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Relación con el saber y lenguaje escrito

Experiencia pedagógica con estudiantes de quinto y noveno grado de dos instituciones públicas ubicadas en el departamento del Valle del Cauca, Colombia. 

Octubre 29, 2017

El propósito de esta investigación fue conocer la relación con el saber en sus dimensiones epistémica e identitaria que estudiantes de quinto y noveno grado de educación básica establecen con el lenguaje escrito. Este fue un estudio exploratorio, con una aproximación hermenéutica. Participaron 105 estudiantes de quinto y noveno grado de dos Instituciones Públicas del Departamento de Valle.

Los hallazgos mostraron que la mayoría de los estudiantes presentaron una relación epistémica e identitaria poco consolidada con el lenguaje escrito. En lo epistémico, los estudiantes realizaron pocas evocaciones sobre los aprendizajes intelectuales relacionados con la escritura; y mostraron dificultades en el dominio de la escritura: errores en la puntuación, ortografía, construcción de las frases y estructuración de ideas.

En lo identitario, los estudiantes no realizaron evocaciones que dieran cuenta del sentido y el valor de la escritura para su desarrollo intelectual y personal. Estos resultados evidencian la necesidad de promover situaciones didácticas para la enseñanza y aprendizaje de la escritura centradas en los estudiantes, en sus expectativas y en su red de relaciones con el saber y el aprender.

Introducción El lenguaje escrito es una función psicológica, y es concebido como un instrumento cultural y psicológico (Valery, 2000). Es cultural en la medida que ha sido construido socialmente y se constituye en un medio de interacción y comunicación que permite la preservación, transmisión y transformación de saberes, tradiciones y costumbres propias de un contexto socio-cultural.

Asimismo, la escritura se desarrolla a través de la práctica que deviene de la interacción constante entre un sujeto y su contexto. Desde el punto de vista de Vigotsky (1987), la escritura, es primero una función inter-psicológica, es decir, reside en los otros y está fuera del sujeto; con el tiempo y la interacción entre este y su medio socio-cultural, la escritura se interioriza hasta convertirse en un instrumento psicológico.

Como instrumento psicológico la escritura ayuda, en primer lugar, a complejizar funciones como la percepción, la atención y la memoria al otorgarles un carácter voluntario y consciente, además posibilita la organización y elaboración del pensamiento; y en segundo lugar, la escritura facilita que el sujeto exprese de forma inteligible el sentido subjetivo que él construye. De esta forma, a través del lenguaje escrito, el sujeto expresa y a su vez construye lo que es, lo que sabe, piensa y siente (Luria, 1989).

La escritura se aprende principalmente en la escuela, por esto debe favorecer en los estudiante aprendizajes lingüístico-comunicativos, y el desarrollo de habilidades para escribir textos relacionados con la diversidad de contextos en los cuales los estudiantes pueden participar (Camps, 2003; Pérez, 2003). La escuela también debe enseñar aspectos de coherencia y cohesión para planear y componer las ideas; así como elementos para revisar lo escrito, que hagan de la escritura una práctica reflexiva y consciente.

Por último y no menos importante, las prácticas escolares deben promover que los sujetos puedan anclar los saberes de la escritura con sus experiencias cotidianas (Camps, 1999; Ramos, 2009). La escritura debe ser trabajada en las diferentes áreas del conocimiento, dado que es crucial para la apropiación de los contenidos de cada área (Arias, 2012).

De esta forma, en los estándares básicos de competencias del lenguaje del Ministerio de Educación Nacional en Colombia (MEN) del 2003, se establece que desde el grado primero de educación hasta el grado once del bachillerato se debe enseñar a los niños a leer (competencia-comunicativa-lectora) y a escribir (competencias comunicativa oral y escrita). Esto para que puedan aprender a comunicarse, a expresar sentimientos, a ejercer una ciudadanía responsable y a encontrarle un sentido a la propia existencia y al aprendizaje.

Con el planteamiento de los saberes y habilidades que se deben enseñar y aprender en relación con la escritura, se espera que la escuela logre que los estudiantes cumplan con los estándares que se les imponen, y desarrollen las competencias escriturales necesarias para su desempeño escolar. No obstante, el desarrollo de estas competencias tiene una dificultad importante para los estudiantes, y la escuela parece estar fallando en la forma de abordarlas y favorecer en los estudiantes la apropiación y el dominio de los saberes establecidos para el desarrollo de dichas competencias.

La evidencia de esto la han proporcionado tanto las investigaciones en el aprendizaje de la escritura desde la psicología cognitiva, como los resultados de pruebas estandarizadas internacionales y nacionales, dirigidas a medir la calidad de la educación y el desarrollo de competencias disciplinares en los estudiantes.

A este respecto, se encuentran investigaciones internacionales realizadas en Estados Unidos y España (De La Paz y Graham, 2002; García y Arias, 2006; Harris y Graham, 1999; Hickey, Suchram y Kedem, 2006; Lane et al., 2011; Mason, Harris y Graham, 2002; Pérez, 2001) que han documentado que los estudiantes de primaria y secundaria tienen dificultades en el manejo de estructuras gramaticales y puntuación y en la identificación de estrategias de composición de diferentes tipos de textos (narrativos y expositivos).

Asimismo, se ha identificado una ausencia de estrategias cognitivas y metacognitivas (planificación del texto, monitoreo y control y revisión de la composición). Estos hallazgos han sido corroborados en investigaciones Nacionales llevadas a cabo por el MEN, el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, ICFES, 2003; y por autores como Benítez (2011); Pérez (2003) quienes han encontrado que los estudiantes de educación básica presentan dificultades en la redacción de las ideas, en la concordancia, ortografía y puntuación, lo que obstaculiza la comprensión de lo que escriben. De igual forma, se observa que el vocabulario de los estudiantes es limitado y que su escritura se limita a frases cortas carentes de coherencia y cohesión.

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* Publicado bajo licencia Creative Commons-Reconocimiento-No comercial-4.0 International (CC BY-NC 4.0).

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Publicación cuatrimestral del Instituto de Ciencias de la Educación para la Investigación Interdisciplinaria de la Facultad de Ciencias Humanas, UNLPam, que integra el Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas.
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