La mala educación, un enemigo silencioso

La desigualdad y las brechas sociales son situaciones a los que los colombianos no hemos acostumbrado, ya sea por conformismo, por falta de interés, por una absurda pasividad en la que lo único que nos interesa ese odioso “yo” y nuestro bienestar, o simplemente por un desconocimiento y una falta de información sobre el tema.

Después de estudios recientes realizados por algunas instituciones, como la Fundación Corona, o encuestas elaboradas por firmas contratadas por el Gobierno, nos damos cuenta que muchas veces los colombianos creemos que los problemas más relevantes son:

El desempleo con un (35%), la inseguridad con un (32%), la corrupción con el (15%), el alto costo de la vida con un (14%), la violencia con (11%) y la delincuencia juvenil con el (11%). Fueron algunos de los indicadores que arrojo la encuesta que realizó Napoleón Franco en noviembre de 2014, a 200.000 personas de 13 municipios de Colombia sobre los problemas que les afectan.

Y entonces la pregunta que surge entorno a estos resultados es: ¿Será entonces que esos son realmente los únicos problemas con los que contamos en el país? Después de varias lecturas, caigo en la cuenta que se está desconociendo que hay un problema trasversal a todos estos fenómenos sociales que se vienen dando desde siempre en nuestro país y se vincula directamente con la educación.

En Colombia se habla de educación, desde los lugares más especializados, y por ende se desconocen los lugares comunes, espacios de apropiación pública desde los cuales el ciudadano promedio puede pensarse y reflexionarse sobre lo que debe ser, entender por educación, lo que debe ser una educación de calidad, y desde donde se pueden generar políticas más claras y cercanas a la realidad.

Si bien el Gobierno tiene una meta clara: reducir los estándares de analfabetismo en el país, es necesario que los colombianos hagamos un alto en el camino y nos preguntemos qué tipo de educación se nos ofrece: ¿Es educación con bajos estándares de calidad o es educación de calidad?

Desde esta pregunta se pueden empezar a pensarse los debates a nivel de la comunidad, debates que nos permitan de alguna manera identificar esos parámetros de excelencia y buenas prácticas. Por esto, la Fundación compartir y TxE (Todos por la educación) iniciaron un nuevo proyecto que busca, de alguna manera, poner a dialogar al colombiano promedio sobre educación, sacar la discusión de la educación de estos circuitos cerrados y especializados donde se dan soluciones como pañitos de agua tibia para una problemática mucho más seria y que necesita mecanismos serios y capaces de darle fin a estos males.

Pensar y repensar es la dinámica que se propone hoy en día en este proyecto. Es poder generar espacios desde las redes sociales y medios masivos de comunicación; espacios que generen reflexión y lugares comunes desde la calidad; procesos que sean capaces de poner a hablar a todo el país sobre actividades disruptivas que creen conciencias y cambios de raíz, que nos muestren otra vía para seguir y poder acabar con esos problemas que todos conocemos pero que estas grandes firmas encuestadoras nos los muestran como si fuera algo novedoso.

Lo que necesitamos, entonces, es que cambiemos la forma de caminar, de recorrer esos nuevos caminos que aparecen en estos desafiantes nuevos mundos, permeados por esos procesos globalizantes y dinamizadores de los órdenes mundiales que buscan estandarizar la educación.

Si lo pensamos, estos diálogos lo que buscan es mostrar la realidad de un contexto determinado, hacer pensar a la comunidad y, de esta manera, desde el conocimiento real de la situación, disminuir las brechas y desigualdades sociales de millones de personas jóvenes y niños que el día de mañana serán el futuro de nuestro país. La educación no es un accesorio, es un tema primordial y prioritario para que dé una configuración diferente de país, pensado desde otro espacio, desde un espacio de calidad.