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La incertidumbre de la certeza y las posibilidades de lo incierto

Aprender a derivar pero en estado de alerta.

Septiembre 9, 2016

Este mes, desde Entre Las Artes, hacen extensiva una invitación a los docentes de artes para revitalizar y ampliar el panorama de su práctica pedagógica recordando, apropiando y cuestionando concepto de creación, arte y educación.

Esta es una Conferencia dictada en octubre de 1991, en Bogotá, en el marco del Primer Congreso Internacional de Creatividad, por Manfred Max-Neef, economista chileno, creador de los principios de Economía Descalza y de la Teoría del Desarrollo a Escala Humana. Premio Nobel Alternativo en Economía de 1983.

“El título de mis reflexiones aparentemente le ha causado sorpresa a más de alguno y quisiera comenzar por decir que es simplemente producto no de un invento común y corriente, sino que es producto de la conclusión a que he llegado después de 57 años de existencia. Yo creo, que si hay alguna cosa en la cual existe una tendencia al consenso es que en general en el mundo en que estamos viviendo hay muchas cosas que se están deteriorando; nuestras ciudades son cada vez más feas, más sucias, más agresivas; con más tensión; con más estrés; más criminalidad. Nuestra naturaleza está cada día más deteriorada y agredida, crecen los desiertos, se destruyen selvas extraordinarias e importantes para la supervivencia de tantas especies en este planeta, miles de personas, cientos de miles de personas mueren en presuntos desastres naturales que por cierto no son de origen humano y en su última manifestación solamente son una expresión de la naturaleza; cientos de miles de personas mueren de hambre y se transforma solamente en una información estadística, porque seguimos durmiendo y seguimos viviendo nuestra propia cotidianidad.

Yo creo, que no hay duda que en un macro sentido de las cosas están realmente empeorando, es decir, estamos viviendo una especie de mega crisis que es muy difícil poder descubrir, pero todos sabemos que está ahí y todos sabemos que puede haber muchas interpretaciones, pero también sentimos que cualesquiera que sean esas interpretaciones ninguna de ellas es completa y suficiente. Al constatar este hecho, un mundo que empeora en tantos aspectos y crea tantas ansiedades y angustias, uno inevitablemente tiene que enfrentarse a una pregunta: ¿Y por qué hemos logrado crear este tipo de mundo?, ¿Qué es lo que sucede con nosotros ya que después de tantos miles de años de evolución llegamos a este mundo en una crisis tan descomunal como la presente?, ¿A qué se debe?, ¿Qué es lo que hemos hecho para que sea esta la situación que impera?, ¿Cuál ha sido nuestra contribución a la evolución y al mundo responsable si es que hay uno que se puede identificar de esta situación? Evidentemente, es un problema que a mí personalmente me ha preocupado por mucho tiempo y tanto desde mi sitial de economista y de científico como desde mi sitial de músico o sea de persona comprometida con la creación en el mundo del arte y después de mucho pensar y de desarrollar hipótesis alternativas y una de las cuales me satisfizo plenamente, me voy a compartir con ustedes mi última hipótesis a que he llegado, que es producto de las mejores ideas que durante el año ocurren durante el mes de febrero, cuando yo me escondo sin poder ser alcanzado por nada, ni por nadie en una casa que tengo en un lago muy al sur de Chile en el medio de un bosque nativo, sin teléfono, sin fax, sin diario, sin nada, ni siquiera camino para llegar a mi casa porque sólo se puede llegar navegando en una lancha.

Ahí en ese mundo que tanto me ayuda a encontrarme a mí mismo y a encontrarme con los míos y con el mundo es donde suelo tener algunas ideas que me dan trabajo por lo menos los 11 meses restantes. La última idea que estuve reflexionando en torno a este problema, es que pareciera que nosotros hemos logrado construir un mundo tan crítico como el que vivimos en este momento porque somos seres inteligentes. Esto claro puede ser un golpe al plexo para todos ustedes porque nosotros siempre hemos estado orgullosos de ser seres inteligentes y claro hay mucho motivo de orgullo, pero veamos qué significa o qué implica el ser inteligente y a lo mejor vamos a descubrir algunas paradojas que nos van a iluminar un poco. Todo ser inteligente, por el hecho de serlo si se enfrenta a un problema en su entorno, su impulso natural no es el de adaptarse a su entorno, sino corregir ese entorno para que se adapte a él o ella, a sus necesidades, es decir, somos seres inteligentes con capacidad de manipulación física y esa capacidad de manipulación física se debe fundamentalmente a nuestra mano y en particular al dedo pulgar, la posición de este dedo es determinante para poder manipular. La combinación de inteligencia con la capacidad de manipulación nos impulsa a la manipulación y nuestra manipulación consiste fundamentalmente en adaptar nuestro entorno a lo que nosotros consideramos que son nuestros deseos o nuestras necesidades.

