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La condición física, capacidad funcional y nivel de actividad física en el adulto mayor

El adulto mayor debe tener como hábito de vida la actividad física, ésta debe ser planificada y bien guiada, teniendo evaluación previa por un especialista.

Abril 22, 2018

La proporción de personas mayores de 60 años está aumentando más rápidamente que cualquier otro grupo de edad en casi todos los países, esto constituye un reto para la sociedad que debe adaptarse a ello para mejorar al máximo la salud y la capacidad funcional de este grupo poblacional.

Por esta razón, cabe señalar que, como resultado de lo anterior, posiblemente en los próximos años se espera encontrar un incremento de adultos mayores y a su vez con más limitaciones físicas, que vendrán dadas por el proceso de envejecimiento y por la tendencia a estilos de vida cada vez más sedentarios (Organización Mundial de la Salud (OMS), 2008).

Según (OMS, 2008) en su último estudio afirma que para el año 2050 se espera se triplique aproximadamente a 2.000 millones, la población de los adultos mayores en el mundo. Por su parte el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE, 2008) en Colombia dice que existen aproximadamente 3 millones de adultos mayores, cifra que aumentara según este departamento a 6 millones en el 2020.

El aumento de la población de adultos mayores, originara un mayor gasto económico en términos de la salud pública, debido a la aparición de enfermedades adquiridas por el proceso de envejecimiento (declive de las funciones), como consecuencia el adulto mayor se convierte en persona dependiente, queriendo decir que necesita del apoyo de una o varias personas para realizar las actividades de la vida diaria.

El grado de funcionalidad se puede determinar a partir de la valoración de la capacidad funcional, entendiéndose esta como la “capacidad de ejecutar de manera autónoma aquellas acciones más o menos complejas que componen el quehacer cotidiano en una manera deseada a nivel individual y social” (Oliveira y Villaverde, 2001, p 47).

Por consiguiente en esta problemática se hace necesario dar a conocer los registros empleados para el nivel de actividad física mejorando la condición física y la capacidad funcional del adulto mayor no institucionalizado, así se garantiza que el envejecimiento y los cambios naturales de tipo bioquímicos, fisiológicos, morfológicos y funcionales que aparecen en el individuo a lo largo de la vida como consecuencia del paso del tiempo en los seres vivos no sea una dificultad para el estado en términos económicos, ni para la familia al tener una persona dependiente en realizar sus propias necesidades básicas (Castanedo, García, Noriega y Quintanilla, 2007), es decir a medida que se envejece se hace necesario mantenerse activo, esto se logra con la práctica regular de actividad física, así el adulto mayor tendrá un buen cuidado del cuerpo que  cada vez será más importante en el trascurrir de su vida, debido a esto su condición física y capacidad funcional serán óptimas y podrán desenvolverse en su entorno social como una persona útil, atendiendo a la condición física funcional que se pueda llegar a tener en estas edades de la vida, entendiéndose ésta como la capacidad física para desarrollar actividades normales del diario vivir de forma segura con independencia y sin excesiva fatiga como lo plantea  Rikli y Jones,(citado por Vaquero, González, Ros y Alacid, 2012).

En consecuencia, lo anterior, genera cambios importantes no solo en el estado de morbilidad y mortalidad, sino que determina el estilo y calidad de vida de la población mayor, así como lo plantean Lobo, Santos y Carvalho (2007), en donde la calidad de vida en las personas mayores institucionalizadas parece estar asociada a sus niveles de dependencia.

Esta dependencia es definida como el conjunto de consecuencias que los problemas de salud imponen a una persona cuando quiere realizar tareas en su vida diaria o como cualquier falta de capacidad para desarrollar una actividad considerada normal para una persona. (Fernández, Rodríguez, 1995, p.17), con el fin de evitar que el adulto mayor sea una persona dependiente e incapaz de desarrollar tareas de su diario vivir se debe mejorar en él su capacidad funcional entendiéndose ésta como lo indican Saliba, Orlando, Wenger, Hays y Rubenstein (2000) “se entiende como la aptitud para ejecutar eficientemente las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria” (p.2).

Existen dos clases de actividades en la vida diaria del ser humano, la primera son las actividades básicas, estas son aquellas que la persona realiza para cuidar de si mimo y de forma autónoma, algunas de estas son bañarse, vestirse, alimentarse, movilizarse, controlar los esfínteres y el arreglo personal y la segunda son actividades instrumentales siendo estas más complejas como cocinar, limpiar, tomar medicamentos, usar transportes públicos, utilizar escaleras y realizar trabajos exteriores como jardinería y cuido de animales. (Carazo, 2009).

Por consiguiente, es de suma importancia que se potencialice la capacidad funcional, condición física y niveles de actividad física en el adulto mayor ya que lo hará una persona funcional, segura, autónoma, independiente que tendrá una mejor calidad de vida. Por todo lo dicho, es de vital importancia que en la población de adultos mayores no institucionalizados, se realice una caracterización de la condición física funcional, la capacidad funcional y nivel de actividad física puesto que hay muy pocos estudios con respecto a los no institucionalizados e  institucionalizados que cumplan con las mismas variables que se presentan en este estudio; de cierta manera cumplen tal vez con alguna de ellas, pero no con todas las que se piden como tal que permitan evidenciar las anteriores variables frente a las características que se quieren realizar.

Dentro de la búsqueda que se realizó durante este proceso se evidencia que el más próximo a hablar de adulto mayor no institucionalizado y con las variables que se nombran con anterioridad se resalta la realizada en la Corporación Universitaria Cenda en el año 2015 también por un grupo de estudiantes cumpliendo con los mismos parámetros que el de este proyecto.

En conclusión, el adulto mayor debe tener como hábito de vida la actividad física, ésta debe ser planificada y bien guiada, teniendo evaluación previa por un especialista para planificar dicha actividad y cómo debe realizarla, así tendremos menos lesiones y más gente activa, con menos enfermedades.

Lista de Referencias

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Carazo, V. (2009). Pedro Actividad física y capacidad funcional en el adulto mayor: el taekwondo como alternativa de mejoramiento Educación, vol. 25, núm. pp. 125-135 Universidad de Costa Rica San Pedro, Montes de Oca, Costa Rica (p.2).

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Profesor de Educación Física IECS. Proyecto de grado Corporación Universitaria Cenda.
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