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El abstencionismo electoral empieza desde el recreo

El tema político requiere más visibilidad en las aulas, sobre todo en un país como Colombia donde el abstencionismo electoral es alto. 

Junio 16, 2015

Las cifras de abstencionismo electoral en Colombia son alarmantes. En el 2014, durante la primera vuelta para las elecciones presidenciales, el 51% de los colombianos habilitados para votar no acudieron a las urnas. En la segunda vuelta de la misma jornada, la cifra ascendió a 60%, la más alta de los últimos tiempos1. Este video realizado por la Revista Semana, reseña cronológicamente cómo ha sido el comportamiento apático de los colombianos en las elecciones, con cifras que nunca superan el 50% de votantes activos solo en la fase presidencial. Otras jornadas como la del Senado, Cámara, concejos locales, alcaldías, gobernaciones y elecciones internas de partidos presentan porcentajes de ausencia aún mayores.

La indiferencia para votar en Colombia ha sido generalizada desde tiempos de antaño y algunos se preguntan si quizás se deban establecer mecanismos que promuevan más el voto. Lo cierto es que los ciudadanos demuestran negligencia, apatía e incluso incredulidad hacia el terreno político. Y aunque la medida de hacer el voto obligatorio, por ejemplo podría reducir la cifra, quizás no es la solución apropiada a la hora de generar conciencia y cultura ciudadana. ¿Es posible desde las aulas incentivar la participación electoral?

Un estudio realizado por la Universidad de Edinburgh en Escocia, encontró que el debate político en clase potencia el interés y el activismo en la política nacional para los jóvenes. 800 adolescentes escoceses de 16 y 17 años fueron entrevistados y como resultado se encontró que el discutir activamente temas políticos con compañeros de clase es un factor de gran influencia para actitudes cívicas, incluso más que discutir el mismo tema con la familia o amigos por fuera del aula. Es claro entonces que desde el aula, se puede potenciar actitudes en los estudiantes para que más adelante se conviertan en ciudadanos activos del mañana. Pero quizás no sólo se requiere debate, sino también ejercicios electorales más cercanos a la realidad que permitan entender la mecánica de la democracia en el país.

Recuerdo que cuando estaba en el colegio, además de la clase de sociales, nuestro otro ejercicio político era la elección del personero. Desde mi punto de vista, se trataba más de un concurso de popularidad que de una actividad de representación escolar con una influencia tangible. Había una fuerte campaña política de las candidatas, pero a la hora de la verdad yo, como estudiante, sentía que se hacían promesas como piscinas, “jean day” los viernes y más clases de baile, que eran imposibles de implementar en este plantel estrictamente católico.

Aunque he ido a votar desde que tengo edad para hacerlo, sé que muchos de mis amigos y conocidos no lo hacen porque desconocen completamente el tema y porque no le tienen fe a que sus actos pueden tener un efecto en un país donde la corrupción es un mal universal y famoso. Quizás es hora de implementar tácticas en los colegios que les permitan a los estudiantes enterarse de la realidad política del país, aprender técnicas para informarse apropiadamente y generar una reflexión en torno a cómo sus acciones como ciudadanos pueden contribuir.

El voto y el abstencionismo electoral son solo la punta del Iceberg de todo lo que rodea la política, pero ejercicios electorales con sentido y efecto real podrían generar ciudadanos en el futuro más convencidos sobre la importancia de sus acciones.

Cada vez que me entero de un escándalo de corrupción, votos comprados y candidatos inútiles, no puedo evitar sentirme un poco como en aquellas elecciones inútiles para la personera del colegio. Quizás este ejercicio electoral del colegio calca perfectamente la realidad electoral del país. Necesitamos recuperar, desde las aulas, la fe en nosotros como ciudadanos y en la importancia que tienen nuestras acciones para cambiar nuestro contexto.

 

 


 [1] Fuente de la información: www.eltiempo.com

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Escrito por
Comunicadora social y periodista
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Jesús Samuel Orozco Tróchez
Gran Maestro Premio Compartir 2005
Senté las bases firmes para construir una nueva escuela rural donde antes solo había tierra árida y conocimientos perdidos.