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En formación de ciudadanía pasamos, pero raspando

Si queremos una sociedad de ciudadanos y no de individuos, es importante abrir un espacio a herramientas pedagógicas innovadoras como el debate.

Enero 31, 2019

El conocer, entender, pero sobre todo poner en práctica conceptos como justicia, igualdad, ciudadanía, democracia o derechos civiles es apenas el paso inicial para que cualquier sociedad haga el tránsito de ser un conjunto de individuos a un grupo de ciudadanos. Entendiendo esto, la constitución de 1991 sentó las bases para que se desarrollaran prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios de la participación ciudadana, en todas las instituciones educativa, función que fue encargada al Ministerio de Educación Nacional (MEN).

En aras de cumplir con este mandato constitucional, el MEN ha venido desarrollando estrategias para fortalecer la formación en competencias ciudadanas como lo son  los Estándares Básicos por Competencias (EBC) y las Mallas de Aprendizaje [1] que pretenden dar una sugerencia a docente para cumplir con los Derechos Básicos de Aprendizaje (DBA). Por otro lado, la medición de los resultados y el progreso de los mismos están a cargo del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (ICFES), proceso que realiza a través de la aplicación de las pruebas Saber.

Al analizar los datos, puede observarse que, durante los últimos años, los estudiantes colombianos no han logrado mejorar significativamente su desempeño en la prueba de ciencias sociales y competencias ciudadanas [2]. Aun cuando es claro que factores como el nivel de ingresos o el tipo de colegio, influyen de manera sustancial en los puntajes obtenidos, cuando analizamos los resultados por subgrupos (Gráfico 1.), podemos ver como este estancamiento se mantiene.

Gráfico 1.

Ante esta situación, la primera pregunta que se debe intentar responder es ¿por qué se presenta este estancamiento?, y si bien podríamos encontrar multiplicidad de respuestas, cada una con un enfoque distinto, en este artículo queremos enfocarnos en las explicaciones de carácter pedagógico.

Analizando los puntajes obtenidos por los estudiantes en la prueba de sociales y ciudadanas, los resultados son, cuando mucho, aceptables; haciendo las conversiones respectivas, el estudiante promedio en Colombia sacaría una nota de 3.4 sobre 5, un estudiante típico de un colegio privado obtendría una calificación de 3.6, mientras que uno de colegio público resultaría teniendo 3.2. En este orden ideas, podríamos decir que ese ciudadano que conoce su entorno, tiene presentes sus derechos y manifiesta un interés por reflexionar sobre problemáticas sociales e intentar resolverlas pareciera ser la excepción y no la regla entre los jóvenes que el sistema educativo está entregando a la sociedad.

El debate podría contribuir significativamente a mitigar este problema, y por esto, vale la pena definirlo como herramienta pedagógica. Normalmente el debate se entiende como una discusión entre varias personas sobre algún tema, y donde generalmente no logran ponerse de acuerdo, pues cada participante se aferra a sus posturas iniciales; sin embargo, como práctica pedagógica el “debate educativo” es una herramienta en la que a cada participante se le asigna un tema y una postura, de acuerdo a estas, el debatiente debe buscar los mejores argumentos posibles para defender su posición.

Esta visión de debate no sólo resuelve el problema de defender las posturas personales de forma acérrima, pues podría tener que defender una posición contraria a la propia, sino que fomenta la investigación y la reflexión sobre una gran cantidad de temas que de otra forma no analizarían, del mismo modo, los participantes desarrollan habilidades comunicativas y de escucha activa, todo lo anterior desarrollado bajo el pretexto de ganar un “juego”. Así las cosas, debate puede generar mejores ciudadanos al menos en los términos de los cuatro indicadores de las competencias ciudadanas que miden las pruebas Saber: el conocimiento, evaluación de argumentos, el multiperspectivismo y el pensamiento sistémico.

El componente de conocimientos de la prueba Saber evalúa el nivel de conocimiento que tienen los estudiantes respecto a los fundamentos del Estado; su organización, funciones y alcances; los derechos y deberes que provee y; los fundamentos en que recae la participación ciudadana. A pesar de que los colegios incluyan en su programa académico la enseñanza de estos temas, los resultados parecieran indicar que, o bien los estudiantes no encuentran útil conocer estos temas o la manera en la que se están enseñando, no está siendo efectiva. En este sentido debate generar un incentivo para que los estudiantes quieran saber sobre estos temas y muchos más.

