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Respeto y procesos civilizatorios: imbricación socio-psíquica de las emociones

Una serie de aproximaciones teóricas acerca del fenómeno del respeto en su dimensión socio-psíquica a los fines de alcanzar una compresión afectiva en la vida escolar.

Octubre 23, 2017

Partimos de la consideración de que en nuestras sociedades capitalistas el respeto es un bien simbólico escaso. El miedo a la pérdida del prestigio o estima social y a la degradación personal se erige como un regulador del comportamiento y como mecanismo eficaz de control y auto-control de las emociones.

Las disposiciones sociales y morales imprimen modos específicos de vinculación a través del respeto mutuo formando parte de una estructura emotiva de matriz sociocultural e histórica. Palabras clave: respeto; estructura emotiva; jóvenes estudiantes; sociología figuracional.

Las diversas maneras de ser o de sentirse estudiante se vinculan con las propias condiciones de existencia: el origen social, los vínculos con la familia, los compromisos económicos, la relación con la cultura y la función simbólica conferida a su actividad (Bourdieu, 1978). El ser estudiante coloca a los jóvenes en una posición específica en la estructura social; privilegiada en comparación con aquellos que no tienen las oportunidades o recursos para estudiar en la escuela secundaria.

Es preciso romper con una idea homogénea y unitaria de la condición estudiantil, la situación de estudiante no presupone uniformidad de las constricciones materiales y simbólicas de vida. Al mismo tiempo, las identidades estudiantiles varían en función de los contextos y épocas. Preferimos referirnos, entonces, a los y las estudiantes en plural. Asistimos en Argentina a la presencia de jóvenes que son primera generación en su hogar que transita la escuela secundaria o media. No es un dato menor de contexto que la educación secundaria (que abarca a jóvenes de 12 a 17 años de edad) se ha tornado obligatoria recientemente, esto es, a partir de la sanción de la Ley de Educación Nacional 26.206 del año 2006.

Este hecho representa una ruptura respecto a una matriz selectiva y excluyente que ha caracterizado desde su génesis al sistema educativo nacional, que sólo vislumbraba el nivel secundario para la formación de las elites gobernantes y/o para los grupos que continuarían estudios en la universidad. (Filmus y Kaplan, 2012). La extensión y democratización de la educación básica obligatoria trae aparejado nuevos desafíos vinculados a la necesitad de concretar el cambio de paradigma cultural que requiere la inclusión. Individuos y grupos que han estado históricamente excluidos de la escuela secundaria la avizoran ahora como una posibilidad simbólica.

Estos sectores sociales que ingresan a la escuela han sido históricamente nominados y figurados como “bárbaros”, “ineducables”, “incivilizados”. Hemos consolidado una línea de investigación que analiza las relaciones entre escuela y violencias desde la perspectiva de los jóvenes estudiantes haciendo foco en la dimensión simbólico-subjetiva de lo social. En particular, interpretando los procesos de estigmatización e inferiorización que mediatizan los vínculos en la cotidianeidad escolar (Kaplan, 2013).

Los principales resultados de nuestro extenso proceso de investigación, permiten afirmarnos en la constatación de que la búsqueda por el respeto representa un eje central que dirime pertenencias y exclusiones en los grupos que conforman los jóvenes en la vida escolar. Del análisis de los testimonios recogidos a través de entrevistas individuales y grupales realizadas por nuestro equipo a estudiantes secundarios de escuelas públicas de la ciudad de La Plata2 (capital de la Provincia de Buenos Aires, Argentina) surge el respeto como una dimensión vertebradora de la constitución de subjetividades y de lazos sociales. Partimos de la consideración de que en nuestras sociedades desiguales y excluyentes el respeto es un bien simbólico escaso.

Las desigualdades de género, étnicas y de clase constituyen uno de los mayores obstáculos en las expresiones de respeto mutuo (Sennett, 2003). Estas lógicas tensionan y corroen la construcción de lazo social, y favorecen el temor a quedar excluido. La amenaza ante la sola posibilidad de existir excluido opera como un mecanismo eficaz para la reproducción y producción de los (auto) límites simbólicos (Kaplan, 2013).

Sostenemos que en la producción de relaciones humanas de nuestro tiempo prevalecen miedos ligados a los sentimientos de humillación, vergüenza y exclusión, en donde la valía social se fabrica sobre frágiles cimientos. Se torna necesario, por tanto, un análisis sobre la construcción social de las emociones.

Siguiendo de cerca a Illouz, mencionemos que “sin duda la emoción es un elemento psicológico, pero es en mayor medida un elemento cultural y social” (2007: 16). En este artículo nos proponemos elaborar una serie de conceptualizaciones teóricas acerca del fenómeno del respeto en su dimensión socio-psíquica.

Para tal fin, recuperamos principalmente los desarrollos de la sociología figuracional de Norbert Elias (1987) quien propone una comprensión de largo plazo de las transformaciones de la estructura emotiva en el marco de los procesos civilizatorios. Deslizamos entonces la mirada hacia los procesos, las prácticas y las imbricaciones mutuas entre el comportamiento individual y el comportamiento social (Kaplan, 2008).

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* Publicado bajo licencia Creative Commons-Reconocimiento-No comercial-4.0 International (CC BY-NC 4.0).

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Publicación cuatrimestral del Instituto de Ciencias de la Educación para la Investigación Interdisciplinaria de la Facultad de Ciencias Humanas, UNLPam, que integra el Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas.
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Rubén Darío Cárdenas
Gran Rector Premio Compartir 2016
Concibo al maestro como la encarnación del modelo de ser humano de una sociedad mejor. Él encarna todos los valores que quisiera ver reflejados en una mejor sociedad.