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Los sueños pueden realizarse: nada es fantasía

El sentir de un rector nominado al Premio Compartir. Un recorrido por sus sentimientos.

Abril 12, 2016

Mi inquietud, desde muy joven, por expresar a través de la palabra oral o escrita el deseo de servir con mi talento y con los brazos e ideas de quienes compartían las realidades e ilusiones, me llevó a concretar  todo lo que dentro de mí fluye y quisiera hacer por mejorar el mundo en que vivimos. Descubriendo escenarios y programando mesas de concertación donde las soluciones existen, pero el todo es dar el primer paso y ubicarse en el lugar que es. Y en esta convocatoria al Premio Compartir vi el horizonte donde podía llegar y hacer públicas mis propuestas y recibir solidaridad a mis inquietudes.

Asombro y mucha paz interior fue lo que viví cuando recibí la excelente noticia que mi nombre fuese postulado a las visitas por todo lo que significa para un rector de provincia, un líder de una zona como lo es El Catatumbo, azotada por la violencia y en su gran mayoría conformado por niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad a los cuales en muy pocas ocasiones se les brinda posibilidades.

Y muy difícil expresar lo que se siente cuando el nombre de uno comienza a sonar en la lista de postulados. Eso traduce que hay ilusión, que hay verdad y que hay un futuro por mejorar. Sobre todo con una juventud para quienes han puesto sus esperanzas mediante la construcción de sus proyectos de vida con cada letra, frase, párrafo u oración que con nuestras enseñanzas puedan realizar; pero, ante todo, con ejemplo de superación y progreso que en nuestras vidas puedan observar. Siento que mi corazón se estalla de emoción y me afirmo que por donde vamos, vamos bien.

Afortunadamente fui bien evaluado. El compartir con quienes tuve el honor de atender, de discernir y por supuesto de unir criterios y conceptos, ha sido una experiencia inenarrable. El saber que las distinguidas personas que tenía al frente me aireaban el alma con sus palabras, sus tonos y matices de voces que confrontaban mi ensayo con la realidad de una Institución y de una comunidad que da fe de la labor que se está haciendo. Siempre, “con el Carlos Julio en el corazón”

Y con la “nominación” sube el entusiasmo y la alegría, porque se abren los cielos y los mares se serenan para dar paso con ímpetu a la flota que va a recorrer ciudades, puertos, regiones y provincias que, como la nuestra, sedienta de ser tenida en cuenta, de figurar en el ámbito nacional, fortaleciendo la descentralización e incentivando la autonomía de las regiones y la gestión educativa, demostrando que sí hay talentos y propuestas que valen la pena resaltar y premiar, esto bajo la organización del Premio Compartir.

Muy loable la labor de quienes impulsan este tipo de eventos para convertirlos en una permanente superación y vivencia educativa.

Honor, gloria, respeto y admiración a quienes lo merecen.

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Luis Fernando Burgos
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