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La Paz: La clave está en el reconocimiento

Si deseamos la paz debemos trabajar intensamente en reconocer a los niños y jóvenes que formaron parte de los grupos al margen de la ley.

Septiembre 30, 2016

Sin conocerse los resultados del plebiscito del próximo 2 de octubre en Colombia, el acuerdo firmado el pasado 26 de septiembre de 2016 en Cartagena de Indias representa un avance sin antecedentes en Colombia hacia la reconciliación.

Cuatro años de intensas negociaciones enre los equipos del gobierno nacional y de las Farc han culminado en un acuerdo que pone de fin a más de cinco décadas de confrontación. Más de ocho millones de víctimas, incluyendo 220 mil muertos, principalmente población civil, 25 mil desaparecidos, más de seis millones de desplazados, miles de niños y jóvenes reclutados por los grupos armados,  representan un doloroso saldo para una nación joven como Colombia.

Aún antes de firmado el acuerdo los resultados positivos están a la vista. Según el CERAC, las cifras de homicidios asociadas al conflcito armado en los útlimos doce meses han sido las menores en décadas.

Para que se puedan poner en marcha los acuerdos pactados, hace falta que el plebiscito del 2 de octubre de 2016 dé un resplado claro al Sí.

A partir del 3 de octubre comienza una cadena de retos descomunales para la sociedad colombiana. Algunos de los mayores desafíos se relacionan con la superación de las lesiones morales que han padecido millones de colombianos. La violencia física, manifestada en homicidios, violaciones, heridas y otros maltratos, es sólo una dimensión de las posibles agresiones.

Millones de colombianos han padecido otros tipos de agresión: la desposesión de derechos, la exclusión social; la indignidad, la calumnia, la injuria. Tipos de violencia que, al lado de la física, causan lesiones morales a las víctimas.

Un subconjunto de compatriotas a quienes la sociedad debe incorporar en los sistemas educativo y laboral es de los miles de niños y jóvenes que, reclutados por los grupos armados, entran en condiciones de desventaja frente sus pares. Son víctimas del conflicto y la sociedad debe proveer los contextos para que no reciban lesiones morales a partir del señalamiento: “guerrillos”, personas diferentes, acreedoras de la desconfianza social,  que deben aislarse y que no merecen una segunda oportunidad ni en la escuela ni en el mercado del trabajo.

La base de de la reincorporación a la sociedad está en el reconocimiento. De acuerdo con el grupo de investigación “Educación para el conocimiento social y político” *, el reconocimiento está en la base de la reconciliación y es una responsabilidad de todos. Asume tres formas: la dedicación emocional, la atención cognitiva y la valoración social.

¿Estamos los colombianos preparados para ofrecer el reconocimiento en todas sus dimensiones? La respuesta probable es que no lo estamos. Y que, por tanto, debemos trabajar intensamente y pronto, alrededor de tres principios que deben marcar la ruta en adelante: dignificación y reconocimiento, empoderamiento y acción sin daño.

* Investigadora principal Luz Marina Lara Salcedo, U. Javeriana, 2016. El estudio: Población desmovilizada y desvinculada en el contexto escolar. Rutas y protocolos.

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