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Trastos, cachivaches digitales y educación

Consejos de un educador para implementar el aprendizaje activo dentro y fuera del aula de clases

Febrero 19, 2019

Estos días he tenido la suerte de compartir una formación con compañeros docentes de otras etapas educativas, básicamente de infantil y primaria, sobre el uso de herramientas tecnológicas para promover eso que ha venido a llamarse el aprendizaje activo. Así pues, hemos presentado algunos de los proyectos que hemos llevado a cabo en la escuela y hemos trasteado distintas aplicaciones que pueden tener un uso interesante.

En fin, que compartiendo con los compañeros algunos proyectos y propuestas desarrollados durante los últimos años me vienen estas ideas a la cabeza y aquí las presento, sin demasiado orden ni concierto, todo sea dicho.

  • Que existen innumerables herramientas tecnológicas que nos permiten variar nuestra manera de trabajar y hacer cosas distintas.
  • Que hacer cosas distintas no siempre puede funcionar y, es más, no siempre es necesario.
  • Que conocer nuevas herramientas nos da más alternativas en nuestro trabajo, pero no nos convierte en mejores docentes.
  • Que no investigar y trastear nuevas herramientas o aplicaciones no nos convierte en peores docentes, sí acaso en más pasivos.
  • Que cualquier propuesta de aprendizaje que convierta en imprescindible una herramienta no tiene demasiado recorrido.
  • Que, sin lugar a dudas, lo analógico tiene enorme valor y merece ser respetado, mantenido y potenciado.
  • Que lo virtual no es demoníaco ni hay que arrinconarlo porque sí, sino valorarlo en su justa medida y adaptarlo a nuestras necesidades reales. (Para los suspicaces: nuestras = alumnado + profesorado).
  • Que las herramientas deben adaptarse a las propuestas de aprendizaje y no a la inversa.
  • Que vincular propuestas de aprendizaje con las necesidades del entorno normalmente ofrece resultados muy interesantes.
  • Que investigar usos de nuevas aplicaciones requiere de tiempo y dedicación y que, por tanto, cabe planificarse para no agobiarse ni volverse loco.
  • Que, precisamente porque descubrir nuevas herramientas significa una importante inversión en tiempo, hay que buscar espacios para compartir lo aprendido con los compañeros: trabajo en red, vamos.
  • Que el alumnado, en general, agradece variar las estrategias de trabajo (o no).
  • Que usar herramientas al tuntún, sin una planificación coherente, solo puede conducir a un fracaso estrepitoso (lo dice un servidor por experiencia).

Por cierto, el taller del cual surgen estas ideas se trata de un plan de formación local donde participamos profesores de los tres centros de educación infantil y primaria del municipio y la escuela de adultos municipal. No parece mala idea poner a trabajar juntos a los docentes de los centros educativos de, en este caso, un mismo municipio. ¡A ver si, entre todos, conseguimos darle continuidad!

Lea el contenido original en la página web de la Editorial Magisterio.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Profesor de Ciencias Sociales en la educación pública.
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Laura María Pineda
Gran Maestra Premio Compartir 1999
Dar alas a las palabras para que se desplieguen por la oración y vuelen a través de los textos para que los estudiantes comprendan la libertad del lenguaje.