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La organización de la enseñanza por el sistema de ciclos

Sea por razones filosóficas, en el sentido de que la filosofía de la educación en la que se apoya este tipo de ciclos no es compartida por los docentes. 

Diciembre 7, 2017

La organización de la enseñanza en Argentina ha adoptado, por efecto de la Ley Federal de Educación 24195/1992, el sistema llamado de ciclos, los cuales por muchas razones han perdido su adecuado sentido pedagógico.

Especialmente en el tercer ciclo, se ha dejado de lado la importancia que para el proceso de maduración, tanto emocional cuanto Intelectual y social del sujeto pedagógico, tienen los ritos de pasaje, tanto temporal como espacial, mental como físico, de un estadio a otro.

Las respuestas que pretende dar este trabajo descansan, básicamente, en la experiencia y la reflexión propia y de algunos pocos colegas estudiosos del tema, lo que no excluye la existencia de otras igualmente válidas.

Por ello sería beneficioso someter el tema a un debate pedagógico franco y riguroso para señalar convergencias y divergencias siempre saludables para el sistema. Cada cultura hace de los ritos de pasaje e iniciación, un dilema o una fiesta. Con base en nuestra historia cultural e institucional, no nos avergoncemos de dar dos pasos atrás para rescatar y mejorar.

La organización de la enseñanza en Argentina ha adoptado, después de la Ciltima reforma, el sistema llamado de ciclos. Así aparecen por efecto de la Ley Federal de Educación 24195, sancionada en el año 1992, tres ciclos consecutivos, articulados en subciclos que se denominan "años"; equivalentes a lo que hasta hace poco tiempo se denominaba "grados"; seguramente por aquello de la escuela graduada.

La enseñanza graduada cobra vigencia en nuestro país a fines del siglo XIX con la sanción de la histórica Ley 1420. Antes no existía, por lo menos con el sentido actual, la enseñanza graduada de modo sistemático.

De cualquier manera estos tres ciclos actuales han perdido, a nuestro juicio, su adecuado sentido pedagógico. Por muchas razones, bastante complejas. Esa pérdida de lo que me permito llamar el sentido pedagógico aparece, bastante claramente, en la práctica institucional cotidiana.

Sea porque se ignora el fuerte significado que adquiere, en relación con el proceso interactivo del ensenar y el aprender. Sea por razones filosóficas, en el sentido de que la filosofía de la educación en la que se apoya este tipo de ciclos no es compartida por los docentes.

Sea porque los funcionarios, los asesores o los políticos responsables de legislar sobre el particular, defienden su propia filosofía. Sea porque toca intereses creados.

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* Publicado bajo licencia Creative Commons-Reconocimiento-No comercial-4.0 International (CC BY-NC 4.0).

 

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Publicación cuatrimestral del Instituto de Ciencias de la Educación para la Investigación Interdisciplinaria de la Facultad de Ciencias Humanas, UNLPam, que integra el Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas.
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