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Historias en común

Docentes del Colegio Calasanz de la ciudad de Bogotá reflexionan sobre la educación pública y privada y los imaginarios de ciudad.

Junio 13, 2017

La ciudad de Bogotá no se escapa a los imaginarios erróneos basados en códigos binarios y señalamientos maniqueos que tienen todas las ciudades. Uno de los más comunes, referenciados desde la geografía de la percepción frente a la organización espacial, es el sur; entendido éste, para la mayoría de los ciudadanos como un territorio inseguro, periférico a las oportunidades de progreso y por ende, contrario al que puede pensarse sobre el norte de la ciudad.

Realizando una analogía con el anterior planteamiento, en el marco de la educación encontramos que los imaginarios también han menoscabado el fin último de ésta,  creando un código binario entre la educación privada y la pública, sin embargo tanto colegios privados como distritales comparten la misma esencia en sus misiones: formar ciudadanos competentes, críticos, con valores que transformen la sociedad para un mundo mejor, es decir, ofrecer una educación que labre un camino hacia las oportunidades para el progreso. Pero esta misión se facilita o no, por diferentes motivos, los cuales no diferencian entre lo privado y lo público, con esto se quiere aclarar que no es cierto que los colegios privados siempre logren sus objetivos como se cree y que tampoco es cierto que todos los colegios distritales no brindan una educación de calidad.

Sin embargo, existe una frontera imaginaria que ha dividido e imposibilitado el trabajo mancomunado entre estas dos clases de instituciones; frente al deber ser de la educación vista como un derecho más, no como un servicio, es necesario realizar un ejercicio solidario en el que se compartan las estrategias y experiencias exitosas que hagan visible una educación que cumpla con las expectativas nacionales.

En este orden de ideas nace “Aliados 10” como una iniciativa del Ministerio de Educación Nacional, la Organización de los Estados Iberoamericanos OEI y Corpoeducación, para que colegios privados con alto desempeño compartan estrategias de formación y acompañamiento con colegios distritales con desempeño medio en pro del mejoramiento de la calidad educativa.

Por esta razón, el Colegio Calasanz Bogotá perteneciente a la Orden Religiosa de las Escuelas Pías o Padres Escolapios, institución líder a nivel local y nacional en la formación integral de niños y jóvenes, se vincula al proyecto “Aliados 10” acompañando al Centro Educativo Distrital CED Calasanz ubicado en Ciudad Bolívar. Vínculo que cabe anotar, viene dado por ser un colegio en concesión desde hace 15 años.

Desde entonces, se han venido tejiendo las Historias en Común. Común en el carisma, en los principios orientadores y por tanto, común en la convicción que es la educación de calidad lo que permite transformar la sociedad sin importar el estrato o la condición social, la calidad debe ser un principio de equidad.

Es así como se concibe el acompañamiento en este caminar juntos, y que ha permitido compartir historias. Tres líneas de acción lo marcan: la primera está orientada hacia el desempeño académico, la segunda, la cualificación de docentes y la tercera y más significativa, está relacionada directamente con el encuentro de estudiantes de las dos instituciones en espacios académicos y convivenciales.

Con respecto al desempeño académico se vienen realizando encuentros por departamentos de los dos colegios, en estos encuentros los docentes planean y direccionan el currículo con objetivos similares teniendo en cuenta los recursos, el entorno y las necesidades de cada colegio. Así mismo, se comparten ideas innovadoras, estrategias didácticas, y se planean eventos académicos tanto para maestros como para estudiantes, con esta metodología se pretende que los dos colegios tengan resultados similares o iguales en términos de calidad educativa.

Por su parte, la capacitación docente se ha desarrollado a través de talleres de liderazgo, trabajo en equipo y de gestión de calidad, además de encuentros en simposios que atesoran el trabajo en las aulas. Estas capacitaciones en equipos de docentes de los dos colegios han generado un ambiente propicio para la creatividad, la innovación y la producción de ideas que se materializan en el trabajo en el aula en pro de los estudiantes.

A la tercera línea se le ha llamado transferibilidad, esta tiene que ver con la posibilidad de aprovechar los espacios con los que cuenta el Calasanz Bogotá: laboratorios de física, química, biología, ciencias sociales y canchas deportivas, en los que los estudiantes del CED Calasanz realizan prácticas y talleres que les permiten enriquecer las experiencias de aprendizaje en tanto, en estas actividades no solo se trabajan aspectos académicos sino que, además, los estudiantes de los dos colegios se conocen y comparten sus historias a través de la academia y el juego, lo cual propicia amistades y relaciones fraternas entre colegios hermanos que comparten una historia  común.

De otra parte, estos encuentros no solo se dan en una sola vía, los estudiantes del Colegio Calasanz Bogotá también se desplazan a la localidad de Ciudad Bolívar; visitan el colegio, participan en actividades académicas, artísticas y deportivas. Comparten con sus pares del colegio hermano y conocen otra cara y otra realidad de la ciudad que habitan; aprenden desde lo vivido allí o en los lugares visitados como las ladrilleras del parque minero de mochuelo bajo y el botadero distrital de basura Doña Juana, qué es y qué implica la responsabilidad social, y que existen un sinfín de posibilidades para aprender caminando y seguir tejiendo historias en común. 

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Docentes del Colegio Calasanz
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