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La experiencia hace verdaderos sabios

La educación formal debería encargarse de dar las herramientas para construir, a base de experiencias, una conciencia del rol que cumple cada ser humano en la Tierra. 

Agosto 17, 2018

La sociedad moderna de hoy se encuentra inmersa un consumo enfermizo de lo material, donde todo se vuelve mercancía, la vida cotidiana y las relaciones personales esconden intensiones que buscan siempre el beneficio económico, la educación está secuestrada por el mercado y la promoción de valores éticos solo hace parte de un discurso económico.

Al ser testigos día a día de todas las noticias (nacionales e internacionales) podemos confirmar que la deshumanización de nuestra sociedad es aterradora. La experiencia, concebida como subjetiva y personal, es pieza fundamental en la construcción de una cultura ciudadana basada en Derechos Humanos.

Los problemas sociales, políticos y ambientales experimentados a lo largo de la historia han hecho que esta civilización implore por un cambio drástico en la forma en que se concibe hoy la vida y el papel del ser humano, una cultura que reviva el papel tan importante de los Derechos Humanos para preservar la humanidad y la Tierra, una cultura que haga recordar que somos seres con sentimientos, razonamientos y necesidades que dependen de la forma como nos relacionamos entre sí y con nuestro entorno.

Esta cultura debe que empezar a promoverse desde los hogares (primera escuela), donde los padres son los primeros en promover valores, idealmente basados en el reconocimiento y respeto por el otro y por el entorno.

Luego, la educación formal debería encargarse de dar las herramientas necesarias para construir colectivamente, a base de experiencias, una conciencia del rol que cumple cada ser humano en la Tierra, según Plazas y Salamanca (ganadores del Premio Compartir 2016), “…educando no para perpetuar las relaciones asimétricas dentro de una sociedad, sino para transformarlas.”

Así, la experiencia representa un valor esencial porque es subjetiva, porque transforma personalmente pero también es exteriorizada, por tanto, los acontecimientos adquieren un papel revelador en la práctica continua de los derechos en el hogar y en la escuela ya que “…el ejercicio de un derecho implica el respeto de un deber…” (Plazas, M. y Salamanca, J., 2016, Construyamos un mundo en armonía de derechos y deberes, Bogotá, Colombia), esto quiere decir que de esta manera se aprende a establecer la relación entre los derechos y deberes, y transformar la visualización que se tiene de éstos.

La experiencia es una trasformación interna, subjetiva y personal, causada por un acontecimiento exterior, un algo que está afuera, que sucede afuera pero que afecta en el interior de cada uno. Jorge Larrosa (profesor de Filosofía de la Universidad de Barcelona) afirma que la experiencia es, por tanto, propia, es diferente en cada quién y transforma de modo único, particular y singular.

De ahí que juegue un papel importantísimo -principalmente desde el hogar y en la escuela- en la creación de una cultura que esté basada en derechos humanos porque, la realización de actividades, talleres, acontecimientos guiados por la aplicación de Derechos Humanos y que generen una reflexión personal se convierten, por lo tanto, en experiencias que a nivel colectivo pueden facilitar la resolución de problemas y conflictos, la toma de conciencia del mundo en el que vivimos y de la humanidad que se necesita para transformar la sociedad.

Estos resultados se pueden evidenciar en el proyecto de los docentes Miguel Plazas y Jairo Salamanca, quienes en su apuesta por la promoción de los Derechos Humanos en su instituto educativo, evidenciaron problemas de convivencia entre los estudiantes como matoneo y violencia fuera de la institución, daño a los bienes públicos y la desmotivación por la vida académica; problemas que pudieron resolverse según la observación y análisis realizados porque mostraron que hubo una considerable disminución de casos de matoneo escolar, se incrementó el respeto a la diversidad y la tolerancia frente a la diferencia como la condición sexual, étnica, religiosa y política.

En el ámbito educativo, es importante que los estudiantes conozcan y se apropien de un tema tan importante como los Derechos Humanos interiorizándolos y exteriorizándolos al mismo tiempo porque éstos se convertirían en la base para que construyan su propia ética y así pasar de una mentalidad individualista, egoísta a una mentalidad pluralista que se base de experiencias para justificar la búsqueda del bien común y colectivo.

La escuela debe ser el lugar de acontecimientos donde las experiencias adquiridas puedan hacer sabios no solo a los maestros (entendidos como docentes o profesores) sino a toda comunidad educativa, dotando a jóvenes, padres de familia y maestros de la sabiduría requerida para devolverle a la humanidad, a los derechos humanos y al medio ambiente, el protagonismo que perdió y aprender a vivir en sociedad de forma armoniosa.

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Estudiante de la Cátedra ‘Maestros hacen maestros’ en la Universidad de La Salle.
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Irma María Arévalo González
Gran Maestro Premio Compartir 2002
Ofrezco a cada uno de los alumnos un lápiz mágico y los invito a escribir su propia historia enmarcada en los cuentos y leyendas de su cultura indígena.