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La participación y la formación de maestros

Una reflexión planteada al artículo ‘Los deseos y frustraciones escolares en la participación ciudadana’ publicado en coautoría con Xosé Manuel Souto y Alba Jiménez.

 

Agosto 22, 2016

Entendemos que la jerga burocrática y las modas educacionales, como en el caso de las competencias, no nos deben impedir valorar los principios básicos del propósito docente, que no es otro que aquel que nos indica que el papel esencial de la educación reside en la transformación de una persona en ciudadano/a.

Aunque podemos afirmar que la educación ciudadana está presente en la formación inicial del docente, así como en los currículos del estudiantado y que el desarrollo de las competencias ciudadanas guardan relación con la participación cívica, se hace necesario que desde los documentos que sustentan los programas de formación de maestros, se introduzcan concepciones más complejas de lo que significa la participación, la democracia y la ciudadanía, con el objetivo que esta visión más compleja, más elaborada, sea la que los licenciados evidencien en sus discursos e implementen en sus prácticas pedagógicas.

Se hace preciso que la formación para la ciudadanía corresponda a las necesidades de la escuela y las comunidades, y no se reduzca a la retórica de moda, sin ningún impacto real en los procesos de enseñanza aprendizaje de las futuras generaciones de ciudadanos. Disponemos de evidencias de la preocupación existente en la aparición de diversas alusiones a la importancia de que los nuevos maestros se formen en contextos ampliamente participativos, para que posteriormente los fomenten en la vida laboral, en los documentos de la universidades, sin embargo la categorización por grados de estas alusiones, nos deja patente la necesidad de ir más allá, de reformular y mejorar esa orientación para favorecer participación y educación ciudadana.

En el caso latinoamericano llama la atención que en currículos en los que se tienen perfiles orientados a la formación de licenciados y donde se subraya que la formación del licenciado debe incidir en los integrantes de la comunidad educativa, formando pedagogos integrales, investigadores de su realidad social y educativa, no se incorpore con fuerza y de manera explícita la formación para la ciudadanía, sobre todo en un contexto como el colombiano, donde la cotidianidad de una gran cantidad de la población está influenciada con alguna de las expresiones de violencia que vive el país desde hace ya varias décadas.

Respecto al caso español, sí se integra la educación para la ciudadanía en la formación inicial y los currículos. Aunque consideramos que se debería profundizar en dicha formación, también entendemos que para hacer frente a las realidades sociales del mundo que nos envuelve es conveniente una asignatura que pueda abarcar la amplitud de necesidades y contenidos que la educación cívica y participación ciudadana conllevan en la sociedad española en particular a día de hoy, y mundial en general.

Una reflexión sobre la concepción que se tiene de la educación ciudadana en los documentos para la formación de futuros maestros, llevaría a reorientar lo que se ha venido haciendo. Nos llevaría a hacer énfasis en las prácticas pedagógicas; es decir, en las estrategias metodológicas y los recursos didácticos que los maestros deben llevar a las aulas de clase.

Lo anterior requiere un mejor ejercicio de la labor de los docentes universitarios, especialmente exige su cercanía a las escuelas, institutos y jardines infantiles donde los estudiantes hacen sus prácticas educativas, esto con el objetivo que la educación que imparten no esté descontextualizada socialmente, y sea la pertinente y la necesaria. De lo contrario se corre el peligro que una cosa sea lo que el futuro maestro aprende en la universidad y otra muy distinta sea la realidad que se encuentra en la escuela, una vez se enfrenta al ejercicio docente.

El texto hace parte de la reflexión planteada en el artículo “Los deseos y frustraciones escolares en la participación ciudadana” publicado en coautoría con Xosé Manuel Souto y Alba Jiménez, producto de la estancia en la Facultad de Magisterio de la Universidad de Valencia. Dicho artículo fue publicado por la Revista Uni-pluri/versidad, de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia.

 

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Martial Heriberto Rosado Acosta
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Sembré una semilla en la tierra de cada estudiante para que florecieran los frutos del trabajo campesino en el campo que los vio nacer