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Un homenaje a Luis Miguel Bermúdez

Un reconocimiento al educador colombiano que quedó entre los mejores 10 maestros del mundo.

Mayo 28, 2018

En el trabajo del profesor Luis Miguel Bermúdez, y en general de la experiencia que ha vivido en estos últimos años el colegio Gerardo Paredes, hay varios elementos que se destacan, pero queríamos resaltar particularmente cuatro elementos: 1. el énfasis en lo institucional, 2. el énfasis en la investigación, 3. la pertinencia de la propuesta y 4. la visibilidad de la misma.

Con respecto a lo institucional, el éxito de esta propuesta de educación sexual resultó gracias al apoyo de varios integrantes de la comunidad académica del colegio Gerardo Paredes y del juego permanente con las reglas de los estamentos escolares.

El profesor Bermúdez dice que generalmente cuando lo consultan los expertos lo hacen buscando un currículo. Es decir, probablemente, buscando los contenidos y actividades que se están realizando en el aula, con el fin de replicarlos en otros lados. Sin embargo, como lo muestra la misma experiencia, no es tan simple tratar de injertar en otros lados lo que ha funcionado en una escuela, ya que implementar un currículo responde a complejidades del entorno y dinámicas institucionales que no siempre son iguales.

Con respecto al segundo punto, también es interesante el énfasis en la investigación en el aula que hay en  la experiencia: encontramos elementos como el trabajo de realizar un estado del arte para no descubrir el agua tibia; la recolección de información diagnóstica, para tomar decisiones basándose en evidencias; y también el esfuerzo de documentar y sistematizar juiciosamente lo que se ha realizado.
El tercer punto que queremos destacar, es la pertinencia misma de la propuesta. Difícil un tema más importante que la inequidad de género y la maternidad temprana en un país donde 12,3 millones de mujeres son madres cabeza de familia (es decir, más de la mitad de mujeres que viven en Colombia). Uno de los objetivos de la educación es ayudar a crear el mundo que queremos ver y para Latinoamérica no hay tema más urgente que la equidad de género.

No es casualidad que una de las novelas fundacionales de nuestra literatura sea Pedro Páramo, que trata sobre un hombre que va a buscar a su padre para reclamarle el abandono. De un “hijo de la chingada”, diría Octavio Paz, es decir, de un fruto “de la violación, del rapto o de la burla”. Si uno de los objetivos de la educación es contribuir a la equidad, o como dicen popularmente ayudar a nivelar la cancha, es indudable que la cancha está desnivelada en perjuicio de las mujeres a nivel laboral y a nivel de derechos.

Finalmente, un último aspecto que ha hecho interesante a esta experiencia ha sido su visibilidad. En diciembre del año pasado, nos enteramos que tres profesores colombianos quedaron nominados entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize y en febrero supimos que el profesor Luis Miguel viajaba a Dubai porque había quedado entre los 10 finalistas.

Entonces apareció la prensa, y llegaron las entrevistas, y, al profesor lo llamó el presidente para felicitarlo y el alcalde lo buscó para entregarle una condecoración. Y entonces, por unos días, muchos de nosotros nos llenamos de orgullo y estuvimos pendientes del profesor Bermúdez, y averiguamos quiénes eran los otros profesores con los que “competía” y nos convencimos de que tenía grandes posibilidades de ganar.

Por unos días, muchos colombianos le estuvimos haciendo fuerza a un profesor, y fue algo muy emotivo que me hizo a recordar lo que ha vuelto a pasar con el ciclismo en los últimos años. Deportistas como Lucho Herrera y ahora Nairo Quintana y Rigoberto Urán nos han convencido de que somos una tierra de ciclistas, de escaladores, de escarabajos. Ahora es común ver a muchos colombianos subiéndose a una bicicleta, así sea el fin de semana pedaleando hasta el alto de Los Patios.

Estos personajes, que convertimos en héroes, lograron que creáramos todo un imaginario sobre nuestro país, una narrativa sobre el ciclismo, que se fundamenta en buena parte en nuestras dificultades. Y hablamos de lo escarpado de nuestras montañas, de la gente que se alimenta con agua de panela, de campesinos trepando cuesta arriba en bicicletas destartaladas. Y pensaba, con lo de Luis Miguel, que no sería descabellado que en Colombia se creara un imaginario de que somos una tierra de docentes, y precisamente como consecuencia de las dificultades que nos agobian y nos hacen difícil enseñar.
El punto es que la visibilización de la docencia a través de la divulgación de este tipo de historias es importante. Y por eso mismo, son importantes las instancias de reconocimiento como los premios. Como decía en un encuentro del IDEP Salomón Rodríguez, otro excelente docente: “muchas veces innovamos, pero lo hacemos a escondidas, como con vergüenza”. 

¡Por eso, quiero invitarlos a apreciar el esfuerzo de nuestro trabajo y a compartirlo con otros! 

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*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Asesor de la dirección general en el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico, IDEP.
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María Del Rosario Cubides Reyes
Gran Maestra Premio Compartir 2006
Desarrollé una fórmula química que permitió a los alumnos combinar los elementos claves para fundir la ciencia con su vida cotidiana sin confundir los enlaces para su futuro.