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Los libros de texto: más allá del precio y las marcas, una reflexión desde las competencias ciudadanas

Los textos en Colombia no involucran dentro de su contenido elementos relacionados con las competencias ciudadanas.

Febrero 18, 2016

A propósito de la discusión que como todos los años se ha venido dando en el país al comienzo del año escolar, sobre la obligatoriedad que imponen algunas instituciones educativas de la compra de libros de texto de una marca determinada, las quejas de los padres de familia por los altos precios, y la decisión del Ministerio de Educación de poner en cintura a los colegios; creemos que además del debate sobre los precios o las marcas, sigue siendo vigente la discusión sobre el contenido de estos materiales de enseñanza. Queremos plantear nuevamente este debate que no es nuevo, pero que sin lugar a dudas sigue vigente, a partir de un ejercicio de análisis de la formación en competencias ciudadanas en libros de texto de ciencias sociales de la educación básica secundaria.

La intención del artículo es compartir algunos planteamientos, producto del análisis de la inclusión de la propuesta del estado colombiano para la formación de la ciudadanía, consignada en los estándares básicos de competencias ciudadanas publicados por el Ministerio de Educación en el año 2004. Se trata principalmente de una descripción analítica de la forma como esta política gubernamental se ha llevado a los libros de texto en la educación básica secundaria (6º a 9º), desde la pregunta: ¿Cómo se aborda en los libros de texto la propuesta estatal de formación para la ciudadanía? Se parte de dos premisas: la primera, que pese a las críticas al uso de los textos escolares, estos todavía son la principal herramienta de trabajo de muchos maestros colombianos, y la segunda, que aunque los libros introduzcan cambios en la forma de diagramación y presentación, no logran romper con las formas tradicionales de concebir la enseñanza y el aprendizaje.

Si bien los libros de texto estudiados han acatado la directriz estatal de formación para la ciudadanía, esta se entendió de una manera desarticulada. No obedece a un proyecto formativo integral y se ha usado como un complemento más de las ciencias sociales, como el lleno de un requisito, como un área informativa que privilegia los contenidos cognitivos. La formación ciudadana se ha se entendido como un añadido de las ciencias sociales y no como un campo real y concreta de formación necesario y urgente en el estado colombiano.

El texto propone una reflexión sobre la manera como ha sido entendida, asumida y puesta en práctica la propuesta de formación ciudadana contenida en los estándares de competencias propuestos por el Ministerio de Educación Nacional. Para ello se analizaron series de libros de texto de los grados 6º 7º 8º y 9º de educación básica secundaria de cuatro editoriales de circulación nacional reconocidas en todo el ámbito educativo del país. Todos los libros fueron del área de ciencias sociales porque no se mencionaban las competencias ciudadanas en libros de otras asignaturas. De estos libros se revisaron los espacios destinados a la formación para la ciudadanía, específicamente aspectos como los objetivos de formación que enuncian, los temas que abordan, las actividades metodológicas que plantean a los estudiantes, el tipo de información que contienen y la evaluación.

Se efectuó además, una lectura de la coherencia entre los objetivos y las metas de formación de los estándares de competencia planteadas  por el estado y lo que aparece en los libros[1]. El análisis que se realizó sobre la formación en competencias ciudadanas en los libros de texto evidenció que las actividades pedagógicas de las cuatro series de libros analizadas no se evidencia la existencia de una visión de la formación para la ciudadanía como un proceso que se puede diseñar, implementar, evaluar y mejorar continuamente en las instituciones educativas.

La formación en competencias ciudadanas quedó relegada a los textos de ciencias sociales. En ninguna de las otras asignaturas se abordan dichas competencias desconociendo el planteamiento del Ministerio de Educación, según el cual la formación ciudadana debe ser una responsabilidad compartida que atraviesa todas las áreas e instancias de la institución escolar. Dentro de los libros de texto el desarrollo de competencias ciudadanas se reduce a unas cuantas páginas al final de las unidades de aprendizaje. Algunos libros proponen competencias ciudadanas en unas unidades y otras no, sin dejar claro los criterios utilizados.

