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La puntualidad no ha pasado de moda

Abril 26, 2018

Dentro de mi rol como coordinador y promotor de convivencia, realizo una serie de talleres para fortalecer el buen hábito de la puntualidad, ya que un porcentaje de los estudiantes llegan tarde a la institución de manera frecuente. Parece que para muchos esto no es importante.

Quisiera traer a colación uno de los videos que utilizo dentro de estas actividades y que nos ha permitido entender el concepto de disciplina y su importancia, además de abrir espacios para la reflexión, motivación y al cambio de actitud  por parte de los estudiantes.

Se trata del video “Como ser disciplinado” realizado por el colombo japonés Kenji Yokoi, en el que aborda tres aspectos importantes  para la vida: organización, limpieza y puntualidad.

Estrategias como apuntar en una lista a los que llegan tarde, sin intervenir el error,  no sirve de nada, eso es tiempo perdido; se convierte en una manera de fortalecer la impuntualidad “me anotan y no pasa nada”. Debemos cambiar la estrategia, llenar de sentido y formar en la importancia de la puntualidad y sus efectos.

Bajo esta reflexión intento trasmitir a mis estudiantes que no hace falta  tener los ojos rasgados para poder tener hábitos y disciplina y que  aunque para muchos de nosotros los japoneses son ejemplo de constancia y persistencia e incluso pueden ser considerados unos de los seres mejor usan su inteligencia en el planeta, los colombianos también podemos apropiar estas tres enseñanzas.

El colombiano se caracteriza por ser “Echao Pa’ lante”, nada le queda grande, “no se vara”, es recursivo, pero desafortunadamente le falta disciplina ¿Acaso no tiene las mismas capacidades para serlo? ¿Son los japoneses seres superiores? ¿Es posible enseñar y formar en disciplina en los colegios colombianos?

Teniendo en cuenta lo anterior me cuestiono frente a como los educadores no nos preparamos únicamente para enseñar asignaturas como matemáticas, lenguaje, inglés, ciencias sociales y naturales; las cuales les permitan un buen desempeño a nuestros estudiantes en el futuro,  sino que nos corresponde también formarlos para que sean competentes ante la sociedad y sus compromisos futuros. Es aquí donde la puntualidad juega un papel fundamental.

En toda situación cotidiana es importante ser puntual: para coger el SITP, el TransMilenio,  para llegar a una cita médica, a un encuentro deportivo, a una cita amorosa; para llegar al trabajo o estar a tiempo para llegar al colegio, para ser puntuales en los pagos, entre otros. Desconocer esta realidad en la formación de nuestros estudiantes es ignorar la responsabilidad social propia de nuestra profesión.

Desde el comienzo del día, la organización de los tiempos en cada actividad es importante, así como el hecho de ser eficiente en el momento de realizar las mismas, porque de nada sirve levantarse temprano si nos demoramos en el baño, al vestirnos, al desayunar… si después vamos “a estar con el afán”.

Iniciar mal la mañana impide  disfrutar del primer y mejor alimento del día, el desayuno, evitar que las cosas no salgan bien y en ocasiones iniciar un día que podría ser positivo con frases como: “el bus me dejo” o “se me quedo la maleta”, ocasionando estrés, malas caras y otras situaciones que nos restan bienestar.

Estas situaciones pueden parecer insignificantes, sin embargo, acarrean en muchas ocasiones disgustos con la familia, en el colegio, en la calle, por lo que es fundamental insistir en que los jóvenes adquieran esos hábitos. La puntualidad tiene mucho que ver con la organización, con cosas simples como dejar todo listo la noche anterior; rompiendo con el cliché de buenos colombianos y dejar todo para última hora.

Preocuparse frente a la adquisición de hábitos reflejados a través de la puntualidad, en términos de la hora de llegada y salida, de la entrega de trabajos, reconociendo que ser puntual  es un aspecto imprescindible en su formación que al final les permitirá evidenciar sus fortalezas y reforzar su autoestima; ya que su imagen y actitud son ejemplo para otros, lo que favorece su formación como seres integrales.

Teniendo en cuenta todo lo que he mencionado, resalto la importancia del papel  del docente dentro de la escuela como un ejemplo  que debe impactar tanto a los estudiantes como a los  padres de familia. La exigencia y la constancia en la formación no son valores agregados, sino responsabilidades explícitas que ayudarán a potenciar esas habilidades del colombiano y a trasformar positivamente la sociedad.

En pocas palabras, quisiera dejarles como reflexión que la puntualidad es un buena costumbre del hombre virtuoso que nos debe caracterizar durante todas las etapas de nuestra vida, esta debe convertirse en hábito que se aprende desde niños y que nos hace competentes en la cotidianidad del mudo real, por esto es válido afirmar que: “La puntualidad no se discute” y que ella no ha pasado de moda.

Imagen www.flickr.com/photos/139228535@N05/

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Licenciado en Educación Física. Coordinador y promotor de convivencia de la I.E. Compartir Suba.
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Martial Heriberto Rosado Acosta
Gran Maestro Premio Compartir 2004
Sembré una semilla en la tierra de cada estudiante para que florecieran los frutos del trabajo campesino en el campo que los vio nacer