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Relato de un etnoeducacor wayuu sobre cómo nació su vocación

Según el educador, esto vino con las voces habladas desde el corazón del vientre de su mujer putchi anasu, cuando compartía en las orillas del río Ranchería con su abuela. 

Junio 16, 2017

Entre risas y gestos, sintiendo el abrazo de un amanecer, con un brillo hermoso del sol, iluminando las aguas sobre de las piedras;  contando las ovejas del rebaño, un niño se sentaba a escuchar el silencio del corazón del origen del pueblo wayuu. Con los ojos fijos a leer los gestos de la abuela se trasladaba  a un pensamiento muy profundo cuando estaba formándose en la espiral del vientre de su madre Mma (tierra).

La abuela le contaba sus principios, como llego  hacer una abuela que habla desde el corazón de los mil colores de la naturaleza; empezando por los tejidos del tejer de los sueños y las huellas de sus abuelos en cada símbolo que se escribe en una mochila. El niño solo escuchaba sus relatos, ya no quería ni preguntar, solo se reía entre los silencios de los árboles y los cantares de un pajarito que hizo presencia en ese instante.

Veía como los ríos en carcajadas regaban los pastos al escuchar la abuela; cuando hablaba del silencio de las noches, como una pedagogía del renacer a entender los cosmos y los hermanos espíritus que nos acompañan en cada caminar y pensares cuando nos comunicamos con los saberes de LAPUU (la tecnología epistémica propia de los sueños wayuu).

Entre sorbos de un café ella, reflexionaba con unas gotas de lágrimas en sus ojos preocupada de algún día de la pérdida de sus saberes. Con un gesto y un levantar de ojos y huellas, el niño secó sus lágrimas y agradeciéndole hoy en día, el comenzar de entender su origen.

Desde entonces lo inspiro a estudiar la carrera de etnoeducacion; hablando desde el corazón de la palabra como mujer que produce vidas de memorias en las voces del vientre de cada  sabedor y abuelo, que se sentaba en los ríos, fogones y pastoreos; compartiendo lo hermoso que es convertirse en un abuelo que podrá abrazar generaciones con la un reconocimiento de su historia oral vivida. Que fortalezcan su identidad cultural, el respeto a sus seres espirituales, como a la misma naturaleza. 

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Escrito por
Etnoeducador, Semillero Putchi Anasu
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Melva Inés Aristizabal Botero
Gran Maestra Premio Compartir 2003
Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.