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El “encuentro” es el escenario privilegiado de la educación

El maestro, con todas sus virtudes y dificultades, no podrá ser reemplazado por un una app, plataforma o desarrollo alguno que propongan las tecnologías de última generación.

Mayo 21, 2020

Todos los seres humanos, somos seres sociales inevitablemente, no podemos vivir los unos sin los otros y sin temor a equivocarme pudiera decir que toda la historia de nuestra realización particular como personas está determinada por el cúmulo de relaciones que hemos construido a lo largo de nuestra vida.

Pero hay un elemento fundamental que hoy por hoy cobra mayor vigencia, a propósito de lo que estamos experimentando como sociedad gracias a la pandemia del Covid 19: la situación de la educación y la resignificación de la escuela como escenario privilegiado de encuentro. En estos instantes donde la tecnología se ha apoderado de la totalidad de nuestros ambientes educativos, no podemos menos que reclamar casi que desesperadamente este regreso a los vínculos humanos escolares como constitutivo esencial de la educación, que a decir verdad, ni siquiera la misma familia ha logrado desplazar.

La tecnología nunca va a reemplazar la emoción que se siente en un patio de recreo, ni las sensaciones que se experimentan en un aula, ni los sentimientos que despiertan las palabras, las miradas, los contactos interpersonales, es decir, la “humanidad” que subyace en cada una de las infinitas experiencias escolares que nuestros niños y jóvenes viven a diario en sus instituciones y que son en últimas los aprendizajes más importantes que educan y transmiten cultura y conocimiento.

Ni siquiera el maestro con todas sus virtudes y dificultades, podrá ser reemplazado por un dispositivo, una app, una plataforma o las más desarrolladas máquinas que propongan las tecnologías de última generación.

El verdadero valor de la educación se encuentra en el vínculo que se establece entre sus actores, seres humanos que sienten, evolucionan, se emocionan, viven y se forman en esa interacción, esto es lo que constituye la llamada “excepcionalidad de la educación”, lo demás solo es instrucción, adiestramiento.

Nuestros niños y jóvenes desde los diferentes rincones del confinamiento, están anhelando hoy el regreso a sus instituciones, retomar el contacto con sus maestros, con sus amigos, vivir la humanidad de la escuela y reorientar el rumbo del viaje junto a ellos.

Ahora nos quedan los retos de pensar en “otra educación” donde sea el rostro del otro, su ser, su identidad, su emoción, su alegría, su vulnerabilidad, sus sentimientos, su humanidad, la que enseña y educa.

Nos corresponde, transformar el discurso educativo en una nueva práctica que tenga en cuenta primero la humanidad y luego, las estructuras curriculares, los diseños instruccionales, las metas, los resultados cuantitativos y las nuevas estrategias y metodologías emergentes.

Creo que estaba equivocado cuando pensaba
que el futuro de la educación estaba cifrado en las TIC,

el Covid 19 me demostró que el porvenir de la educación
está fundamentado en el encuentro,
las relaciones interpersonales y con el entorno,
la comunicación, la convivencia y los
Valores Humanos.

 


Imagen Aw Creative on Unsplash

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Ángel Yesid Torres Bohórquez
Gran Maestro Premio Compartir 2014
Diseñando artefactos para resolver problemas de la vida cotidiana los estudiantes desarrollan su creatividad, su pensamiento tecnológico y aprenden el valor del trabajo en equipo.