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Las TIC en educación: Superando las presentaciones y videos en el aula

Manuel Fernando González explica cómo interpelar el uso de aplicativos y software educativo. 

Junio 10, 2022

El siglo pasado fue testigo de una maravillosa conferencia liderada por Juan Carlos Tedesco (1998), en la cual mencionaba las características asociadas a un fenómeno concreto, la forma en que la sociedad postindistrual como la denominaba Touraine, adaptaba e interpelaba nuevas maneras de relacionar la educación a la creciente sociedad del conocimiento que se construía desde una nueva realidad, en la cual el saber no era eminentemente físico y su acceso no se disponía desde la consulta de extensas fuentes escritas, es decir, surgía lo que actualmente conocemos como la sociedad de la información. 

Es pertinente traer a colación esta aparente distante crónica, pues con la culminación del segundo milenio y el lógico advenimiento del siglo XXI, una serie de dinámicas tecnológicas e informáticas atemorizaban a los ciudadanos del mundo, debido a la pérdida de información, daños y accidentes de aeronaves, al igual que vehículos y demás manifestaciones apocalípticas propias de lo que se denominó el efecto 2000.

En esa misma línea temática, vale la pena evocar el relato de Yesid Reyes Alvarado (2022), quien evoca el gran reto que se asoció a la implementación de los computadores en los juzgados de Colombia, pues en la década de 1980 empezaron a suponer que su utilización de estos equipos no implicaría el remplazo de funcionarios, por esto el presidente de la Corte Suprema de la época, debió salir a desmentir tales afirmaciones, evidenciando la copiosa necesidad de todos los funcionarios de emplear estos equipos en procesos legales que se surtían en sus despachos. Sin duda, en la contemporaneidad es apenas normal surtir oficios, radicar quejas u otros documentos que ya no se encuentran redactados en máquina o a mano, sino que en cambio se apela al computador como medio desde el cual se inicia el proceso, e incluso, asociado a la virtualización de procesos que deparó el aislamiento de la pandemia ahora permite la administración de justicia desde la conexión remota mediante estos dispositivos. 

Esta crónica, emerge como una metáfora que da cuenta de los desafíos, así como alguna reticencia, que interpela la adopción de nuevas tecnologías, dinámicas y técnicas que modifican los hábitos cotidianos, al igual que las formas en que se comunican los societarios, valdría la pena reflexionar sobre como hace apenas 20 años comunicarse en tiempo real mediante mensajería instantánea en dispositivos móviles como teléfonos parecía una realidad restringida e incluso utópica, para asumir como normalizada esta práctica en nuestra vida cotidiana.  

La escuela como una contenedora de relaciones sociales, además de formadora de los nuevos societarios, estima unos grandes desafíos en la adopción y utilización de dispositivos, recursos e insumos técnicos y tecnológicos, senderos en los cuales se han dado inmensos pasos y progresos, demarcado nuevas relaciones entre el cuerpo docente y procesos administrativos, bastaría con citar que en el ápice del siglo pasado los boletines eran testigos escritos de las memorias, apuestas y trabajo escrito de los docentes, para recordar la pertinencia de los software de notas y la valiosa adopción del boletín impreso como informe de cada bimestre. 

Por ello, se estima conveniente mencionar que aunque las TIC en educación han emergido como una amplia categoría que no solo estima su participación en producción académica, que también han gestado la posibilidad de relacionar programas educativos a nivel de posgrado que estiman como centro de estudio una profundización, actualización o explicación de saberes que componen la interacción con dispositivos, herramientas tecnológicas, al igual que saberes en cuanto a la manipulación y uso de software. 

De hecho, cobra especial relevancia mencionar que apelar a una apuesta de uso de tecnologías de la información y comunicación en un escenario educativo, es concerniente integrarlas de manera efectiva en el accionar o diseño de las sesiones, adhiriendo la propuesta de integración en un despliegue formativo, es decir, apelar a un recurso TIC interpela una disposición más allá de disponer de una proyección o enunciación mediante una presentación, sino que es crucial fomentar herramientas que desde una concepción activa hagan posible la constante participación de los estudiantes y demás participantes que se adhieran a una ruta formativa. 

En este sentido, se estima conveniente sumar las características y disposiciones que se desdoblan de una realidad contenida desde la categoría de aprendizaje híbrido, la cual como lo dispone Fredin (2017) recupera elementos exitosos de las aplicaciones y sesiones que se efectuaban de manera remota, con las apuestas más acertadas que desde la presencialidad han emergido para desarrollar ese proceso, en conjunto, es crucial ampliar la inserción de recursos tecnológicos al aula de clases, superando una enunciación en presentación o la adopción de videos como insumo esencial para el desarrollo de una sesión de clases. 

De esta manera, se hace crucial ampliar el esquema de análisis que ha imperado en el mundo,  transgrediendo la comprensión tradicional que promueve que el regreso a las aulas, o presencialidad absoluta en el proceso educativo, estima trascender las prácticas tradicionales, comprendiendo que aunque el aislamiento deparado del COVID 19, configuró un reto inmenso para los docentes, ese mismo reto permitió desarrollar una gran apuesta de resignificar prácticas educativas, apelando a herramientas, aplicativos, software e incluso juegos que imbricaban una gran transformación educativa. 

Por todo esto, el aprendizaje deparado de la pandemia, es crucial aportar por resignificar las prácticas educativas, para ello se estima como un punto de partida volver sobre las herramientas, recursos y apuestas que en el marco del aislamiento empleaban los docentes para el desarrollo de sus sesiones, de esta manera las clases y encuentros dejan de ser un preludio a las apuestas o concepciones tradicionales para incrementarse y volver a ser un proceso híbrido que recupera lo mejor del trabajo presencial con las herramientas que potencian estos encuentros. 

En definitiva, estos procesos de robustecimiento de la praxis docente contribuyen a crear en la escuela experiencias educativas, que transgreden las cotidianas sesiones de clase y promulgan un proceso activo de construcción del conocimiento. 

Referencias

Fredin, E. (2017, 13 de octubre). Aprendizaje híbrido: ¿el futuro de la educación superior? Instituto para el futuro de la educación. Tecnológico de Monterrey. observatorio.tec.mx/edu-news/2017/10/13/aprendizaje-hibrido-el-futuro-de-la-educacion-superior  observatorio.tec.mx/edu-news/2017/10/13/aprendizaje-hibrido-el-futuro-de-la-educacion-superior 

Reyes, Y. (2022, 31 de mayo). Virtualidad y justicia. El Espectador. www.elespectador.com/opinion/columnistas/yesid-reyes-alvarado/virtualidad-y-justicia/ 

Tedezco, J. (1998) Educación y sociedad del conocimiento y de la información. Revista Colombiana de Educación, 36-37. evistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/5876/4860 

 


Imagen freepik.es

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Licenciado en Ciencias Sociales y Magíster en Educación, Docente.
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Rubén Darío Cárdenas
Gran Rector Premio Compartir 2016
Concibo al maestro como la encarnación del modelo de ser humano de una sociedad mejor. Él encarna todos los valores que quisiera ver reflejados en una mejor sociedad.