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Eliana Amazo, la astrofísica bogotana que cree en el poder de soñar

Soñaba con llegar a convertirse en científica para explorar los secretos del cosmos y lo consiguió. Hoy investiga el sistema solar en el Instituto Max Planck de Alemania. 

Octubre 13, 2018

Su sencillez, calidez y alegría no tienen nada qué ver con el estereotipo de científico que la sociedad ha impuesto: un mundo destinado a unos pocos, dominado por hombres serios, distantes, dueños de la verdad.

Eliana hizo poco caso a estos imaginarios. Desde la infancia se esmeró en ponerle alas a su sueño. Le puso empeño, buscó recursos y, con el apoyo de su madre y maestros del colegio Sorrento, la institución educativa que marcaría y potenciaría toda su pasión por la astronomía, inició su camino en la ciencia con la plena convicción de que no hay límites lo suficientemente grandes que detengan el poder de soñar.

Ha llegado lejos. Es Física de la Universidad Nacional de Colombia, cuenta con una Maestría en Astrofísica de la Universidad Ludwig-Maximilians de Alemania y es aspirante a Doctor rerum naturalium (Dr. rer. nat.) en Astrofísica de la Universidad de Göttingen ubicada en la misma ciudad. Actualmente, hace parte del grupo de Investigación para la Ciencia del Sistema Solar del Instituto Max Planck que desarrolló un nuevo método para detectar la rotación en estrellas similares al sol.

Eliana Amazo participó en el Foro Educativo Distrital 2018 ‘Ciudad educadora, inclusiva y rural’ realizado el pasado mes de septiembre. La invitación de esta científica del universo estuvo dirigida a que todos los jóvenes cumplan sus sueños, independientemente de sus condiciones sociales, creencias o gustos.

“Si yo no hubiera estudiado en un colegio del Distrito no hubiera podido ser astrofísica. Aunque la ciencia es un camino difícil, es una ventana al mundo. Aprovechen las oportunidades que hoy les ofrecen estos colegios para cumplir sus sueños”, dijo al público asistente.

¿Quién es Eliana Amazo?

Yo diría que soy una soñadora que está viviendo su sueño, una niña que está jugando a la ciencia.

¿Con qué frase se identifica?

Hay muchas frases inspiradoras, pero tengo una muy linda de Carl Sagan que me marcó, él era un divulgador de ciencia y su frase dice: “En algún lugar hay algo increíble esperando ser descubierto”. Me inspira esa necesidad de ir buscando cosas que están allí esperando por nosotros.

¿Dónde vive actualmente?

Vivo en estos momentos en Göttingen, una ciudad universitaria, de mucha vida académica, hay muchos estudiantes. Queda en el centro de Alemania donde encontramos cinco institutos Max Planck, la universidad de Göttingen e institutos de biotecnología.

El Instituto Max Plank es un instituto de investigación gigante, independiente, que tiene recursos públicos y privados para apoyar la investigación en muchos campos. Tiene un convenio con algunas universidades para tener estudiantes de doctorado. Yo trabajo en este instituto que tiene un convenio con la Universidad de Göttingen, que es la que me va a dar mi título de doctorado.

¿Qué hace en el Instituto Max Planck?

Estoy en el grupo de variabilidad solar y estelar, en el grupo SOLVe, desde el cual desarrollamos un nuevo método para detectar rotación en estrellas parecidas al sol, porque los métodos que existen actualmente para detectar el periodo de rotación en estas estrellas no funcionan.

¿Por qué es importante detectar la rotación en estrellas parecidas al Sol y en qué consiste ese método?

Analizar estrellas como el Sol es muy importante para entender sistemas planetarios como el nuestro. Detectar cómo rotan permite caracterizarlas, detallarlas, poder entender su entorno, cómo es su actividad, cómo generan su campo magnético. Podemos analizar estrellas muy distintas con los métodos actuales, pero no como nuestro Sol, porque hay algunos problemas en la amplitud y coherencia de la señal.

El nuevo método que desarrollamos se llama ‘GPS - Gradient of Power Spectra’ que traduce ‘Gradiente del espectro de potencia’.  Analizamos ese gradiente, el espectro de potencia de una señal, y detectamos señales correspondientes a la rotación. Ya está validado y pudimos detectar por medio de ese método la rotación en el Sol. Lo aplicamos en más de 1.100 estrellas que no podemos ver directamente y que son observadas por un satélite que se llama Kepler. Esperamos seguir utilizándolo para las nuevas misiones de la NASA.

¿Cómo incidió su colegio en esa pasión por descubrir los secretos del universo?