Si bien los libros de texto estudiados han acatado la directriz estatal de formación para la ciudadanía, esta se entendió de una manera desarticulada. No obedece a un proyecto formativo integral y se ha usado como un complemento más de las ciencias sociales, como el lleno de un requisito, como un área informativa que privilegia los contenidos cognitivos. La formación ciudadana se ha se entendido como un añadido de las ciencias sociales y no como un campo real y concreta de formación necesario y urgente en el estado colombiano.

Los temas de las actividades pertenecen a los tres grupos de competencias, pero no hay claridad sobre los criterios que guían su escogencia dentro de un proyecto, concebido desde el libro en formación de la ciudadanía. Los objetivos para la formación ciudadana en los libros estudiados se reducen a una copia textual de los estándares formulados en el documento ministerial.

Lo que demuestran algunas actividades de competencias ciudadanas es que se ponen en los libros de texto para complementar temas, que por espacio no se ubicaron anteriormente. Hay actividades de competencias ciudadanas en las cuales no se nombra ni el estándar ni las competencias a las que se apunta, simplemente aparecen en el libro de forma aislada y desarticulada. Estas actividades aparecen incluso como forzadas y pegadas en libros sin ningún tipo de reflexión pedagógica.

Las actividades para el desarrollo de competencias ciudadanas se circunscriben a la metodología enciclopedista del resto del libro, son en su mayoría, responder preguntas sobre las lecturas planteadas, completar cuadros, explicar enunciados, completar ideas, presentar exposiciones apoyadas con carteleras, hacer consultas, bibliográficas, escribir resúmenes. Si bien en el planteamiento de unas pocas actividades se sugiere a los estudiantes hacer entrevistas y salidas de campo, en la presentación del informe que se exige de la actividad ya estas estrategias no aparecen.

Hay incoherencia en el planteamiento de algunas de las tareas escolares de las actividades de competencias ciudadanas, se enuncia que la actividad desarrolla la competencia propositiva pero el estudiante debe hacer una consulta bibliográfica y presentarlo en dos páginas. No hay ninguna actividad de pensamiento donde el estudiante desarrolle la competencia enunciada.

Algunos libros tienen tests, en los cuales los estudiantes deben contestar sobre sus actitudes, opiniones, comportamientos, con respecto a los temas de competencias ciudadanas, sin embargo, esto queda allí, no se trasciende, llama mucho la atención que son casi inexistentes actividades en los cuales se trascienda del discurso al hacer, punto en el cual se han evidenciado  las dificultades de los estudiantes.

Es importante decir finalmente que el objeto de este trabajo no es desacreditar los libros de texto, es dejar abierta una reflexión sobre cómo se ha entendido y cómo está funcionando en estos libros los objetivos, las temáticas y las estrategias metodológicas para la formación de la ciudadanía, más allá de los fines comerciales.

La incoherencia entre el propósito en la formación ciudadana plasmado en el documento de los estándares y lo que se observó en el análisis de los libros de texto, pone de presente la discusión de la incongruencia que hay entre los objetivos educativos y lo que realmente ocurre en los salones de clase. Lo anterior es producto de la falta de seguimiento y evaluación a las políticas educativas del estado, entre otros aspectos. Si como se mencionó al comienzo, los libros de texto son todavía una de las principales herramientas de trabajo de los maestros colombianos, aunque estos sean producidos por editoriales privadas, si debería haber desde el Ministerio de Educación acciones de acompañamiento, asesoría, vigilancia y control que garanticen que la introducción de las competencias ciudadanas en los textos no sea un componente más que se le agrega al libro para llenar un requisito, o con fines comerciales, argumentando que está actualizado con los últimos requerimientos legales (Dueñas,2002:180).

