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El camino hacia una educación para la paz y las competencias del siglo XXI

Reflexiones para tener una sostenibilidad ambiental asumiendo una ciudadanía global y local, y una responsabilidad personal y social. 

Febrero 24, 2017

En el marco de la 16º. Cumbre Mundial de Premios Nobeles de Paz realizada en Bogotá del 2 al 5 de febrero, se desarrolló un intercambio de experiencias de los laureados de paz y  líderes de diferentes organizaciones nacionales e internacionales, que resultaron inspiradoras y motivadoras para seguir el camino de construcción de paz en nuestro país.

Los retos del post conflicto revelan la necesidad de apoyarse en la educación para la paz y la formación ciudadana es un mensaje común en las reflexiones de los laureados, reconociendo el papel que en este contexto juegan las competencias necesarias de ser desarrolladas en los niños, niñas y jóvenes durante su proceso formativo en la escuela, con el fin de prepararlos para enfrentar los retos de esta época y hacerlos partícipes y constructores de paz.

En ese contexto destaco cuatro aspectos que enmarcaron el encuentro de abanderados de la paz para la paz con actores nacionales y desde su experiencia se refirieron a la democracia, reconciliación, sostenibilidad y educación y paz.

Abre la cumbre, el concepto de democracia como aquel camino para vivir juntos y donde el rol de los ciudadanos como sujetos activos en la construcción de una paz sostenible es fundamental. Sobre este aspecto, Oscar Arias expresidente de Costa Rica laureado con el Nobel de Paz en 1987 enfatizó en la importancia de trabajar en Latinoamérica por el respeto a la democracia y los derechos humanos, a partir de mejorar las condiciones de vida de las personas, tarea en su opinión menos compleja que otras geografías que se enfrentan a retos basados en las creencias o en el concepto de sociedad que se dan. Destacó Arias, el ejemplo que Colombia da al mundo y el proceso de paz como mensaje de esperanza para vencer la discriminación, el odio y avanzar hacia la reconciliación.

Completo esta reflexión con los aportes de Jody Williams, laureada con el Nobel de Paz en 1997, quien hizo un llamado para que todas las personas ejerzan su ciudadanía de forma activa, y participen en la transformación de sus contextos a favor de la igualdad. La laureada fue enfática en dar un mensaje de compromiso y acción, señalando: “No esperen a que el Estado cambie todo, el ciudadano debe actuar como colectivo y participar en la construcción de la paz”.

El encuentro con el otro marca el segundo mensaje de paz, que se debe promover en todos los colombianos, alrededor de la reconciliación, entendida como un proceso de reconocimiento del otro como ser humano. En este sentido, el Padre Francisco Roux en la misma línea de Christoph Harnisch, director del Comité Internacional de la Cruz Roja Internacional, comité galardoneado con el premio Nobel de Paz en 1963, 1944 y 1917, insistió en el reconocimiento que como colombianos debemos propiciar entre nosotros, al decir: “Tenemos que escuchar a las víctimas, dejar que expresen su dolor y esperanzas frustradas (…) ser capaces de reconocernos y perdonarnos”. Además, reiteró la necesidad de sacar la paz del debate político, al ámbito de la ciudadanía para favorecer la reconciliación en la Colombia dividida.

El importante e infaltable tema en el conversatorio sobre la paz indiscutiblemente pasa por la reflexión de la sostenibilidad ambiental, en el postconflicto y en la construcción del nuevo entorno social en Colombia. Frente a lo cual los laureados profundizaron sobre el papel del ciudadano ambiental, el papel de cada uno se resaltó por Hoe Sung Lee, presidente del Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático, organización laureada con el Premio Nobel de Paz en 2007, que evidenció la necesidad de que cada ser humano se responsabilice de los efectos negativos que genera sobre el ambiente.

El cambio de los comportamientos en ese entorno sostenible del que somos responsables los ciudadanos, fue el mensaje enviado por Macharia Kamau, embajador y representante de Kenia ante las Naciones Unidas, al explicar que los seres humanos deben empezar a hacer cambios en sus forma de actuar y en la manera en la que han participado en el desarrollo, el manejo de los conflictos, el cuidado de los océanos, entre otros, para lograr tener un planeta que los sostenga, recordando que los Objetivos del Desarrollo Sostenible, (ODS) y sus respectivas metas son el plan maestro para salvar el planeta.

Por su parte, Briggite Baptiste, directora del Instituto de Alexander Von Humbold, afirmó que el ser humano ha superado la carga del planeta y es necesario crear conciencia sobre la importancia de los recursos naturales para la supervivencia de las personas. Baptiste abogó por el papel de la educación en el favorecimiento de la construcción de conocimiento en torno a la biodiversidad, e hizo un llamado en términos de “pensar la biodiversidad y el desarrollo sostenible como la forma de reconciliarse y generar nuevos modos de gobernabilidad”.

Finalmente, respecto a la educación y paz, Irina Bokova, directora general de la Unesco guió su mensaje hacia la importancia de la educación en el post conflicto, la cual se debe orientar a los Objetivos del Desarrollo Sostenible, en particular en garantizar una educación de calidad, dirigida a promover oportunidades de aprendizaje para todos a lo largo de la vida, basada en una educación inclusiva y equitativa, y en la igualdad entre los géneros, y el empoderamiento de a todas las mujeres y niñas.

Kailash Sathyarthi, laureado en 2014, recomendó la formulación de políticas intersectoriales que permitan llegar a todos los niños y jóvenes, en especial a los niños más vulnerables para reducir la desigualdad.  Satyarthi hizo un llamado al liderazgo y organización de los jóvenes para crear un movimiento internacional de ciudadanos globales que genere transformaciones sociales.

En ese contexto, Yaneth Giha, Ministra de Educación de Colombia planteó que se trabaja en la generación de nuevas oportunidades, en la reconciliación y en la formación de ciudadanos; así como en garantizar el acceso a una educación de calidad que contribuya a cerrar las brechas entre las zonas urbana y rural, y a prepararse para la etapa del posconflicto, lo que contribuirá de gran manera a la construcción de una paz estable y duradera.

Cada una de estas reflexiones nos invita a pensar en las competencias a desarrollar en la escuela, para que los estudiantes como ciudadanos del siglo XXI sean personas solidarias y empáticas, que respeten los derechos humanos, con capacidad de contribuir al bien común, de tomar decisiones y actuar teniendo en cuenta el bienestar propio, de otros y del planeta, y con capacidad para trabajar con otras personas para alcanzar un objetivo común, basados en la democracia orientada a mejorar la vida de las personas y en el ejercicio de una ciudadanía activa.

Finalmente, las reflexiones nos invitan a pensar en las competencias del siglo XXI[1]en términos de las siguientes categorías: las maneras de pensar orientadas a construir una democracia, las maneras de vivir en el mundo que nos permita tener una sostenibilidad ambiental asumiendo una ciudadanía global y local,  y una responsabilidad personal y social. Y en las maneras de trabajar que favorezcan la ciudadanía activa.

 

[1] http://www.fod.ac.cr/competencias21/index.php/acerca-de-las-competencias

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