Usted está aquí

La orientadora escolar de Bogotá que ayudó en la tragedia de Mocoa

Anie de María Meza, del colegio La Merced, brindó apoyo psicosocial a los maestros de este municipio para afrontar los momentos difíciles durante el regreso a clases de los estudiantes.

Agosto 8, 2017

“En mi vida tengo una pasión: ayudar a quienes más sufren”. De eso está convencida la docente orientadora Anie de María Meza, psicóloga oriunda de Barranquilla, quien desde hace 6 años puso su experiencia y sus conocimientos al servicio de los estudiantes y maestros de la educación pública de Bogotá.

En las instalaciones del colegio La Merced, de la localidad de Puente Aranda, Anie dice con firmeza que un orientador escolar debe caracterizarse por su vocación de servicio. En su caso, esta cualidad ha traspasado las fronteras de su institución educativa, su localidad y la ciudad, llegando hasta el municipio de Mocoa, en Putumayo.

Desde que escuchó en las noticias la tragedia que sacudió a esta población el último día de marzo de este año, Anie supo que debía encontrar la manera de aportar a miles de niños y familias que resultaron afectados por el desastre natural que arrasó con 17 barrios.

La oportunidad llegó a través de una comunicación del Ministerio de Educación Nacional, en donde la invitaba como única representante de Bogotá, a formar parte de la comisión que brindaría apoyo psicosocial a los docentes de este municipio.

Anie fue escogida por la iniciativa que lleva a cabo en el colegio Nuevo Horizonte, en la que acompaña los sábados y de manera voluntaria, a maestros de otros establecimientos educativos de Bogotá que se encuentran en situaciones de depresión, duelo, entre otras, para escucharlos y fortalecerlos emocionalmente. Un proyecto en el que la acompaña el también orientador José Israel González.

Cuando los profes de Mocoa volvieron a las aulas

17 días después de la avalancha, exactamente el 17 de abril, las clases se reanudaron en el municipio. Jornadas especiales y acompañamiento psicosocial fueron las estrategias del Ministerio para retomar la normalidad académica y afrontar las circunstancias que dejaron a 12 mil niñas y niños fuera de las escuelas durante dos semanas.

La llegada de Anie al municipio se dio el 24 de abril, junto a otras cuatro docentes y orientadoras provenientes de Chocó y Pereira, quienes también hicieron parte de esta comisión de apoyo psicosocial a los maestros de las escuelas más afectadas por la avalancha. Para ellas, enfrentar la situación y acompañar a los estudiantes representó un gran reto, pues en cada salón faltaban amigos, estudiantes y compañeros. Todos habían perdido a alguien amado.

“Llegamos en un momento de profundo duelo. Luego de hacer un diagnóstico, iniciamos un proyecto de intervención grupal en el que, con talleres de relajación y la atención individual de los docentes que más lo requerían, trabajamos el fortalecimiento como personas, la resiliencia y otras habilidades para seguir enfrentando su labor y apoyar a los estudiantes que también estaban experimentando el dolor”, explica Anie.

Aunque la orientadora del colegio La Merced ya había realizado trabajos de campo de apoyo psicosocial, esta fue la primera vez que estuvo en una situación de catástrofe extrema. Durante un mes dejó a su familia, sus proyectos y su institución educativa, convencida de que con su experiencia y su capacidad de escuchar a quienes más sufren podía hacer una contribución. “Sin duda lo volvería a hacer”, asegura.

De esta experiencia, Anie trajo muchos aprendizajes para seguir avanzando en la labor que desarrolla en el colegio La Merced, así como con sus colegas docentes de otras instituciones. Cuenta que llegó “sin palabras, porque no hay cómo expresar la magnitud de lo que había visto y los desgarradores relatos de los afectados. Pero contagiada del impresionante deseo de salir delante de los profes de Mocoa”.

Una labor de tiempo completo

Desde antes de esta experiencia en Mocoa, Anie había iniciado un trabajo con los maestros de su institución educativa para fomentar su bienestar emocional, la motivación, la comunicación asertiva y el fortalecimiento de su estado de ánimo. Un ejercicio muy similar al que desarrolla en la iniciativa ‘Caja de Pandora’ por la que fue seleccionada por el Ministerio.

Bajo el lema ‘vivir para servir’ seguirá trabajando en estas actividades, así como en otros proyectos que lleva a cabo en el colegio para mejorar la convivencia y el clima escolar y fomentar relaciones más armónicas entre los miembros de esta comunidad. Aunque ha trabajado en otros campos de la psicología, piensa que en la educación es donde más puede aportar, “pues aquí se conjuntan todos los aspectos del ser humano”.

“El orientador escolar debe ser un gestor de transformaciones dentro de su colegio”, resalta Annie, para quien es clave el papel que tienen ella y sus colegas como mediadores entre padres de familia, estudiantes, docentes y directivos. Para lograrlo, explica que se necesita ver más allá de lo evidente, ser sensible ante las problemáticas y hacer una lectura del ambiente escolar para “prevenir más que intervenir”.

Así como ella, los orientadores de Bogotá tienen muchas experiencias para compartir y aportar a la construcción de la Ciudad Educadora. Por eso, los próximos 30 y 31 de agosto participarán en el Congreso de Orientación y Asesoría Escolar 2017, un escenario propicio para el intercambio de saberes y reflexiones que propicien el buen vivir de las comunidades educativas.

“Los docentes orientadores merecemos este espacio de reflexión académica para participar activamente y conocer lo que están haciendo otros compañeros para mejorar la orientación escolar. Esta experiencia enriquece nuestra labor y nos permite ver diferentes realidades de las instituciones educativas”, concluye Anie, en una invitación a sus colegas para hacer parte de este Congreso.

Boletín de noticias
Registre su correo electrónico para recibir nuestras noticias.
Escrito por
Comunicador social y periodista.
Promedio: 4 (1 voto)
Estadísticas: .
Diego Fernando Barragán Giraldo
Gran Maestro Premio Compartir 2004
Invitó a sus estudiantes a armar pieza por pieza un rompecabezas mental cuya imagen final dejaba ver la realidad del país.