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Las 5 acciones de los docentes que frenan la creatividad de sus alumnos

Interacción, iniciativas y proyectos personales, son algunos ejercicios que, al desarrollarse, mejoran la inventiva de los niños y jóvenes. 

Noviembre 29, 2015

La creatividad consiste en asumir riesgos y, por tal motivo, requiere de cierto entrenamiento emocional. Existen personas que poseen integrada esta capacidad, casi de forma innata, pero lo más frecuente es que se amplíe la confianza en sí mismos y sean capaces de afrontar nuevos desafíos.

Por consiguiente, es esencial que los adultos – y en especial los docentes y padres – tengan claro que su papel es fundamental para el desarrollo de la creatividad en los niños y que, tal como existen algunas prácticas que son muy positivas para potenciarla, también las hay que no lo son para nada.

Por eso, en Compartir Palabra Maestra realizamos un listado de las 5 prácticas que se realizan habitualmente en la escuela y en hogares que afectan la imaginación de los niños, jóvenes y alumnos.

1. No interactuar con el alumno

Las planificaciones están bien, ayudan a los docentes a organizarse y cumplir unos objetivos; pero de nada valen si no se incluyen las motivaciones e intereses de sus alumnos. Introducir las preocupaciones e ideas de sus estudiantes en el día a día, dará un mejor resultado.

2. Hacer siempre lo mismo

La Educación Plástica invita a crear y divertirse, y pone en práctica las habilidades desde el minuto 0. Sin embargo, por costumbre, se tiende a pedirles a los alumnos que repliquen modelos que los maestros ya les dan. Es decir, que hagan todos lo mismo y de la misma forma: “Hoy vamos a hacer todos una manzana con plastilina”, “hoy toca pintar con acuarelas”.

Con esta práctica, se está obviando su creatividad para resolver situaciones y se les está negando la posibilidad de conocerse mejor a sí mismos. Plantear el desarrollo, por ejemplo, de la siguiente forma: “¿Por qué no buscan una manera de expresar cómo se sienten hoy?” “¿Qué tal si hoy muestran algo que les guste mucho con cualquier técnica?”.

3. No premiar la iniciativa y la actitud emprendedora

¿Cuándo fue la última vez que se premió la iniciativa? Si uno de los alumnos se ha esforzado en encontrar una solución alternativa o ha hecho más allá de lo estrictamente demandado, qué bueno sería destacarlo. Es importante que se les recuerde a menudo que no todo tiene por qué hacerse de la misma manera y que cada uno debe encontrar sus propias “maneras” de hacer las cosas.

4. Dar demasiada importancia a los errores

Cuando los alumnos se equivocan en su tarea, la respuesta automática es la de corregirles e indicarles en qué han fallado. Por supuesto, es bueno detectar los errores para modificarlos y poder avanzar. Sin embargo, también lo es que se les recuerde lo mucho que han aprendido, lo que sí saben hacer bien y el esfuerzo que ponen a diario.

5. No tener tiempo para proyectos personales

El horario de estudios es ajustado pero, ¿por qué no incorporar un espacio para que los alumnos desarrollen sus propios proyectos? Es decir, si sienten curiosidad por los insectos o les apasionan los trenes, sería genial dedicar un tiempo semanal para que investiguen, guiados por un adulto o por su profesor. Pues, al final, la curiosidad y el autoconocimiento son las bases para la creatividad.

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Comunicador social y periodista.
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Rubén Darío Cárdenas
Gran Rector Premio Compartir 2016
Concibo al maestro como la encarnación del modelo de ser humano de una sociedad mejor. Él encarna todos los valores que quisiera ver reflejados en una mejor sociedad.