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Para garantizar calidad de la educación inicial hay que centrarse en los maestros: Hiro Yoshikawa

Las experiencias y conocimientos en un conversatorio con este experto sobre los factores asociados a las políticas de calidad en la formación de Bogotá.

Noviembre 7, 2016

El experto Hiro Yoshikawa de la Universidad de Nueva York explica en esta entrevista realizada por la Secretaría de Educación de Bogotá, la importancia de brindar una atención integral a niñas y niños desde su gestación, así como los principales desafíos de Bogotá en educación para la primera infancia.

Yoshikawa es profesor de globalización y educación en la Escuela Steinhardt de la Universidad de Nueva York, codirector del grupo de estudio de Desarrollo y Educación infantil de la Organización de las Naciones Unidas y miembro de la junta de programas de Educación Inicial de la Fundación Open Society.

Yoshikawa compartió sus experiencias y conocimientos en un conversatorio sobre los factores asociados a las políticas de calidad en educación inicial durante el Foro Distrital, a propósito de la apuesta interinstitucional de la Bogotá para brindar una atención integral a niñas y niños desde la gestación hasta la adolescencia, la cual iniciará su implementación en Ciudad Bolívar, Bosa, Suba, Los Mártires y Chapinero.

Una charla sobre los principales retos en materia de educación para la primera infancia, uno de los ejes estratégicos de la política educativa de Bogotá.

¿Qué debe contemplar un programa de educación para la primera infancia para ser de calidad?

Lo principal es que se centre en el maestro y en el equipo de personas que tienen a cargo la educación inicial en la escuela. Se necesita trabajar en conjunto para promover un desarrollo integral, que incluye el desarrollo cognitivo, en áreas como lenguaje, alfabetización temprana y aritmética, así como el desarrollo de habilidades socio-emocionales, y destrezas para las artes y los deportes.

Tiene que tener una agenda amplia para la formación de los maestros, que contemple que ellos tengan la posibilidad de visitar las clases de otros colegas, de discutir en grupo sobre su práctica pedagógica y de contar con expertos y mentores que los observen en su salón de clases y les ofrezcan apoyo y retroalimentación. Este es un elemento crítico para alcanzar la alta calidad en la educación inicial.

Usted ha liderado investigaciones sobre el desarrollo de la primera infancia en Estados Unidos y otros países de bajos y medianos ingresos. ¿Qué lecciones puede tomar Bogotá de esas experiencias?

La lección clave es enfocarse en formar habilidades específicas de los maestros para que puedan mejorar su práctica pedagógica en diferentes áreas.

Por ejemplo, hay que preguntarse cómo pueden formarse los docentes para promover habilidades aritméticas y de razonamiento, más allá de enseñar a contar. Desafortunadamente, veo en los programas de educación preescolar alrededor del mundo que la aritmética solo se centra en esto que es una pequeña fracción de lo que los niños pueden aprender. En ese sentido, pienso que debemos ser más ambiciosos acerca de lo que esperamos de los pequeños.

¿Qué conoce y destaca de la experiencia de Bogotá en materia de educación para la primera infancia?

Estoy impresionado por el énfasis que realiza en la calidad de la educación inicial y en la inversión que realiza a largo plazo en este campo. Junto a la política ‘De cero a siempre’ implementada a nivel nacional, la ciudad es líder mundial en la consolidación de un programa de atención integral para la primera infancia.

Además, considero que Bogotá continuará ofreciendo información para mejorar las prácticas de los docentes en toda la ciudad y mejorará la calidad de manera que la promesa de la educación inicial se cumpla ampliamente.

¿Cuáles son los retos de la ciudad para lograr cumplir esta apuesta?

Uno de los principales es asegurarse de que la educación que reciben los niños en los colegios esté integrada al trabajo de las familias y de las demás instituciones que prestan servicios sociales.

En muchos países alrededor del mundo, el apoyo a los niños de 0 a 3 años se centra en salud y nutrición, más no en educación. Luego, cuando tienen 4, se enfoca en la atención educativa, pero se dejan de lado los otros dos aspectos, perdiendo la naturaleza integral que requiere la atención de la infancia.

Sé que Colombia avanza grandes pasos para lograr esta integración, por lo que se requiere realizar seguimiento a la calidad de cada uno de estos y buscar que los maestros interactúen con los profesionales de psicología o nutrición, que trabajen juntos para garantizar el desarrollo integral de niñas y niños.

¿Qué desafíos tiene Bogotá en educación para la primera infancia para convertirse en una Ciudad Educadora?

Lo fundamental es comenzar la atención a la primera infancia desde antes del nacimiento y luego brindar apoyo durante la crianza de los niños. Hay una serie de artículos que recientemente publicó la revista The Lancet, cuyo énfasis es la necesidad de integrar los cuidados de los padres con los programas de salud, nutrición y educación temprana.

En esta dirección, debemos utilizar las diferentes plataformas, incluyendo la protección social en Colombia, que trabaja con las familias más desfavorecidas, para integrar el apoyo que la ciudad puede brindarles a las familias desde la concepción de sus hijos.

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