La relaciones sociales que se establecen en las aulas, la estimulación o no del pensamiento y la crítica, la construcción de ambientes educativos en los que se aceptan las preguntas, la existencia de contextos escolares sin autoritarismos en los que se enseña y vive, el ejercicio de la discrepancia, son una necesidad de la escuela colombiana que planteó el estado, pero que al leer lo que aportan los libros de texto sobre el particular, se queda sólo en las buenas intenciones. Surge entonces el siguiente cuestionamiento: si no hay un asesoramiento del estado a través del Ministerio de Educación en la formación para la ciudadanía contenida en los libros de texto que llegan a las aulas: ¿qué ocurrirá con el seguimiento y evaluación de las prácticas educativas en las dichas aulas de clase?

Lo que este texto ha querido poner sobre la mesa con esta reflexión es cómo en Colombia gran parte de los problemas sociales que vinculan lo educativo pretenden ser solucionados con la introducción de cátedras, o la expedición de documentos, que aunque tengan muy buen nivel académico y una sólida propuesta pedagógica, como es el caso de los lineamientos de competencias ciudadanas, no se convierten en materia de aprendizaje real y efectivo por parte de los estudiantes, hecho que impide el cumplimiento del objetivo del estado, “la formación de la personalidad y la construcción de la ciudadanía y la democracia”[2].

Esta situación se refleja en los libros de texto, que muy seguramente también existe en los salones de clase, se debe en parte a algunas debilidades que mostró la política de formación ciudadana en Colombia desde su formulación, y que ha sido motivo de debates. Para nombrar solo algunas: la falta de unas estrategias pedagógicas del maestro según las necesidades de la escuela, con claridad sobre el modelo de ciudadano que quieren ayudar a formar según su contexto; la falta de seguimiento y evaluación de los procesos de formación de la ciudanía en las instituciones (Cerda, 2004: 249). Finalmente, hay que decir que a ocho años de lanzada y según lo que se observó en los libros de texto, a la política para la formación ciudadana en Colombia le falta contenido, coherencia, horizonte, estrategias pedagógicas,  recursos didácticos, y una decisión del estado, de hacer dicha política realidad, con procesos sistemáticos y permanentes de evaluación, tanto de los materiales de enseñanza, como de las prácticas en el aula de clase, no sólo un lleno de requisitos.

Referencias bibliográficas

CERDA, Ana María y otros El complejo camino de la formación ciudadana: una mirada a las prácticas docentes. Santiago de Chile: Lom Ediciones, 2004. 253 p

DUEÑAS, Claudia ¿Cómo promover la ciudadanía juvenil? y asociaciones juveniles como espacio de educación ciudadana. Santa fe de Bogotá: Editorial Plaza y Janes. 2002, 185 p.

FEDERACION COLOMBIANA DE EDUCADORES. FECODE. ¿Competencias Ciudadanas si es posible? Revista Educación y Cultura, Santa fe de Bogotá, 2005. Nº 67, p 14 – 28

MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL. Estándares curriculares de competencias ciudadanas: 2004. Santa fe de Bogotá. 2004.31 p

[1] El documento de los estándares básicos de competencias ciudadanas fue difundido ampliamente en los establecimientos públicos y privados de enseñanza primaria y secundaria de todo el país. Ministerio de Educación Nacional, 2004, p. 10 – 11

[2] La federación colombiana de educares formuló muchas críticas al documento de estándares básicos de competencias ciudadanas, desde su visión dicho documento era una regresión en materia de formación ciudadanas y moral, a su modo de ver la idea de pretender un discurso único y universal, sobre algo que es realmente relativo y condicionado  social e históricamente les parecía un retroceso. Federación colombiana de educadores FECODE. 2005, 3 3

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Sandra Cecilia Suárez García
Gran Maestra Premio Compartir 2013
El cuerpo habla y la danza puede ser el camino para la exploración del ser y el medio para liberar las palabras que se encuentran encadenadas.