Ahora toda acción como es el hecho de corregir el entorno, toda acción por definición, es acción local y no existe nada que se pueda llamar acción colectiva, toda acción por definición es local y al ejecutar yo una acción por el hecho de ser local mi percepción es local y yo sólo percibo aquello sobre lo cual estoy directamente actuando, es decir, a lo que estoy apuntando es que en el momento en que combinamos inteligencia con capacidad de manipulación en términos de acción dejamos de percibir las totalidades y solo percibimos fragmentos y ahí comienza la primera parte de un posible peligro. Pero como durante mucho tiempo en nuestro proceso evolutivo hemos sido seres inteligentes que han ejercitado su capacidad de manipulación, esta capacidad de manipulación y esta capacidad de actuar en forma local y fragmentada se consolida y se legitima intelectualmente con la revolución científica particularmente a partir de Bacon y Descartes, que crean definitivamente al ser humano fragmentado; un ser humano que se fragmenta para conocer mejor al mundo, que fragmenta la realidad en pedazos y la vuelve a armar con el objeto de conocerla, un ser humano que no sólo se fragmenta intelectualmente, sino que  fragmenta de hecho su vida; que termina organizándose fragmentado. Que pasa de haber sido un ser que en la Edad Media integraba todo: Trabajo, diversión, educación, enseñanza, salud, entorno a un núcleo ampliado, a inventar una cosa que se llama empleo y entonces tiene un lugar donde duerme y come, otro lugar donde se divierte, un lugar donde trabaja, otro lugar donde se educa, otro lugar donde va a sanarse cuando está enfermo, etc., etc., y organiza su sociedad formal en términos fragmentados.

También para los problemas financieros hay un Ministerio de Finanzas, para la agricultura hay un Ministerio de Agricultura, para la educación hay un Ministerio de Educación, para la salud hay un Ministerio de Salud y así sucesivamente. Se comienza ya a consolidar de tal manera la realidad del ser fragmentado, de su entorno fragmentado, de su mundo fragmentado, de su realidad fragmentada, que evidentemente al ser exclusivamente locales todas nuestras formas de percepción y todas nuestras relaciones con el mundo, perdemos completamente la capacidad de captar totalidades.

Ahora, este tipo de fragmentación estimula aún más el desarrollo de nuestra inteligencia, y este tipo de desarrollo de nuestra inteligencia se comienza a manifestar en la forma en que evolucionamos y vamos perfeccionando (si es que perfeccionando), y eso quedará por verse. Pero por lo menos creemos que sí, que perfeccionando nuestro lenguaje llegamos a ser seres creadores de lenguaje complejo y que como resultado de la ciencia y la utilización de ese lenguaje somos capaces por ejemplo de describir situaciones eventos, objetos, procesos, circunstancias. Más aún, hemos llegado a ser capaces de explicar procesos, circunstancias, eventos, y en el proceso de ir escribiendo y de ir explicando aquellas cosas de la realidad que nos excitan, hemos ido aumentando nuestro conocimiento y hemos ido haciendo ciencia, es decir, hemos ido creando o hemos pensado que hemos ido creando en esos ámbitos del conocimiento.

Han pasado 400 años desde las revoluciones científicas y, confrontadas de nuevo con este tipo de mundo que comencé por describir, no podemos dejar de quedar desconcertados cuando nos damos cuenta del extraordinario aumento de nuestros conocimientos enfrentado al extraordinario incremento de un mundo absolutamente caótico e incontrolable. ¿Cómo pueden consolidarse estas dos cosas?, ¿Cómo es posible que con tanta ciencia, con tanto conocimiento acumulado, con tanta tecnología el mundo resultante sea tan catastrófico como el que estamos viviendo?”.

Lea el contenido completo en Entre las Artes.

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Fabián Moisés Padilla De la Cerda
Gran Maestro Premio Compartir 2016
Logré que el aprendizaje del inglés se convirtiera en una alternativa para la construcción de un proyecto de vida y el mejor aprovechamiento del tiempo libre