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Una educación sitiada

Es urgente e ingente rescatar la educación y la escuela, sacarla del sitio y del ostracismo en que se encuentra, para construir una nueva. 

Agosto 24, 2018

No podemos los maestros abstraernos ni dejar de escribir y referirnos a la situación caótica que vive la educación del Distrito, casi comparable con la de nuestros hermanos del Chocó, la cual se encuentra en la mayor crisis de nuestra historia reciente.

El informe de Cartagena Cómo vamos, sumado a las denuncias y preocupaciones permanentes de los sindicatos de maestros y directivos docentes, nos muestran un panorama desolador en el sector: Altos índices de deserción escolar, decrecimiento significativo de la matricula oficial, infraestructura deteriorada, escuelas y colegios sin dotación, ausencia de programas de cualificación de docentes, niveles bajos en las pruebas del ICFES, sumado todo esto, a la falta del Programa de Alimentación Escolar (PAE) y a la intromisión de las drogas en las Instituciones Educativas, lo cual constituye un verdadero sitio a la educación, con las consiguientes consecuencias que de ello se derivan.

Una escuela sin norte que dejó de ser atractiva para los jóvenes y padres de familia, en cuanto a que perdió su razón de ser y su naturaleza como un lugar para encontrarse desde la apropiación del conocimiento, la sana convivencia, el discernimiento fértil y lo mas importante, como un lugar y un espacio para construir proyectos de vida que posibiliten el mejoramiento de las condiciones de vida y la movilidad social.

Tal situación, cuya responsabilidad fundamental es del gobierno distrital, encuentra su explicación en el desgreño administrativo y la verdad a puños, en el sentido de que la educación no es, ni ha sido un elemento prioritario en su agenda y en su política pública, sumado a un aliado histórico, casi congénito, como es la crisis de la familia, caracterizada por el creciente número de hogares disfuncionales, complementada por un fenómeno que se originó hace más de tres (3) lustros denominado “La desaparición de la Infancia” al que yo añado y de la adolescencia, que tiene que ver, como con el surgimiento de la tecnología, los chicos no viven esas etapas, sino que literalmente pasan a la adultez, mirando tales elementos tecnológicos, “No por la perversidad de los contenidos o porque no eduquen suficiente, sino porque educan demasiado, con fuerza irresistible, envolviendo a los niños y adolescentes en cuanto disipan las nieblas cautelares propias de su edad”, mancillando su dinámica social y emocional

Es urgente e ingente rescatar la educación y la escuela, sacarla del sitio y del ostracismo en que se encuentra, para construir una nueva, multicolor en términos de posibilidades, que presuponga un mejor futuro y los niños puedan leerse los libros que no pudieron leerse sus padres y pintar los cuadros que había imaginado su conciencia fértil y el estrangulado y signado campo de su visión contextual, marchitado hay veces o casi siempre, por la absurda discriminación de su origen.

Una educación del siglo XXI Sí, pero no así.

 

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Rector de la Institución Educativa Soledad Acosta de Samper.
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María Del Rosario Cubides Reyes
Gran Maestra Premio Compartir 2006
Desarrollé una fórmula química que permitió a los alumnos combinar los elementos claves para fundir la ciencia con su vida cotidiana sin confundir los enlaces para su futuro.