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Los retos de la enseñanza del inglés en la vereda rural Quiba, en Bogotá

Una labor de observación, conceptualización y aplicación con una meta clara: que los estudiantes se apropien mejor de su ambiente a través del aprendizaje de este segundo idioma.

Junio 20, 2016

El colegio rural Quiba es una institución de educación distrital ubicada a las afueras de Bogotá, en un entorno rural cercano al Páramo de Sumapaz, en la vereda Quiba de la localidad de Ciudad Bolívar. La mayoría de sus estudiantes pertenecen a estratos 0 y 1, y viven en las veredas rurales aledañas o en los barrios perimetrales de Bogotá.

Los estudiantes de la Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Humanidades: Español e Inglés de la Universidad Pedagógica Nacional Pilar Salazar, Yeyson Espejo, Carlos Felipe Bravo y Angie Cardozo han desarrollado en el último año su práctica pedagógica en este colegio. Durante este periodo, han realizado una labor de observación, conceptualización y aplicación de sus respectivos trabajos de grado, cuyo propósito final es que los estudiantes se apropien mejor de su ambiente a través del aprendizaje del idioma inglés.

Pilar y Yeyson, quienes trabajan con sesenta estudiantes de cuarto de primaria, notaron que los niños y niñas de la vereda estaban poco apropiados del entorno que habitan, pues no reconocían la geografía y ni la variedad de flora y fauna que los rodea, y existía un escaso cuidado por su entorno, reflejado en la basura arrojada en los alrededores (situación agravada por la cercanía del relleno sanitario Doña Juana). Para aproximarse a los retos pedagógicos de su práctica se valieron de la educación basada en el lugar (place-based education), una metodología para el trabajo en el aula que pone al lugar (en este caso la ruralidad) como el centro de la educación.

La educación basada en el lugar se ha combinado con la enseñanza del inglés para incrementar el conocimiento que tienen los estudiantes del lugar donde viven. Los niños componen, en inglés y a partir de modelos dados por los practicantes, poemas, acrósticos, caligramas y otras formas de arte lingüístico que reflejan sus sentimientos hacia su vereda, lo que les permite aprender el idioma de una manera contextualizada utilizando palabras que hacen referencia a las plantas que allí están sembradas y a los animales que allí habitan (como ovejas, gallinas, vacas). Para Pilar, esta metodología “permite crear consciencia del lugar donde se vive, en este caso, de los páramos, de lo que allí se siembra, qué animales hay, y por qué es diferente a Bogotá”, y agrega que “los niños pueden ser muy activos en cuanto el cuidado del medio ambiente; por su parte, Yeyson señala que “el inglés es el hilo conductor para que los estudiantes tomen consciencia acerca del lugar en donde están viviendo, para que lo conozcan y lo cuiden”.

Las actividades de la práctica de Pilar y Yeyson se complementan con otras actividades fuera del aula, como siembras de árboles y reciclaje. Además, con base en las muestras de arte lingüístico realizadas por los niños y niñas, se elaborará un libro informativo sobre la vereda de Quiba en inglés, que quedará para la posteridad como un testimonio de la visión de estos niños sobre su hábitat y que será entregado a la comunidad.

Por su parte, Carlos Felipe ha trabajado con estudiantes de octavo grado la enseñanza contextualizada del inglés a partir del concepto del ser ecológico (Ecological self), que define la relación que tiene el sujeto con su contexto inmediato, incluyendo a las demás personas y a la naturaleza, para crear una consciencia del cuidado del otro y del medio ambiente. La práctica ha tenido una alta sensibilidad social, en la medida que el entorno de pobreza y violencia de algunos estudiantes demanda de los practicantes adaptabilidad y creatividad para resolver los problemas del aula y subsanar, en la medida de sus capacidades, la compleja problemática que se presenta con los niños. Carlos Felipe comenta: “Enseñar inglés a estos niños les permite conocer cosas nuevas. La educación rural, desafortunadamente, se ha dejado a un lado. La práctica nos ha permitido no solo enseñar, sino a aprender y tener nuevas experiencias”.

Estos practicantes de la Universidad han logrado mejorar el proceso de aprendizaje del colegio en el área de inglés, por ello, invitan a sus compañeros en la UPN a que se enfrenten a los retos de la enseñanza rural en Quiba y a que conozcan las experiencias gratificantes que surgen cuando se asume el rol de maestro en contextos rurales: “Los estudiantes de allá son especiales, son una población muy bonita. Están dispuestos a trabajar, ven a los practicantes como algo nuevo, como una oportunidad de mirar el mundo de otra forma. Son muy agradecidos. Nosotros les damos herramientas para que lleguen a nuevos espacios”, señala Yeyson sobre su labor en la escuela.

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Irma María Arévalo González
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