La educación en la era digital

Hoy en día, la educación está teniendo un papel fundamental en la transformación de la sociedad, lo que viene motivando a la escuela a asumir una serie de retos como el replantear la forma en que se está formando para la vida a los niños y jóvenes que se convertirán en los ciudadanos capaces de enfrentarse a los retos globales en miras del mejoramiento de la calidad de vida.  

De ahí, que sea importante que la escuela no sólo se dedique al dominio de contenidos curriculares establecidos desde el currículo, sino que fomente espacios de participación y construcción del conocimiento donde los estudiantes puedan concebirse como gestores de su proceso de aprendizaje a través del desarrollo de competencias del siglo XXI como el ser creativo, integrar las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación), fomentar el pensamiento crítico, la  habilidad comunicativa, el trabajo colaborativo, el respeto por la diferencia y el manejo de emociones. 

De acuerdo a lo anterior, la escuela en esta era digital nos invita como maestros a trasformar y replantear las prácticas de aula, a crear procesos de interacción y construcción colaborativa de conocimientos más allá del aula a través de las mediaciones TIC que permitan establecer alianzas y nuevas redes de aprendizaje entre pares, pues los niños y jóvenes tienen la posibilidad de desenvolverse y ser partícipes  en proyectos de interés para plasmar sus comprensiones y ponerlas en escena ante el mundo de la red de internet. 

Ubicando así la tecnología como una oportunidad de ir más allá del aula, donde los estudiantes interactúan y se apoyan de diferentes mediaciones tecnológicas con sus pares al compartir sus experiencias y hallazgos, trascendiendo lo instrumental, como Martin Barbero refiere: “La tecnología remite hoy no a unos aparatos sino a nuevos modos de percepción y de lenguaje, a nuevas sensibilidades y escrituras” (p.24), facilitando así poner de manifiesto las percepciones, concepciones, comprensiones y emociones. 

Por otra parte, fomentar el trabajo colaborativo como estrategia que incentive en el estudiante procesos de participación, autonomía y desarrollo cognitivo que sean activados por la interacción con sus pares, como afirma Peters  (2002), (citado por Barragán, Aguinaga y Ávila 2010), Wilson (1995), una oportunidad para que el estudiante interactúe con sus pares, para activar diferentes procesos que enriquecen el aprendizaje como refiere Vygotsky en su teoría sociocultural.  

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