Pedagogía con afecto

La inestabilidad de nuestra base social, como es la familia, y la pérdida en valores hacen que en el trabajo docente sea cada vez más necesario y exigente la búsqueda de estrategias que faciliten el aprendizaje de los estudiantes, los cuales reflejan en el aula escolar las falencias que viven en su contexto familiar.

La educación avanza a pasos a gigantescos y es necesario que el docente ayude al estudiante que presenta ciertos comportamientos inadecuados para un contexto escolar; la universidad no te prepara para saber manejar y sortear a este tipo estudiantes que irresponsablemente los padres no se percatan de cuánto afecta en la formación de un niño el no tener normas de convivencia en  el hogar.

La experiencia como maestra me ha permitido afirmar que no solo los contenidos educativos  forman al ser humano: el amor y el tiempo influyen en el desarrollo educativo de un estudiante.

Alejandro es un estudiante de primer grado del Colegio Metropolitano de Soledad 2.000, un  estudiante de estatura alta y gruesa, el cual vivía en un entorno bastante difícil y bastante común  en nuestro país: sus padres vivían separados y el papá laboraba en otra ciudad.

Alejandro compartía en casa solo con su abuela, debido a que su madre pasaba todo el día en su  trabajo. El niño tenía un bajo rendimiento académico porque no cumplía con sus compromisos académicos, como resultado de la falta de apoyo, amor y tiempo de asesoría escolar por parte de sus progenitores.

Alejandro reflejaba por medio de su comportamiento agresivo, toscos, hasta un tanto grosero con su docente, la frustración de no poder cumplir con sus labores académicas. Como todos los niños de su clase, deseaba tener sus textos, cuadernos y todos los utilices escolares que cualquier niño de su edad manejaría.

Su docente se propuso colocarle todo su amor, tiempo y dedicación para suplir la falta de atención en su casa. La esencia de la estrategia utilizada por la docente se basó en la pedagogía del amor. Entre las acciones de la maestra, estuvieron la de facilitarle copias de los textos trabajados, cuadernos, lápices, asesorías pedagógicas para que el estudiante se motivara, realizara su proceso académico y mejorara su comportamiento inadecuado dentro del salón de clases.

Todos estos elementos con el pasar del tiempo fueron dando resultados muy positivos en el estudiante y su familia. Hoy en día es un excelente estudiante y un ser cariñoso.

Tan solo con un poco de tiempo y de amor se puede educar y transformar la vida de muchos educandos, en esta sociedad que están faltos de tiempo y de amor. Solo debemos tener siempre presente que los docentes somos entes formadores de vida.