¡Muchísimo! Tuve el apoyo de mis maestros y creo que si yo no hubiera tenido la oportunidad de estar en uno de estos colegios no sería lo que soy hoy, no habría cumplido el sueño de ser astrofísica. Yo me imaginaba cuando era pequeña que iba a ser parte de proyectos de la NASA, que iba a utilizar satélites y a saber cómo funcionan. Ahora es real, lo pude hacer gracias a las herramientas que me brindó mi colegio.

Una experiencia muy linda que tuve en el colegio y que me marcó fue que uno de los profesores, por voluntad propia, por pasión, el profesor Jorge Méndez, dedicaba los viernes en la noche para enseñar a los niños las diferencias entre ciencia y pseudociencia.

Esas clases me despertaban inquietudes. Desafortunadamente, nuestro telescopio principal estaba desmantelado, pero con recursos de todo el colegio conseguimos un telescopio pequeño, entonces el profesor sacaba el telescopio y pudimos observar la luna, los planetas, cosas pequeñas.

¿Qué otros maestros fueron claves en su infancia para despertar ese amor a la ciencia?

Hay varios profesores claves que marcaron mi pasión por la ciencia y la de muchos niños y niñas del colegio Sorrento. Pero la contribución del profesor César Martínez fue muy importante, él ha sido el mentor de muchos niños, incluyéndome. Nos dio las herramientas para creer que podíamos hacer las cosas y siempre nos motivó, decía: ‘las niñas pueden jugar a la ciencia’ y nos llevaba a grandes eventos como Expociencias y Expotecnología.

Él ha sido de esas personas que toca puertas, que va a la industria, que motiva los niños. Ahora quiere, y yo también, que sus niños vayan al Instituto Max Planck donde trabajo, para que vean que la ciencia es real y que ellos también pueden estudiarla porque todos nosotros tenemos los recursos y las posibilidades, hay que quitarse el veto de la cabeza. Aunque para lograrlo vamos a necesitar recursos y apoyo económico que aún estamos buscando.

Entró en un campo dominado principalmente por hombres. ¿Cuál cree que es el principal reto de una educación inclusiva?

Lo primero es no autosegregarse, porque esta es la primera limitante. Si tú mismo te segregas, hasta ahí llegaste. Lo segundo es creer que se puede hacer, que así no tengas los recursos económicos lo puedes lograr. Lo tercero, golpear puertas, buscar recursos.

Hay estereotipos en la sociedad que no podemos cambiar de tajo, pero los cambios generacionales se están dando, tenemos que aprovechar que tenemos los recursos de información instantánea en las redes y usar esos recursos para acelerar la velocidad de esos cambios de mentalidad de la sociedad.

Para la Secretaría de Educación y el Ministerio de Educación hay un reto muy grande. Yo tuve la oportunidad de salir del país, pero también me hubiera gustado desarrollar mi carrera aquí, dejar mis ideas aquí para construir un futuro para mi país.  Eso requiere esfuerzo, generar los espacios para la investigación, construir institutos de investigación, requiere tal vez un cambio generacional en las políticas de educación; pero ese es el reto, no solo para la ciencia sino en otros campos del conocimiento, que todos estos chicos tengan la oportunidad de quedarse y desarrollar sus ideas aquí.

¿Qué significa la ciencia en su vida?

Es mi pasión, la ciencia me cambió la vida. No me imagino que sería en estos momentos si yo no fuera científica. Me ha permitido entender, no solo la astronomía, sino cómo se mueve el mundo, cómo pensamos, por qué hacemos las cosas, te da las respuestas de cómo es la sociedad, de cómo hay que tratar de mejorar las cosas que hay en tu entorno, de reconocer los problemas que existen, pero también pensar en las soluciones. Las matemáticas, las ciencias, nos dan una estructura mental para entender el mundo, para solucionar problemas.

He podido visitar muchos países en todos los continentes y creo que eso no lo habría podido vivir sino hubiera seguido mi sueño. Lo más bonito que me ha permitido la ciencia es reconocer que hay personas con trasfondo muy distinto, que hay personas de todas las nacionalidades, pero todas tienen algo en común, que se alegran con las mismas cosas, que sueñan con las mismas cosas, independientemente del país del que vengan.

¿Qué mensaje les daría a las niñas, niños y jóvenes que sueñan con convertirse en científicos del universo?

Que todos los niños pueden jugar a la ciencia, independientemente de su género, de sus recursos, pueden soñar y construir una vida, un futuro en la ciencia. Les diría que luchen por su sueño, que la ciencia es el camino más lindo que hay para recorrer.  Yo soy feliz con lo que hago y tal vez pueda motivar a otras personas para que hagan lo que les guste, no lo que les toque.

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Melva Inés Aristizabal Botero
Gran Maestra Premio Compartir 2003
Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.