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Luces y Sombras del PTA

Un análisis desde adentro al programa Todos a aprender.

Diciembre 12, 2015

A mediados de año fui invitado a participar como tutor del programa ‘Todos a aprender’. Hasta ese momento no estaba muy enterado de su funcionamiento, fines y medios, decidí aceptar entre otras cosas porque sólo había escuchado malos comentarios, de manera que quise ser objetivo y escuchar la propia versión de PTA.

Para los que no lo conocen, PTA es un programa del mejoramiento de la calidad para la primaria iniciado en 2011 que se centra en la formación constante de los docentes en lenguaje y matemáticas. El programa está basado en experiencias internacionales y bajo el acompañamiento de la Universidad de los Andes, los tutores intentan mejorar la calidad de las prácticas docentes y para ello realizan sesiones de trabajo situado (STS), donde comparten con los profesores enfoques, estrategias y metodologías para cualificar sus clases y mejorar sus resultados.

A lo largo del año se aplican pruebas como las EGRA y EGMA y las diagnósticas, también acompañan las aplicaciones de las pruebas Saber y Supérate con el saber. Una parte que considero importante es que los tutores de ‘Todos a aprender’ deben realizar observaciones de clase a los docentes y retroalimentarles según las secuencias didácticas propuestas en las STS.

Como muchas cosas que vemos en Colombia y sobre todo en educación, el programa se ve muy bien en la teoría, pero la práctica es algo más que complicada, ya que ha sido tomado con desconfianza por algunas secretarías, muchos rectores y coordinadores y lo más grave: por los docentes, que son la parte central del proyecto. Debido a mi corta experiencia en el programa contacté a algunos tutores y extutores que me compartieron sus impresiones y me ayudaron a tener una visión panorámica de las bondades y defectos del PTA.

Hay una consideración generalizada de que PTA es algo más burocrático que pedagógico y de entrada hay una recepción negativa en muchos directivos

Algunos de ellos opinan que al programa lo afecta la falta de credibilidad que el Ministerio de Educación tiene entre los docentes. Hay una consideración generalizada de que PTA es algo más burocrático que pedagógico y de entrada hay una recepción negativa en muchos directivos que apurados entre tanto activismo propio de las instituciones educativas, deciden reducir los tiempos de acción del programa minimizando su impacto, Frente a estas debilidades, creo que el programa debería ser algo más austero y también más diligente en la forma operativa de plantear el trabajo. Formaciones a tutores deberían hacerse virtualmente hasta donde sea posible, así como acabar con el eterno diligenciamiento de los formatos que es agotador y poco productivo.

También debe hacerse fuerte la figura del tutor, no como esa especie de “contratista” del Ministerio, sino como alguien que se apersone verdaderamente del mejoramiento de los procesos de calidad de la institución, aspecto difícil a cambiar porque en muchas entidades territoriales los tutores no llegan sino hasta después de las semanas institucionales de enero, que es la época en la que se están planeando los derroteros de los colegios. De igual manera, se pierde el trabajo de autoevaluación de noviembre y diciembre porque se les acaba la comisión y deben volver a sus colegios base.

Todos a aprender planea extenderse a la secundaria y algunos, que llamaré más radicales, lo están proponiendo como una política pública, lo cual me parece un despropósito porque lo primero es consolidar el trabajo actual: reflexionar sobre algunas cosas como la necesidad de potenciar las habilidades de los tutores en su especialidad en lugar de ponerlos a ‘patinar’ con una asignatura que desconocen, analizar de qué manera podemos contextualizar aún más las prácticas pedagógicas propuestas en el programa por algo más cercano a la realidad de cada institución educativa y de qué manera articular las necesidades pedagógicas del colegio con los objetivos y métodos propuestos por PTA.

La mayoría de tutores me confesaron que no habían visto ningún resultado positivo y que sólo hasta ahora empezaban a ver cierto entusiasmo de algunos docentes: ¿es signo de que el programa está fracasando? No ciertamente, pero ‘Todos a aprender’, como todos las políticas educativas, necesita un análisis profundo sobre aquellos aspectos por mejorar, entre ellos, el reconocimiento a las experiencias exitosas para darle visibilidad al programa y poder así convencer a los directivos y maestros escépticos de manera que se empoderen de los beneficios del programa y se decidan a aplicarlo de verdad en sus instituciones educativas. 

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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