

Por mi parte, leeré el libro, seguiré viendo sus videos (y los de otros youtubers) acompañando a mi hija, pues no todo lo que aparece en Internet beneficia su formación, e intentaré explorar rutas críticas de investigación para comprender qué es lo que sucede con el fenómeno youtuber, que enseña muchas cosas útiles para la vida y otras tantas que son inútiles, pero que igual permiten seguir viviendo.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Melva Inés Aristizabal Botero
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Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.