El lugar de la escritura en la formación inicial y continua de profesores es mucho más que una habilidad comunicativa, es un recurso para consolidar el saber pedagógico y la práctica reflexiva.
Diseñando artefactos para resolver problemas de la vida cotidiana los estudiantes desarrollan su creatividad, su pensamiento tecnológico y aprenden el valor del trabajo en equipo.
Debemos entender que a pesar de todos los intentos de cambio, la esencia del sistema educativo y de sus institutos de formación docente, se fundamenta en el currículo por disciplinas.