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Algunas trayectorias de la educación sexual en Colombia

Desde los años sesenta Colombia comenzó a pensar en la educación sexual y reproductiva. Un recuento de la trayectoria en el país sobre esta temática.

Febrero 26, 2016

Este artículo tiene por objeto presentar un balance acerca de la educación sexual en nuestro país, mostrando para ello los avances y desarrollos que se han consolidado, en cuanto a legislación y políticas estatales, acerca de la salud sexual y reproductiva en la infancia y la juventud. Asimismo, se presentan algunas consideraciones y líneas de acción que permitirían fortalecer, por parte del Estado, el trabajo pedagógico en este campo.

Cartografías acerca de la educación sexual de niños, niñas y jóvenes

En Colombia, la pregunta por la educación sexual y reproductiva de niños, niñas y jóvenes, surge en la década de los sesenta como un asunto relacionado con el control de la natalidad, en coherencia con la dinámica de las políticas internacionales orientadas a tales fines. Esto dio lugar a la incorporación, en las instituciones educativas, de la cátedra de educación sexual, la cual hacía parte de las áreas de Ciencias Naturales y Comportamiento y Salud, cátedra que hacía énfasis en “la abstinencia de cualquier actividad sexual hasta llegar al matrimonio”, así como en la enseñanza de los métodos de prevención.

En 1980 el Ministerio de Educación Nacional, con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas, creó en Colombia el Proyecto de Educación en Población orientado a brindar formación en temas relacionados con la salud sexual. Con este plan de protección, el Ministerio editó un conjunto de manuales de prevención, tanto para sectores urbanos como rurales, relacionados con los temas de fecundidad y vida sexual atendiendo a la edad, mortalidad infantil derivada de embarazos no deseados, cuidado del cuerpo, entre otros. Estos temas tenían fuerte preocupación en el disciplinamiento y control del cuerpo.

La Conferencia Mundial “Educación para Todos” realizada en Jomtien en marzo de 1990, introdujo desarrollos en este campo, desde una perspectiva de derechos. A partir de esta formulación, los países buscaron priorizar, en sus políticas sociales y educativas, los derechos de la infancia y la juventud, entre los cuales se encuentran, precisamente, el cuidado, la prevención y la protección del cuerpo ante situaciones de riesgo.

La Constitución Política de 1991, en coherencia con la preocupación o, mejor aún, debido al reto impuesto por esta conferencia acerca de la protección de los derechos, marcó un hito en el país frente al tema de la educación sexual, ya que contempló en su estructura los derechos sexuales y reproductivos, dándoles el mismo estatus de “fundamentales”, que los derechos sociales, económicos y culturales. Así, entre muchos otros ejemplos, podemos citar el artículo 42 de la Carta Magna, el cual consagra que “… la pareja tiene derecho a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos”.

En este marco normativo, el Ministerio de Educación Nacional expidió la Resolución 3353 de 1993 que se constituyó en fundamento del Proyecto Nacional de Educación Sexual (PNES). La educación sexual se configuró como un proyecto pedagógico que debía desarrollarse transversalmente en los planes de estudio de las instituciones. Siguiendo lo señalado por este proyecto, la Ley General de Educación 115 de 1994 ratificó, a través del artículo 14, la obligatoriedad de la cátedra de educación sexual que debe ser “… impartida en cada caso de acuerdo con las necesidades psíquicas, físicas y afectivas de los educandos según su edad”.

Recientemente, en el año 2003, el Gobierno nacional hizo pública, a través del Ministerio de Protección Social, la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (2002-2006), la cual precisa los temas y problemas prioritarios en torno a este ámbito, entre los cuales se encuentran: maternidad segura, planificación familiar, salud sexual y reproductiva de los adolescentes, cáncer de cuello uterino, infecciones de transmisión sexual incluyendo VIH/sida y violencia doméstica y sexual. Es precisamente en el marco de este plan, y de la política de Revolución Educativa, en la que surge y se incorpora como oferta para ser un proyecto transversal en las instituciones educativas, la iniciativa del Ministerio denominada “Programa de educación sexual y construcción de la ciudadanía”.

Este programa de formación, diseñado en 2007 con el referente de las competencias ciudadanas, tiene entre otros propósitos,

…generar prácticas pedagógicas que propicien el desarrollo de competencias en los estudiantes, para que puedan incorporar en su cotidianidad el ejercicio de los derechos humanos sexuales y reproductivos, y de esa manera tomar decisiones que les permitan vivir una sexualidad sana, plena y responsable, que enriquezca su proyecto de vida y el de los demás…

Desafíos y líneas de acción en torno a la educación sexual en Colombia: responsabilidades y compromisos del estado y la sociedad civil

Si bien reconocemos la importancia que han tenido estos desarrollos legislativos en la promoción y fortalecimiento de la educación sexual en nuestro país, estos son insuficientes a la hora de contribuir eficazmente en la institucionalización y transformación de problemáticas asociadas con este tema en los establecimientos educativos del territorio nacional.

