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Un problema nacido de Génesis

Los maestros y la escuela consideramos que la solución es más de fondo y a nuestro juicio está relacionada con programas más efectivos o más encaminados a la familia. 

Octubre 13, 2018

Ese nombre por sí sólo, nos lleva y nos retrotrae a la biblia, el libro sagrado de los cristianos, cuyo significado en griego, quiere decir: origen o principio de algo y cuya autoría suele ser atribuida a Moisés, lo que hace suponer, que su escritura se llevó a cabo en el siglo XV A.C., aun cuando, algunos historiadores consideran que se trata de una obra anónima que explica el origen del mundo y nos señala a Adán y Eva, como los primeros seres humanos en el jardín del Edén.

Pero el caso que nos ocupa, dista mucho del génesis de Moisés, se refiere al macabro caso de la niña, que, en su plena y sublime inocencia, fue violentada, abusada y asesinada por el monstruo de Fundación, en uno de los casos más sonados de la barbarie contemporánea, que ha golpeado los cimientos de nuestro país y que denota el alto grado de descomposición social a que hemos llegado, sin que se avizoren vientos de civilización y comprensión.

Nada justifica ese acto vil y cobarde que acabó con la vida de la bella Génesis, un ángel que se nos fue para siempre y cuyos compañeritos de su barriada y de su escuela pobre de ese pueblo macondiano, como todos los pueblos del Caribe Colombiano, lloran sin cesar, sin entender su partida, esperando tal vez, que a diferencia de ese primer libro del  nuevo testamento, el sacrificio de su mártir compañera, constituya el fin de esa cultura que se ha generado en toda la geografía nacional, de mancillar el honor y asesinar el tesoro más grande y más fértil de una sociedad, sus niños.

Se nos fue Génesis, la escuela universal hoy luce de luto, y desesperanzada, como denotando el dolor y la tristeza que embarga a todos los niños del mundo, que se ven encarnados en ella, como símbolo de un país, que pareciera haber perdido la razón y donde se asesinan y se maltratan decenas de niños cada segundo, sin importar la magnitud del daño que se le hace a la sociedad y a la familia.

El monstruo, no sólo mancilló su cuerpo, sino su inocencia y su alma, lacerando su ingenuidad, sometiéndola a todo tipo de vejámenes, que ella, seguro se fue sin entender, porque los niños de su edad, solo piensan en lápices y crayolas, para pintar y dibujar trazos de esperanzas, con sueños, que le garanticen un mundo mejor, el de la pureza y la justicia social, con hogares funcionales, sin casas de cartón, con pan y escuelas de calidad.

Por todo ello y en especial por el sacrificio de Génesis, nos saltan varias preguntas: ¿cuánto más habrá que esperar para que el Estado, encuentre el camino para poner fin a estos vejámenes contra los niños?, ¿será que el problema se resuelve únicamente con el grito de “cadena perpetua”? Los maestros y la escuela consideramos que la solución es más de fondo y a nuestro juicio está relacionada con programas más efectivos o más encaminados a la familia, cuya descomposición es cada día más evidente, para no decir más trágica.

Allí está el meollo del problema, lo demás, sólo serán paños de aguas tibias y es buscar la fiebre en las sabanas.  

 

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