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Simplemente déjenos ser

El punto de vista de una periodista y madre sobre las marchas y los debates alrededor de las cartillas del Ministerio de Educación.

Agosto 12, 2016

Desde que el ser humano existe ha tenido comportamientos clarísimos de maldad, falta de amor, corrupción, engaño, cientos de tendencias, entre otros. Claro, ahora son más visibles por la tecnología y la cantidad de canales de comunicación que se tienen en la actualidad: medios tradicionales, redes sociales, una infinidad de chats, etcétera.

Me parece que la ansiedad de los dirigentes políticos a la hora de dar a conocer alguna acción de gestión, la somete a vacíos y no permite que llegue nítida la idea para bien de todos, por eso se interpreta y se ejecuta de manera errada.

Deben tener en cuenta que en esta sociedad, especialmente por ser latinoamericana, somos mojigatos, pues lanzamos la piedra y escondemos la mano. Estas actitudes hacen aún más complejo el proponer y someter una sociedad a cambios.

En realidad nacemos niñas o niños, eso es género. Claro, hay excepciones como los hermafroditas que hacen parte de la diversidad de la naturaleza humana. Perfectos no somos, ¿quién dijo? O, ¿acaso lo son los moralistas? Entonces, ¿cuál es el afán tan pesado de querer saber lo que quiere ser un niño a los 5 años? ¿Qué tendencia sexual tiene? ¿Cómo se va a mantener? ¿Qué es lo qué piensa? Por Dios, dejémoslos ser eso: NIÑOS. Suficiente tienen con el poder de la tecnología en sus manos.

El que un ser humano sea heterosexual u homosexual no significa que sea alguien para repudiar. Yo repudio a un asesino, a un corrupto, a un chismoso, porque hacen daño a otros (ya sabemos que científicamente se puede nacer con condiciones de asesino o violador por varios factores genéticos y de entorno familiar). Pero tener una tendencia diferente a la de su género, eso siempre ha existido y se debe respetar por diferente que sea, eso sí, sin que le haga daño a nadie. Esa es la clave.

Es increíble oír a otros políticos (que no son padres y no saben lo que serán sus hijos) decir que le pide a Dios que sus hijos sean normales. ¿En que estamos? ¿Qué es ser normal? El ser diferentes no nos hace anormales. Entonces, ¿los negros, los minusválidos, los gordos, los ateos, los bajitos... no serían más que “anormales”, no son seres humanos “diferentes” como lo son los blancos, los flacos, los que tienen cáncer o los que les da gripa? O entonces, como escribió una columnista en un periódico, ahora ellos ¿deben sentarse en  un lugar especial y aparte por ser lo que son? Si lo interesante de crecer y madurar para elegir lo que somos es precisamente el que podamos convivir con todo lo que en este mundo existe.

Los principios y los valores los aprendemos en la casa. Es ahí donde formamos sociedad, es ahí donde construimos un futuro, cualquiera que sea. La falta de amor y el abandono en este mundo tan consumista de ideologías baratas y pertenencias nos ha llevado a una faceta inmoral y vergonzosa.

¿Tolerancia? ¿Igualdad? ¿Respeto? ¿Dónde quedan esas acciones cuando una mujer muestra una pancarta en una marcha insultado a otro ser humano de una manera absurda en donde efectivamente muestra todo lo contrario: intolerancia, desigualdad e irrespeto? ¿Sus hijos qué pensarán de esos valores negativos reflejados en esa pancarta?

Para debatir o discutir alguna posición o pensamiento, se debe tener toda la cordura y decencia y sobre todo respeto. Nadie sabe los zapatos que usa el otro, nadie sabe lo que hay en el corazón y en la mente de los demás para llegar a insultar, ofender y degradar de esa manera.

Cada uno tiene su Dios, sus energías, sus creencias, sus convicciones, estamos en un mundo tan diverso, que la misma naturaleza nos enseña a sobrevivir. Entonces, ¿porqué pretender obligar a pensar a ser de una u otra manera? Siempre aplico el dicho “cada cosa tiene su momento”. Dejemos el afán de sobrepasar al otro, de querer ser más que el otro, de querer tener más que el otro, de verdad son desgastantes esos quereres, no nos dejan ser felices.

Dejemos que nuestros niños y niñas sean eso y cuando grandes, “en su momento”, decidan lo que quieren ser, cómo quieren ser, con quién y en dónde quieren estar. El resultado puede depender de usted como padre de familia y en una parte importante de las Instituciones Educativas que deben ser neutrales en su formación académica.

Dediquemos nuestros ánimos en casa para enseñar Paz, a ser cordiales, respetuosos, a no ser envidiosos y a no engañar. A no decir mentiras y a leer buena literatura, a ver buen cine, disfrutar de los parques. Dediquémonos a ser felices. A fin de cuentas, esas acciones generan un mundo mejor.

Familiares y amigos con otras tendencias los tengo. Los respeto y los quiero. Escuchemos, analicemos, leamos para poder marchar o protestar. Pero no lancemos juicios a priori para lastimar a otros.

Simplemente “déjenos ser”.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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