En Bogotá existe un colegio que acerca los corazones de los padres de familia con cuentos

Las familias de los estudiantes más pequeños de esta institución educativa, llegan puntuales a la cita más importante del mes: la hora del cuento con sus hijos.

La profesora Mariluz Castrillón los recibe con afecto y empiezan a leer al unísono la historia de Ramón Preocupón, un pequeño al que la abuelita le enseña a hacer muñecos quitapesares para que le cuente sus preocupaciones y pueda dormir tranquilo.

“Eso vamos a hacer hoy papitos: vamos a hacer nuestros muñecos quitapesares y le vamos a contar lo que nos preocupa. Después vamos a intercambiar el muñeco con nuestros niños y les vamos a preguntar cuáles son sus preocupaciones”, explica la profesora Mariluz, mientras grandes y pequeños con lana, pintura, pegante y palillos de paleta, se ponen manos a la obra.

Minutos después, el pequeño salón está lleno de muñecos quitapesares que empiezan a contar sus preocupaciones en la voz de sus creadores, como la muñeca de la pequeña Saray Sánchez, a la que le preocupa que su papá no esté con ella en las lecturas de los cuentos.

“Nos vemos poco porque trabajo mucho, pero hoy le prometí que iba a estar aquí y llegué”, explica su papá Esteban Sánchez quien pidió permiso para llegar a tiempo a la cita con su pequeña de 6 años. “Es que uno cree que estas cosas no son importantes y si lo son. Aquí aprendí a escuchar a mi hija”, complementa este joven padre.

Por experiencias como ésta, nació ‘Ciudadanos sintiendo, explorando y aprendiendo desde el disfrute del arte, la literatura y la lúdica’, un proyecto que busca que los estudiantes de preescolar, primero y segundo de primaria, construyan y expresen su dimensión intrapersonal, y a la vez, configuren mejores relaciones con los demás, en especial con sus padres.

Aprendiendo juntos con las lecciones que nos dejan los cuentos

“La etapa inicial del proceso de formación de un niño, deja en ellos una huella indeleble que determinará el resto de su proceso escolar y social. Por eso, esta es la mejor etapa para despertar en ellos herramientas indispensables para su vida académica como el amor por la lectura, y para su óptimo desarrollo social, como lo es una sana relación con sus padres de familia”, explica Mariluz Castrillón, docente de primaria y una de las líderes de este proyecto en el que trabajan todas las maestras de la sede D del Gerardo Paredes.

Bajo los ejes de desarrollo de la oralidad, la lectura y la escritura a partir de los cuentos y el trabajo con las familias, estas docentes han logrado no solo potenciar y mejorar las habilidades comunicativas de sus estudiantes, sino que también, han mejorado la convivencia y la autoestima de sus estudiantes.

“Lograr reunir a los papas y a sus hijos alrededor de la lectura de un cuento, nos ha permitido mostrarles a los adultos la importancia de estar con nuestros hijos, de abrazarlos, de escuchar lo que sienten – comenta la profesora Mariluz -. Por ejemplo, con el cuento de Ramón Preocupón, los papás descubren cosas de sus hijos que desconocían y eso hace que su relación mejore porque los niños se sienten escuchados y los papás entienden su papel protagónico dentro de la formación de su hijo”.

Esta sensación la ha experimentado Margoth Urango que con los muñecos quitapesares entendió la angustia que su hija Yuliza experimenta cuando ella llega tarde a casa.

“Mi hija dijo hoy en la clase que le preocupa que no llegue temprano a la casa para hacer las tareas con ella, y eso me dolió porque así es mi horario de trabajo, pero ahora que sé eso voy tratar de compartir más tiempo con ella porque a veces uno por las angustias diarias se le olvida lo importante que somos para nuestros hijos”, comenta Margoth mientras sale de la mano con su hija que no para de sonreír, pues es la primera vez que su mamá puede salir temprano del trabajo para leer con ella.

Seguir propiciando estos espacios para que el amor por la lectura crezca y se fortalezca de la mano de sólidas y afectuosas relaciones entre padres e hijos, es el objetivo de las profesoras de primera infancia del colegio Gerardo Paredes que, con su trabajo, aportan su granito de arena para hacer de Bogotá una ciudad educadora y apasionada por la lectura.