Gracias Maestros, Gracias Rectores

El ciclo del proceso del Premio Compartir es un camino que recorren todos los maestros y rectores que deciden sistematizar su proyecto y compartirlo con otros siendo cada uno de sus pasos una oportunidad para mejorar.

El primer paso del ciclo del Premio, la etapa de la convocatoria y acompañamiento tiene como resultado las postulaciones: este año inició en marzo y vamos hasta el 31 de julio. Aquellos educadores del país interesados en compartir su experiencia pueden recibir en esta etapa, si así lo quieren, acompañamiento virtual en el proceso escritural que lo conduzca a sistematizar su proyecto educativo para postularse. Los tutores, quienes acompañan a los interesados, son maestros y rectores que han sido galardonados por el Premio de manera que conocen bien el proceso. Esta es una comunidad de maestros y rectores que ven en el Premio una oportunidad para recibir comentarios por parte de un par, su tutor, y así ir mejorando.

Una vez se cierra la postulación inicia el proceso de evaluación a cargo de un grupo de expertos conformado por formadores de formadores de las diferentes áreas de conocimiento. Ellos leen y califican los textos postulados y seleccionan aquellas que sobresalen para ser visitadas. Como resultado de dichas visitas proponen los nominados que llegan a la ceremonia nacional. En esta etapa, las visitas son una oportunidad especial pues se convierten en una movilización de la comunidad para verse y llamar la atención sobre la importancia de lo que están haciendo. Todos los maestros y rectores que han presentado su postulación reciben al final un informe de evaluación que les permite identificar aquellos aspectos en los que puede mejorar.

Es así como, a partir de los criterios del Premio Compartir la Fundación identifica en el país aquellos educadores, maestros y rectores, que sobresalen por ser reflexivos y sistemáticos, responden a la realidad de sus contextos con profesionalismo, construyen a partir de la diferencia, son líderes transformadores.

Por supuesto, son muchos los maestros y rectores que cumplen los criterios del premio. De hecho, quienes llegan a la etapa final del proceso de evaluación, que es la presentación ante un Gran Jurado en Bogotá unos días antes de la ceremonia nacional, saben que cualquiera puede ser el Gran Maestro o el Gran Rector. Es una labor grata para el Gran Jurado por la riqueza que evidencia en las presentaciones de los maestros y rectores finalistas. La dificultad radica en afinar los sentidos para identificar aquellos aspectos que sobresalen, que pueden observarse en la fuerza de las palabras del maestro o rector que hacen que pueda ser más inspirador y ejemplo para otros.

La ceremonia nacional, en sí mismo un acto de reconocimiento que la Fundación Compartir y sus aliados dan a la labor de los educadores, es un hito en el proceso del Premio Compartir a partir del cual se desencadenan otra serie de oportunidades. Oportunidades para los galardonados quienes al convertirse en inspiración para la sociedad y al visibilizar su labor encuentran caminos para continuar mejorando con sus comunidades. Pero por sobre todo, es una oportunidad para todos los ciudadanos, para cada uno de nosotros, para la sociedad en su conjunto, que al descubrir lo que nuestros educadores están haciendo desde sus aulas e instituciones nos devuelven la esperanza.

¡Aplausos y agradecimientos para todos y cada uno de los miembros de esta comunidad!