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La escuela de verano a la que los niños realmente quieren ir
Es una realidad en cualquier país que un niño o una niña que crece bajo condiciones marginales o socialmente negativas tiende a estar por debajo de los estándares de educación. Son jóvenes con alta inasistencia, bajo interés en la educación superior y por supuesto, una amplia gama de problemas psicológicos de los cuales muy pocas veces se dan a conocer.
Reducir la brecha que hay entre niños ricos y niños pobres, colegios públicos y colegios privados, alumnos blancos y alumnos negros es muy difícil cuando no se tiene el mismo nivel de atención, de recursos, de instituciones y en general, las mismas condiciones. No hay empatía y de esta forma no hay una verdadera conciencia de lo que se debe o no hacer.
Karim Abouelnaga cuenta desde su experiencia cómo es posible cambiar la educación pública. Con un enfoque en las escuelas o curso de verano, él intenta cambiar el paradigma que plantea esta educación como forma de castigo para los estudiantes y de más trabajo para los profesores.
Se puede hacer una reforma, una de profesores con más estrategias de enseñanza, con universitarios siendo tutores, buenos estudiantes siendo mentores y alumnos en general que quieran a la universidad como una meta y no como una opción.
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