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Por el derecho a jugar en colegios y universidades

El juego forma hábitos saludables, desarrolla destrezas para el cuidado del medio ambiente e, incluso, contribuye a lograr sociedades tolerantes y pacíficas.

Abril 3, 2018

En octubre de 2016, expertos en educación de Brasil, Chile, España y Bélgica estuvieron de visita en el país, invitados por la Corporación Juego y Niñez, para compartir sus experiencias con maestros, ludotecarios, madres comunitarias, agentes educativos, padres de familia y funcionarios del Sistema de Bienestar Familiar sobre el papel del juego en la educación y, específicamente, en la construcción de una cultura de paz.

Durante el VI Encuentro Internacional de Juego, Educación y Ludotecas reafirmaron que en la educación la acción de jugar es un asunto prioritario para el desarrollo integral de niños y adultos y, en ese sentido, se requiere que no solo esté presente en las aulas y en los sitios donde acuden menores de 6 años, sino que también debe estar en colegios y universidades e incluso en oficinas.

Este año celebraremos nuestra VII versión de este encuentro, los expertos invitados seguirán profundizando sobre las claves y evidencias del juego en la educación y la contribución al desarrollo.

En este mes que celebramos el Día de la Niñez y con ello el país se da la posibilidad de hablar de temas que son de importancia para niñas y niños (algo que debería ser siempre), vale la pena mencionar cómo Colombia ha avanzado en la comprensión del juego como un derecho fundamental de niñas y niños de primera infancia - tanto que lo dejó como uno de los pilares en la Ley de Cero a Siempre-, pero aún está muy lejos de incluirlo en edad escolar y universitaria.

Se requiere entender que posibilita la expresión, la socialización y la enseñanza de conocimientos diversos. En países como Brasil y Bélgica es tal el compromiso con en este tema que las instituciones educativas ofrecen programas de especialización y maestría en juego. En ellos docentes adquieren herramientas para jugar con sus estudiantes de primaria, secundaria y educación superior. Obtienen otras herramientas para una nueva manera de hacer pedagogía.

No solo en calles y casas, sino en los salones y patios de colegios y universidades debe estar el juego como una propuesta pedagógica que permita aprovechar el inmenso potencial que este tiene en el desarrollo del ser humano. Jugar no es solo manipular un juguete, es darse la posibilidad de vivir un momento placentero, desprevenido, sin competencia, en el que se puede conversar, comunicarse con otros para llegar acuerdos, aceptar triunfos y derrotas, manejar emociones. Jugar permite escuchar y reconocer al otro. Por eso el juego no es banal, es un lenguaje de relaciones de convivencia que pone a los jugadores en un plano de igualdad donde se acaba la discriminación y se favorece el amor y el respeto, valores que hoy, como nunca, resultan necesarios para el país que queremos construir.

Si queremos una Colombia en la que predomine la cultura de paz, reconciliación y convivencia tenemos que empezar por garantizar los derechos humanos para todos, algo que se logra en gran medida fortaleciendo las familias para que ejerzan y promuevan la tolerancia, el amor y el respeto.

Para que sean las primeras garantes de esos derechos. Los niños no pueden ni deben seguir en hogares que los maltratan, como sucede actualmente. Según nuestro informe La Niñez no da espera, una mirada a su situación desde la sociedad civil, documento que construimos más de 100 organizaciones comprometidas con la niñez para incidir en el próximo Plan Nacional de Desarrollo, entre 2014 y 2015 se duplicaron los casos de negligencia y abandono infantil al pasar de 7.719 niñas y niños en 2014 en esa situación a 15.454 niñas y niñas en 2016 (Instituto Nacional de Salud, 2016).

Solo lograremos un cambio en la sociedad cuando logremos transformaciones internas en cada uno de nosotros. Cuando podamos aprender de una manera lúdica, sin violencia, los valores que cimientan una sociedad. Cuando nos relacionemos de manera diferente.

La principal actividad de cada niño es ser un soñador, constructor, diseñador de juegos porque le desarrolla al máximo su creatividad. Desafortunadamente, esa capacidad se va perdiendo por las limitaciones de tiempo y espacio que se tienen para jugar a medida que el ser humano avanza en el sistema educativo. No es bien “visto jugar en clase”, pero lo es menos una sociedad que no sabe convivir porque no pudo jugar.

 

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Directora Ejecutiva de la Corporación Juego y Niñez
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Laura María Pineda
Gran Maestra Premio Compartir 1999
Dar alas a las palabras para que se desplieguen por la oración y vuelen a través de los textos para que los estudiantes comprendan la libertad del lenguaje.