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Jaime Niño, el ministro que amó a la escuela como un niño

Un texto dedicado a uno de los colombianos más insignes del siglo pasado y de principios de este.

Diciembre 19, 2016

Vallecaucano de origen, vivió casi toda su vida en la capital de la República debido a su extensa agenda estudiantil y profesional, que se inició con la obtención de su título de Sociólogo de la Universidad Nacional, pasando por sus estudios de postgrado en Economía Política y de Maestría en Planeación Educativa en la Universidad de Toronto en Canadá, hasta ocupar el cargo de Director del Icetex, Director del Icfes, Rector de la Universidad Piloto de Colombia, Congresista, Asesor del CIID del Canadá,  Profesor e Investigador Universitario, Ministro de Educación  y Vicepresidente del Comité  Intergubernamental del Proyecto de la Unesco, para América Latina entre otros, cargos que ocupó con la mayor dignidad, los cuales le hicieron acreedor, sin proponérselo, a los más altos elogios por parte de todos los sectores de la Sociedad Colombiana.

En todo ese trasegar de magnitudes casi infinitas, es fácil observar y evidenciar  su profundo amor por la educación y por la escuela, como lo dejó ver con meridiana claridad,  el discurso que pronunció en Hamburgo Alemania, el 17 de julio de 1997, en el homenaje póstumo que se le ofreció al educador brasileño Paulo Freire, en la Quinta conferencia Mundial de Educación de Adultos, resaltando el carácter liberador y político del proyecto Freireriano y reclamando de los educadores asumir un acto de comprensión y de justicia social en el proceso de su discurso y quehacer académico y pedagógico.

Ese es y fue el doctor Niño Diez, el que como un niño siempre soñó y vivió para la escuela, demostrándolo hasta sus últimos días en Cartagena, ciudad que lo acogió como su cuartel de invierno y en la cual siempre lo vimos participando en foros y tertulias de intelectuales y gentes del común a los que le duele la educación y siguen apostándole a una escuela más digna y esperanzadora o como él la llamó, una Nueva Educación.

Con su partida, la escuela está de luto, la Escuela que él simboliza y simbolizaba. Hasta el último segundo de su existencia la imaginó grande, abierta, de todos los colores y brillos, con niños y niñas de caras y sonrisas alegres.

Por todo ello y por todo lo que él fue y significó, termino con una poesía que él citó y que le escribiera la poetisa cubana Lidia Turner a Paulo Freire al conocer su fallecimiento.

Jaime; Maestro.
Hoy supe que partías
Sentí tristeza, las partidas son tristes!.

Pero también supe que llegabas
Que llegabas con una fuerza nueva

A los educadores
A los campesinos
A la gente del pueblo
A los oprimidos

Llegabas con la vida
Que da la muerte a los que luchan
Porque los que mueren
En brazos de un pueblo agradecido,
Como dijera el poeta José Martí
“el cielo se abre, el mundo se dilata”

Luis Alfonso Ramírez Castellón

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Rector de la Institución Educativa Soledad Acosta de Samper.
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Laura María Pineda
Gran Maestra Premio Compartir 1999
Dar alas a las palabras para que se desplieguen por la oración y vuelen a través de los textos para que los estudiantes comprendan la libertad del lenguaje.