Examinemos este ejemplo. Uno de los temas más comunes de debate es cuestionar si las parejas homoparentales deberían tener el derecho a adoptar un hijo. Independiente de qué postura personal tenga el estudiante, para preparar el debate deberá investigar, por ejemplo, qué es un derecho y bajo qué condiciones adquiere o se reclama. Yendo más allá, y con el ánimo de enriquecer su argumento, un estudiante podría investigar sobre el impacto en la población huérfana que tendría esta medida o las diferencias socioemocionales que se dan entre los diversos tipos de familia existentes.

Es poco probable que ese interés de investigar se hubiese dado en el marco de una presentación magistral. De ahí que debate funcione como la perfecta excusa para fomentar una curiosidad transversal y multidisciplinar por el aprendizaje.

Es claro que lo anterior no es suficiente pues el estudiante podría limitarse a aprenderse los titulares de un artículo que encuentre en internet, pasando por alto la profundidad del mismo o si se trata de una fuente fidedigna. Debate como herramienta pedagógica no se reduce a dialogar con datos y estadísticas, pues la base fundamental del debate son los argumentos, por lo que aprender a identificarlos, construirlos, y criticarlos es una habilidad que se desarrolla conforme se practica. Vemos pues cómo los estudiantes están trabajando otra de las habilidades evaluadas por la prueba Saber, la evaluación de argumentos y con el tiempo, el estudiante aprenderá a analizar la pertinencia y la solidez de los discursos que se le presentan tanto en su vida cotidiana, como en el contexto de la vida pública y política del país.

Más importante aún es cuando el estudiante aprende a analizar las temáticas de los debates desde una perspectiva amplia, diversa y holística, es decir, cuando desarrolla el multiperspectivismo y pensamiento sistémico que también evalúa la prueba Saber. Encontrar los mejores argumentos posibles para una postura en debate necesita sumergirse a profundidad en la visión de los actores involucrados y luego contrastarlos para sopesar la importancia de un interés sobre otro, lo anterior hace más probable que se desarrolle la capacidad de encontrar puntos en común y por lo tanto plantear soluciones a las problemáticas.

En este punto bien podría decirse que los incentivos competitivos presentes en el debate podrían favorecer la ruptura de consensos, la exacerbación de las diferencias y conflictos, para aferrarse a una postura en detrimento del diálogo constructivo y colaborativo. Aunque el escepticismo parezca justificado, el debate como herramienta pedagógica reposa sobre el concepto de tolerancia crítica, que evita que los ejercicios se hagan siempre defendiendo posturas personales. Lo anterior significa que ocasionalmente los participantes tendrán que defender posturas diametralmente opuestas a sus creencias, investigando sobre estas para encontrar los mejores argumentos posibles. De ahí que los participantes comiencen a ver a sus contrapartes como participantes con posturas válidas y justificadas, evitando la ridiculización, el rechazo directo y la excesiva simplificación de las posturas opuestas.

En conclusión, si queremos una sociedad de ciudadanos y no de individuos, es importante abrir un espacio a herramientas pedagógicas innovadoras como el debate, esta estrategia es simple, entretenida y de fácil acceso independiente de la condición socioeconómica de los colegios. Por ejemplo, durante los años 2016 y 2017, el MEN llevó a cabo la iniciativa GENeración PAZcífica, en la que estudiantes de diversos colegios públicos de todo el país asistían a campamentos regionales y nacionales donde recibían formación en debate y liderazgo; cuando los participantes regresaron a sus comunidades habían adquirido competencias para liderar iniciativas locales para la promoción y defensa de sus derechos y los de su comunidad.

Una democracia fuerte requiere ciudadanos que ejerzan y demanden sus derechos y deberes, participen activamente en la comunidad a la que pertenecen y promuevan valores democráticos. Debate como herramienta pedagógica, tanto en su formato competitivo como social, promueve el pensamiento crítico en situaciones democráticamente relevantes como la evaluación de propuestas de candidatos, los procesos de rendición de cuentas de gobernantes o la resolución pacífica de conflictos.

 


[1] Que trabajan de manera transversal en las diferentes áreas el componente de competencias ciudadanas.


[2] Tendencia que se repite en las

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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