Vive una educación transformadora con el programa de mentoría de CLAP

En febrero de 2018 enfrenté el viaje de mi vida. La oportunidad de vivir sola por primera vez y la incertidumbre de ser profesora a casi 1,500km lejos de mi hogar fueron claves para aquella experiencia. ¿Incertidumbre? Sí, así es, porque he estudiado en la universidad para ser comunicadora social. Pero, en el proceso descubrí que la docencia también es mi vocación y que me faltaba un camino de aprendizaje muy largo por recorrer.

Cómo me enamoré de la educación

Luego que aquella vivencia, entendí que ser profe fue una de las experiencias más conmovedoras que me tocó vivir. El hecho de enseñar y de aprender en una zona en la que la pobreza era más despiadada que el frío, significaba más que preparar clases, más que dictarlas, más que aplicar métodos y transmitir conocimientos.

Ser profe, para quien lo ha sido, es adentrarse en la vida del alumno, es tratar de entender desde su historia el porqué de cada actitud, de cada acción, de cada sonrisa y de cada imprudencia. Ser profe es entender que la teoría no basta, que los conocimientos se adormecen en medio del frío, y no solo el que siente el cuerpo, sino (y sobretodo) el corazón.

Mis estudiantes me enseñaron esto:

El principio rector de la enseñanza no es transmitir el conocimiento, es entender desde el corazón las necesidades del otro, sus aspiraciones y limitaciones para ayudarle a encontrar su camino.

A raíz de aquel aprendizaje, la docencia dejó en mí la visión de una educación entendida desde un componente transformador, más allá del conocimiento, sin dejarlo de lado, por supuesto. Bajo esta visión, el aprendizaje vela por el desarrollo de la persona, por el descubrir de su potencial y por su compromiso con lo colectivo.

Y así descubrí nuevos espacios de educación transformadora.

Para mi sorpresa, este entendimiento está tomando relevancia a medida que el tiempo pasa, sobretodo en la educación básica regular. Sin embargo, no todos hemos tenido la oportunidad de disfrutarlo y actualmente, con la educación virtual, se tiene el enfoque o en el desarrollo de competencias duras o en el de habilidades blandas.

En muy pocos espacios se apuesta por ambas, aunque en muchas ocasiones una necesita de la otra.

Es así que descubro a CLAP, una institución que comparte la visión de una educación transformadora, una educación con un componente teórico, pero también un componente práctico, que se conforma por un programa de mentoría y desarrollo personal.

Esta apuesta supone un espacio formativo con el acompañamiento de un mentor o mentora. Ellos se encargan de ser el facilitador del alumno, de acompañarlo en el proceso de autoconocimiento, autovaloración y puesta en práctica de las potencialidades de liderazgo para el trabajo práctico.

¿Por qué es importante apostar por este tipo de educación?

Y te estarás preguntando: ¿por qué debería importarme recibir una educación con esta visión dual? Imagina un estudiante que reconoce sus emociones, que conoce sus potencialidades y aspectos de mejora, que valora sus progresos al mismo tiempo que planifica nuevos, que tiene el conocimiento técnico y sabe cómo aplicarlo. Ese es un estudiante preparado o preparada para la vida; no solo la profesional, sino también la personal y colectiva.

Así, se convierte en un estudiante capaz de resolver problemas complejos en su entorno y que valora los recursos que tiene a su disposición. Es por ello que CLAP propone el programa de mentoría y desarrollo personal como complemento al aprendizaje de los programas especializados. Porque este supone una alternativa transformadora para quien asume el reto de vivirla.

Si a ti te interesa este tipo de educación, deberías sumarte a la cohorte de los programas especializados de CLAP que está por iniciar. Además de mejorar tus competencias en cualquiera de los programas especializados que elijas, recibirás acompañamiento de un mentor o mentora. Con su guía y apoyo, desarrollarás una consultoría en una empresa aliada de CLAP y crearás tu propio plan de desarrollo personal.

Asimismo, potenciarás competencias como autonomía para el aprendizaje, gestión de ti mismo, habilidades blandas y comprensión del entorno social. Todo esto, con un modelo de mentoría basado en la teoría de inteligencia emocional del reconocido psicólogo Daniel Goleman.

Esta es una oportunidad para los jóvenes de Latinoamérica y para todo aquel que desea ser el cambio que quiere ver en el mundo. ¿Te la vas a perder?