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La escuela como territorio de defensa y promoción de la vida

La educación pertinente y contextualizada es la semilla que nos esforzamos por sembrar en el corazón y mente de los niños y jóvenes con el principio rector de conservación y preservación.

Octubre 6, 2020

La escuela, si ha de mantener su vigencia y el maestro su protagonismo, debe esforzarse en contribuir a la formación de un estudiante crítico y consciente de su realidad y de lo que aprende. Todos estos niños que están en nuestras manos merecen la mejor preparación y atención de sus maestros al procurar ofrecer una educación de calidad en todos los aspectos y en todas las áreas; bien lo dijo el 1Sociólogo Fals Borda “Debemos crear y educar seres sentipensantes” que aprendan a través de las vivencias y que en sus poros experimente y adquiera de una mejor manera el aprendizaje.

Es en este aspecto donde nosotros los maestros debemos ingeniar diversas estrategias que permitan que nuestros estudiantes y su entorno se vean beneficiados. Por lo tanto, debemos inculcar a partir de los procesos vividos en el aula, el amor, el sentido de pertenencia, el cuidado y conservación de su terruño que es aquel territorio que los acoge día a día. Es una apuesta ventajosa que todos los docentes debemos realizar porque permite sensibilizar al educando frente al uso racional de nuestros recursos naturales y a adoptar estrategias que mitiguen el impacto ambiental causado por las prácticas inadecuadas del uso de la tierra, la manipulación genética de semillas, la minería voraz que arruina ecosistemas enteros, las fumigaciones con pesticidas, muchos de estos, prohibidos en los países que lo producen.

El cambio climático es una de las más grandes preocupaciones que nuestros líderes mundiales tienen y que los ha llevado a buscar soluciones y estrategias que detengan el impacto negativo en nuestro querido planeta hogar llamado tierra y es ahí donde los maestros entramos a jugar un papel primordial en la concienciación de nuestros alumnos frente a la implementación de estrategias lúdico pedagógicas que incentiven al niño a cuidar su alrededor y adopte posiciones de respeto, tolerancia y cuidado por las especies menores como las plantas y los animales.

Un niño que respeta una flor será un hombre que admirará un árbol y por ende ayudará a cuidarlo, es una cuestión de sensibilización frente al entorno vivo y no vivo, posible en nuestras prácticas pedagógicas y que en las manos de un buen maestro transmitidas con amor y de manera autoestructurante darán su fruto a su tiempo, no se puede cuantificar el daño que le hacemos a nuestro planeta pero si podemos planificar estrategias que le apuesten al cambio de pensamiento desde la toma de conciencia por parte de los niños a los futuros pobladores de este planeta.

Dentro de los ODS3 (Objetivos de Desarrollo Sostenible) en la meta 4.7 se menciona lo siguiente “Garantizar que todos los estudiantes adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, en particular mediante la educación para el desarrollo sostenible y la adopción de estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad entre los géneros, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y de la contribución de la cultura al desarrollo sostenible, entre otros medios”.

Esto nos permite tener una base sólida para incorporar en nuestros currículos escolares diferentes temas ambientales enfocados a la temática de cambio climático; temas como efecto invernadero, lluvia acida, contaminación de cuerpos de agua, contaminación del suelo, control de vertimientos, entre otros, que se relacionan con las actividades de los niños y jóvenes como habitantes de este planeta.

Una ventaja significativa de los que enseñamos en la práctica del contexto es que logramos vivenciar el problema y visionar la solución: en mi caso particular el trabajo de semillas ancestrales con mis estudiantes ha logrado contribuir a la formación de una generación de niños y jóvenes preocupados por mantener y preservar las semillas perdidas típicas de nuestra región Cundí- Boyacense. Lo anterior, mejorando algunas técnicas de siembra sin impactar los recursos naturales, retomando el uso ancestral de plantas y las semillas, recogiendo saberes de nuestros abuelos y aplicándolas a nuestro contexto, brindando así más posibilidades para aprender.

Es por esta razón, que el 90% de los estudiantes están replicando estas enseñanzas con la siembra en sus viviendas implementando la huerta casera, además se transversalízan las áreas del conocimiento a través de estos proyectos que involucran al niño y su núcleo familiar mejorado su visión frente al cuidado de nuestro planeta y se crea en ellos una conciencia ambiental que perdurará a lo largo de sus vidas las cuales se espera replicaran a sus hijos y nietos.

La época de la escuela inicial es el mejor momento para ejercer nuestra profesión de orientadores e inculcar con apuestas pedagógicas concretas, sutiles, motivantes y enriquecedoras en nuestro quehacer pedagógico las cuales deben y pueden dinamizarse desde cualquier escenario: presencial o remoto, porque en esencia la escuela no son las paredes, sino las relaciones de intercambio que construimos los que actuamos en ella: estudiantes, padres y maestros, para la construcción de un mundo mejor donde las personas nos cuidemos unas a otras y cuidemos nuestro planeta ya que somos forasteros y peregrinos dejando un legado de unión por el bien común y donde apliquemos las hermosas palabras de nuestro creador: “ Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como Él nos ha mandado.” 1-Juan/3/23.

En ese orden de ideas, el amor es la temática más importante que debemos sembrar en las mentes de nuestros jóvenes, que aprendan a amarse para que amen a los demás, que valoren el amor que el planeta nos da al brindarnos sus recursos y que no vacilen en devolver con cuidados, prevención manteniendo siempre presente el principio que el que siembra amor recibe una abundante cosecha de bendiciones en todos los aspectos. 

En conclusión, la educación pertinente y contextualizada, además de comprometida con la vida, es la verdadera semilla que nos esforzamos por sembrar en el corazón y mente de los niños y jóvenes el principio rector de conservación y preservación, de cuidado y mitigación de las acciones negativas haciendo así de la práctica educativa como el más loable, importante y generosa frente al escenario que nos plantea la educación integral del estudiante en este mundo cambiante pero que influenciamos en nuestra escuela; un pequeño aporte que replicara positivamente en la mitigación del cambio climático y en el aumento de empatía con nuestro planeta. 

 

Bibliografía:


[1] Fals Borda:  biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20151027053622/AntologiaFalsBorda.pdf


[2] Source:  bible.knowing-jesus.com/


[3] ODS:  www.gob.mx/agenda2030/articulos/4-educacion-de-calidad

 

 

 

 

 

 

 


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Docente Especialista de la Institución Educativa Técnica Nuestra Señora de Nazareth, Sede Zanja Abajo, ubicadad en Chinavita, Boyacá, Colombia.
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María Del Rosario Cubides Reyes
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Desarrollé una fórmula química que permitió a los alumnos combinar los elementos claves para fundir la ciencia con su vida cotidiana sin confundir los enlaces para su futuro.