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La democracia de papel en los colegios

La democracia, aunque parece una noción alejada de la educación, debe impartirse desde temprana edad en los colegios al ser estos un escenario ideal de aprendizaje sobre cultura ciudadana.

Marzo 10, 2015

El artículo 1 de la Constitución Nacional (C.N.) establece que “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general”.

De acuerdo con lo anterior, Colombia es una democracia y por tal motivo se garantiza la participación ciudadana en la toma de decisiones públicas, que conlleva entre otras cosas la responsabilidad de elegir a los gobernantes. Al hacer lo anterior, los ciudadanos llevan a la práctica uno de los objetivos de lo que es un Estado Social de Derecho.

La ley General de Educación, en consonancia con lo anterior estableció en su artículo 142 que cada establecimiento educativo del Estado tendrá un gobierno escolar conformado por el rector, el Consejo Directivo y el Consejo Académico, en el que serán consideradas las iniciativas de los estudiantes, maestros, administradores y padres de familia a través de voceros elegidos mediante procesos participativos.

Hasta ahora tanto la Constitución como la ley General de Educación, consagran en el papel una democracia que propende por el ejercicio de una ciudadanía que de alguna manera garantiza condiciones de libertad, justicia e igualdad para sus ciudadanos, las cuales deben estar presentes en cualquier sistema que se dice democrático. Sin embargo, en la realidad observamos que el Estado Social de Derecho en cabeza de la clase política atraviesa por una crisis de gobernabilidad, como dan cuenta, entre otros, los siguientes fenómenos: mala imagen del congreso, justicia mediática con pocos resultados e incumplimiento de acuerdos con el sindicato de maestros. En el caso de los colegios, observamos como aún se expulsan o agreden estudiantes por rendimientos académicos, orientación sexual y diferentes formas de pensar.

Frente a esta crisis, es pertinente preguntarse por la manera cómo se forma para la democracia en las instituciones educativas y más aún cuando en estos primeros meses del año 11.801 colegios de calendario A (mayoría en Colombia ya que B hay  803 -Fuente: Icfes-) están desarrollando procesos electorales para la elección de los miembros al gobierno escolar.

Para tratar de entender el concepto de democracia que tienen los maestros, en 1996 entrevisté 46 maestros oficiales de ambos sexos, de diferentes colegios y localidades de Bogotá, acerca de la imagen que tienen de la democracia en Colombia. Los resultados de estas entrevistas  me permitieron deducir de manera no generalizable que entre los maestros existen diferentes concepciones acerca de la democracia colombiana, las cuales se pueden clasificar en cuatro categorías: la democracia de papel en Colombia hay una democracia en los discursos, libros, manuales de convivencia y en la C.N, pero en la práctica hay mucho por construir y por hacer. La democracia prospectiva es aquella en la que existe la posibilidad de construir la democracia a partir del rescate de los Derechos Humanos y el respeto a la diferencia, es decir que existe una posibilidad de poner en funcionamiento lo que en teoría está en la C.N, la democracia simbólica es una realidad que no es ni ha podido ser, donde unas minorías élites defienden sus intereses en cuanto a lo económico y lo político, pero en esencia no recogen el sentir de los gobernados, a diferencia de la de papel está no solo no se queda en el papel, sino que además se quiere hacer creer a través de los medios que vivimos en una democracia y la democracia retrospectiva es más un deber ser sobre teorías que vienen desde la Revolución Francesa, que aún no han sido posible desarrollar.

En estas miradas de los maestros, de lo que podría ser la democracia colombiana, se percibe que la misma aún no está consolidada en la práctica y en eses sentido es  mucho lo que está pendiente por hacer.  La libertad, la justicia y la igualdad que son derechos que todo ciudadano debería tener garantizados distan de la realidad ya que en Colombia por ejemplo la oportunidad para educarse con calidad es un privilegio de unos pocos.

Es así como la relación entre lo político, lo económico y lo social, en una democracia determina que debe haber igualdad de oportunidades y de derechos para los ciudadanos, tendencia en el que coinciden el autor y  la mayoría de los maestros encuestados.

La pregunta que habría que hacerse es ¿desde qué concepción de democracia se habla y participa en la escuela? Pareciera que, desde la óptica del maestro, se privilegian los referentes de la C.N, que el maestro ha venido apropiando con una clara intención de construir la democracia y de superar aquellos vicios que la han caracterizado como son: la demagogia, el clientelismo, la ‘politiquería’ y la corrupción. Sería bueno revisar sí eso en la práctica está funcionando o no, ya que en algunos colegios es sabido que se replican esquemas clientelistas para la obtención de votos.

Lo que sí es claro para mí es que los maestros como trabajadores de la cultura son los llamados a poner en práctica la teoría de la participación para cambiar la imagen de una democracia que merece ser transformada. Ya que la sociedad política no fue capaz de conseguirlo y lograr en este país que la sociedad civil se organice para lograrlo no parece una tarea fácil, por eso es la escuela es el lugar ideal como espacio de relaciones culturales, donde se puede hacer el cambio. Son los maestros quienes están en capacidad de asumir ese liderazgo.

Ahora bien, una de las maneras de hacerlo está descrita en los estándares básicos de competencias ciudadanas expedido por el MEN (2005, p.7) cuando establece que “el grado de participación infantil debe ser acorde con la edad. A medida que niñas y niños crecen, aprenden a comunicarse y se vuelven cada vez más independientes y autónomos, pueden adquirir gradualmente mayores responsabilidades en su ejercicio de la ciudadanía. Desde pequeños están empezando a comprender el mundo e inician este entendimiento con su entorno inmediato (familia, por ejemplo) y a medida que crecen, su visión del colectivo en el que viven se va ampliando y empiezan a ser conscientes de que hacen parte de otros colectivos como pueden serlo la institución escolar, su comunidad, la ciudad, el país, hasta incluir a todos los seres que habitan el Planeta incluyendo, claro está, a animales y plantas”.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Abogado, con especialización en opinión pública y mercadeo político y Magíster en Educación.
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María Del Rosario Cubides Reyes
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