Al respecto es importante recordar que la formación ciudadana está estrechamente relacionada con el reconocimiento de los derechos humanos (de todas las generaciones de derechos) así como con la promoción de estrategias para su reivindicación y disfrute por parte de todos los estamentos y organismos que constituyen la sociedad.

La transversalización en el currículo de los ejes temáticos relacionados con la educación cívica, entre ellos la sexualidad y los derechos reproductivos, ha ocasionado que estas cátedras y procesos carezcan de responsables directos en su implementación y desarrollo, por lo que su tratamiento es asumido por docentes de las áreas básicas, especialmente aquellos que se encuentran vinculados a las asignaturas de Ciencias Naturales y Biología, o a las orientadoras de las instituciones educativas.

En virtud de lo expuesto, es importante que diferentes organismos, asociaciones y colectivos de nuestra sociedad, generen acciones y estrategias orientadas a promover el cumplimiento y disfrute de los derechos sexuales y reproductivos de niños, niñas y jóvenes, así como iniciativas que atiendan y den respuesta a necesidades y problemáticas que se presentan en el país, en lo que a salud sexual y reproductiva se refiere. Algunas consideraciones que exponemos para fortalecer este trabajo pedagógico por parte del Estado y de organismos de la sociedad civil que trabajan este tema son:

Desarrollo de encuentros regionales y nacionales orientados a presentar experiencias de trabajo en educación sexual. Proponemos llevar a cabo encuentros y eventos, en los que docentes, estudiantes y otros agentes de las comunidades, presenten y compartan sus iniciativas y experiencias en este campo, con el propósito de apoyar estas prácticas y extender sus avances y logros a nuevos sectores y poblaciones.

Diseño y distribución de material pedagógico y didáctico en el área de educación sexual. Es importante, para el fortalecimiento de procesos y prácticas pedagógicas en el campo de la salud sexual, contar con recursos y materiales educativos que permitan a estudiantes y profesores profundizar en temáticas y situaciones que afecten la vida sexual y reproductiva de niños, niñas y jóvenes. Estos materiales deberán ser coherentes con las disposiciones, avances y desarrollos nacionales e internacionales en este tema y con las perspectivas de derechos y de género que amerita el tratamiento de la temática.

Sistematización de experiencias e iniciativas en el campo. Asimismo, se propone apoyar procesos de sistematización de experiencias e iniciativas en el campo de la educación sexual con el propósito de identificar lecciones aprendidas y reconocer los logros y avances que puedan desarrollarse a partir de estos trabajos pedagógicos. La sistematización de experiencias también hace posible replicar iniciativas y programas exitosos en diferentes regiones, los cuales pueden favorecer el cumplimiento de derechos y garantizar el compromiso de todos en el trabajo conjunto por la educación sexual de niños, niñas y jóvenes del país.

Promoción y financiamiento de estudios e investigaciones de riesgo sexual. El tratamiento de la educación sexual, para el caso de las instituciones educativas, debe reconocer e identificar, antes de formular explícitamente una estrategia, las problemáticas y situaciones de riesgo que se presentan en el contexto, de manera que la propuesta dé respuesta a ellas, y genere acciones de reivindicación y cambio. De igual manera, el desarrollo de estrategias de sistematización y seguimiento permiten determinar el impacto y alcance de la iniciativa con respecto al diagnóstico inicial de la problemática.

Establecimiento de vínculos y redes de cooperación y trabajo conjunto por los derechos sexuales. Otra de las estrategias que es importante implementar para el trabajo pedagógico sobre los derechos sexuales y reproductivos se refiere a la construcción de alianzas y comunidades de trabajo orientadas a promover prácticas de cuidado y atención sobre los derechos sexuales y reproductivos de la infancia y la juventud. Estas redes de trabajo también permiten adelantar proyectos conjuntos para trabajar con poblaciones vulneradas y cuyos derechos hayan sido impactados o fracturados por situaciones de conflicto o violencia.

Poner en práctica las consideraciones mencionadas haría posible que el Estado y la ciudadanía en general, aporten al diseño, implementación y mejoramiento de iniciativas y proyectos pedagógicos trazados por instituciones educativas en lo relacionado con la educación sexual, y abrir canales de seguimiento y retroalimentación que atiendan a la infancia y la juventud. Este apoyo al trabajo por la educación sexual también espera aportar, desde diferentes contextos y problemáticas, en la consolidación de una cultura de respeto, valoración y protección de los derechos sexuales y reproductivos de niños, niñas y jóvenes de nuestro país.

 


*Artículo tomado del periódico impreso Palaba Maestra, en su edición número 30

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