La experiencia dentro del aula se construye desde una retroalimentación mutua

La práctica pedagógica es una de las experiencias que cada docente afronta en su vida profesional pero sólo las personas que viven a diario tienen la definición exacta de lo que significa, dentro de los significados más generales se dice que es un espacio reflexivo y de formación donde el docente quiere transmitir los conocimientos propios que ha adquirido. Pero al transcurrir los años el ser docente ha generado grandes cambios.

Se ha dejado a un lado el control sobreprotector que convertía a los estudiantes en seres complemente dependientes y por esa falla nace el enfoque de la emancipación de los estudiantes y la libertad de opinión más contundentes e independientes dentro del salón de clases.

La experiencia de la docente Sandra Rodríguez ha generado cambios desde mi punto de vista  con referente a mi creencia de ser docente, porque siempre tuve presente que las prácticas sólo consistían en asistir y dar la clase, pero cuando ella narró su historia y su experiencia docente automáticamente caí en cuenta que cada clase dada es una gran aventura que se debe vivir como si fuese la primera vez que se pasa frente al pizarrón para ser el comandante de tu propio barco donde tú eres el capitán y los estudiantes son los naufragantes con esto me refiero a que si ellos presentan dificultades que conlleven a generar inseguridades yo les ayudo y si por varios factores soy quien los presente ellos me ayudan a corregir y a mejorar para lograr un aprendizaje colectivo.

Durante mucho tiempo estaba aferrada a la idea de que los conocimientos adquiridos a través del pregrado serían lo fundamental para encarar la vida profesional en la realidad.

Según Rodríguez,  (2017), Pensar que el ingreso de los niños a la escuela lleva consigo la responsabilidad de su formación como personas y como ciudadanos me puso a cuestionarme sobre mi propia formación, tanto de estudiante de escuela, como profesional, la cual estuvo marcada por enfoques de enseñanza de corte mecánico e instrumental, en los que se enseña de manera fragmentada, a través de actividades y rutinas sin sentido que yo replique como docente por varios años sin ningún éxito en mi aula.

Seriamente esto me hizo auto-reflexionar y pensar que simplemente no puedo enseñar o transmitir algo que no sé completamente, tengo que ser consciente que para ser docente nunca hay que detenerse, hay que seguir investigando, indagando, soñando y atreverse a vivir el mundo de una manera diferente.

Por ende, si desde mis experiencias profesionales y personales les transmito un aprendizaje que para ellos será algo impactante obviamente ellos y sus experiencias me dejarán grandes lecciones donde aprenderé de ellos a cómo afrontar el mundo y ellos tendrán las herramientas suficientes para levantarse, luchar y hacer realidad sus más grandes expectativas. 

Para llegar a una conclusión, en las pocas ocasiones que he dado clases he sentido plenamente que las prácticas y la experiencia que se viven dentro del salón de clases son un hecho sagrado donde se generan espacios de reflexión, diálogo y aprendizajes nos permiten realizar una retroalimentación entre los estudiantes y yo donde hemos llegado a ese punto de trabajar para cambiar nuestras falencias y pensar en estrategias para mejorarlas y ser mejores cada día en conjunto.

Referencias:

Rodríguez, S (2017),  Prácticas sociales de lenguaje, una configuración didáctica para construir la ciudadanía desde los grados iniciales. compartirpalabramaestra.org/experiencias/otras-historias-de-exito/practicas-sociales-de-lenguaje-una-configuracion-didactica-para-construir-ciudadania-desde-los