Estos círculos sagrados se han convertido en una terapia alternativa que los estudiantes del colegio Carlos Arango Vélez implementan para comprimir la agresividad y sanar sus corazones.
Desarrollé una fórmula química que permitió a los alumnos combinar los elementos claves para fundir la ciencia con su vida cotidiana sin confundir los enlaces para su futuro.
Gracias a esta herramienta se simplifica y acelera la experiencia de aprendizaje, potenciando el uso de las nuevas tecnologías al servicio de la educación.