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¿Por qué los espacios seguros son críticos en las aulas de hoy en día?

Los lugares seguros son sociales y emocionales para los aprendizajes en acción.

Septiembre 8, 2018

Una vez Tiffany Lane crea un espacio seguro en su salón de clases, ella supo que nunca iría sin una de nuevo. “El concepto fue introducido para mí en mi segundo año de enseñanza, y solía usarlo cada vez que enseñaba”, dice ella. Lane es una profesora en aulas de cuarto y quinto grado en la Faubion School en Portland, Oregon, y ella es una gran promotora de los espacios seguros en los salones. Pero, ¿qué son los espacios seguros exactamente? Lane los describe como áreas donde los niños pueden elegir ir para calmarse, tomar tiempo para procesar, o solo estar solos.

Los espacios seguros les dan a los estudiantes mucho de lo que necesitan exteriorizar. Los estudiantes usan una bola que puede contraerse en el salón en el espacio seguro.

Si el concepto suena simple, es porque lo es. No toma mucho- solo un rincón silencioso aparte de la otra actividad en el aula. Muchos profesores incluyen jarras de lava, audífonos, libros u otros ítems que les ayuden a los niños a tener un descanso y desestresarse. La clave es modelar lo después de ver que le funciona para su salón de clases.

Lane cree en los espacios seguros, los cuales llama también espacio de llamados a mantener la calma, aprendizaje de soporte social y emocional ayudándoles a los niños a poner atención a sus sentimientos y aprender cómo manejarlos. “No puedes esperar que los niños sólo sepan cómo mantener la calma”, dice Lane. “Nosotros como profesores podemos hacer nuestra parte dándoles estas herramientas”

Los niños no pueden aprender si no se sienten seguros

Un estudiante demuestra una técnica de respiración profunda que aprendió de su profesor.

Los espacios seguros sirven para cada clase de estudiante. Para algunos, el espacio debe darles una pausa activa de pensar en el día. Para otros, puede ser mucho más divertido. Los espacios seguros son a menudo citados para ayudar a los niños con los intensos niveles de estrés o trauma. Por décadas, los educadores han ido tomando conciencia de las necesidades de las escuelas para manejar el trauma de la juventud. En 1995, Sandra L.Bloom, MD, publicó su investigación, “Creating Sanctuary in the School”, (Creando Santuarios en las Escuelas), en la cual describe el proceso de crear espacios seguros y recuperar el ambiente para los niños.

Ella escribe, “Los niños no sólo son capaces de aprender sin un contextos de protección y seguridad. Pero para muchos niños hoy, ni sus hogares ni sus escuelas son lugares seguros para vivir, mucho menos para aprender” Ahora más de 20 años después, el incidente de las experiencias de adversidad en los jóvenes y sus devastadores impactos sólo ha incrementado y de ninguna manera está restringido a ciertos grupos socioeconómicos o étnicos. El trauma estudiantil se puede generar por violencia doméstica; física, sexual o abuso emocional; pobreza; divorcio; o enfermedades mentales en los padres, encarcelamiento, o una dependencia sustancial.

 Marilyn Price-Mitchell, doctora autora de un artículo acerca de la importancia de la ayuda para la superación de niños. Mientras las cicatrices del trauma algunas veces son evidentes, hay otras “sutiles, muchas veces invisibles, formas en que los niños sufren el trauma”, ella escribe, “Lo más común es la pérdida de conexión del ser humano.” Esto es llamado trauma relacional, y está arraigado en sentimientos de inferioridad, negligencia, y aislamiento.

Los estudios han demostrado durante largo tiempo que los niños son especialmente vulnerables al estrés, que los inhabilita para aprender. En TEDMED talk 2014, el pediatra y autor Nadine Burke Harris argumenta que el daño corre incluso más profundo: “Altas dosis de adversidad no solo afectan la estructura del cerebro y funcionamiento; estos afectan el desarrollo del sistema inmune, desarrollando sistemas hormonales, e incluso la forma en que nuestro ADN es leído y transcrito”

Es una simple práctica con enormes resultados.

Tiffany Lane lidera su clase en un ejercicio de respiración.

Aquí es donde la herramienta de administración de un salón práctico puede hacer una gran diferencia en el bienestar de los estudiantes. Los espacios seguros representan un cambio en el pensamiento educador desde que está haciendo el niño para alterar el salón de clases a lo que puede causar la conducta. Lori Sánchez, director de Master of Education Programs en Concordia University, fue un profesor por muchos años. Ella ahora trabaja con los futuros profesores en la universidad para entender e implementar espacios seguros.

Para crear una experiencia positiva para todos, Sánchez recomienda tener un diálogo abierto acerca de lo que significa tener un espacio seguro en clase, cuando usarlo, y como reconocer si lo necesitas. Ella enfatiza que no es usarlo como un castigo o una táctica de evasión pero es una oportunidad. “Quiere que los estudiantes sean capaces de elegir cuándo usar el espacio para que se puedan auto-regular y luego volver para unirse a la clase o a la actividad cuando estén listos,” dice Sánchez. “Todos los estudiantes deben saber que los espacios seguros están disponibles para ellos,” ella agrega. “No es solo para algunos”.

Los espacios seguros pueden enseñar respeto, inclusión, empatía y a recuperarse.

Los espacios seguros no tienen nada que hacer con la culpa o la pena o la marginalización. Estos están centrados en creer que todo el mundo pertenece. “No hay una talla que encaje al contrario es para cualquier niño,” dice la profesora Tiffany Lane. “Todos necesitamos diferentes cosas.”

Lane involucra su cuarto y quinto grado en el diseño del espacio para que se sientan apropiados con él, quieran cuidarlo, y respetar aquello que eligieron usar. Ella quiere que los estudiantes entiendan que no hay culpa en tener muchos conflictos emocionales y que estas emociones son comunes para todos, sin distinción de edad, habilidad o contexto.

Para dirigir este punto inicio activamente un modelo de auto-conciencia, Lane visita el espacio por sí mismo para mostrar que necesitar un descanso es algo de todos. Sharon Stanley, PhD, autora de Relational and Body-Centered Practices for Healing trauma, escribió, “Cuando los padres y profesores crean espacios seguros para sus niños se expresen por sí mismos, exploren sus sentimientos, y se vuelvan conscientes de las sensaciones en sus cuerpos, los niños sienten que significa ser humanos.”

Una vez que los niños ven que está bien y es “normal” estar enojado o necesitar un descanso, ellos comienzan a usar los espacios seguros voluntariamente para sus necesidades únicas. Esto es un aprendizaje social - emocional en acción.

“No envió a los niños allá”, explica Lane. “los niños eligen ir allá. Y así es como sabemos que el espacio seguro es exitoso” Este salón con un espacio seguro es simple y está escondido en una esquina del salón de Lane.

 

Fuente: We Are Teachers.

Traducción: Alejandra Franco.

 

 

 

 

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Escribe sobre cosas de la vida real para adultos y evoca mundos de fantasía para niños en forma de novelas de grado medio y libros ilustrados. Recientemente se desempeñó como editora principal y columnista para la publicación digital Parent Co.
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